Y era 25 de agosto, aunque no lo pareciera. No corren los mejores tiempos para la Plaza de Toros de Almagro. Con una corrida muy correctamente presentada enseñada en el recuperado desencajomiento un día antes, y un cartel de cierto interés, el aspecto de los tendidos fue verdaderamente desolador. Son muchos los motivos que nos han llevado a esta situación, y que convendría analizar concienzudamente a los responsables. Pero así es. En torno a un millar de aficionados vieron la corrida en su asiento de piedra o de cemento, según el caso, aunque suponemos que muchos más lo harían a través de las cámaras de CMMedia desde el sofá.

David Mora, que reaparecía en Almagro tras su cornada en Socuéllamos, y Antonio Nazaré, nuevo en esta plaza, abandonaron el ‘Coso de la Cuerda’ a hombros tras cortar ambos una oreja a cada uno de sus toros del Marqués de Quintanar, un encierro de bonitas hechuras, en el tipo de la casa (vacas origen Núñez y sementales origen Domecq vía Marqués de Domecq), pero ayuna de casta, de fondo. Una pena, porque apuntaban a otra cosa. Y una pena también que Finito únicamente pudiera saludar una ovación tras pasaportar a su segundo enemigo.

Mora demostró estar recuperado nada más abrirse de capa a la verónica en su primero, regalando un manojo de verónicas saliéndose al tercio, al que llevó al caballo por chicuelinas al paso. Salió en estampida nada más sentir la puya pero al relance del capote de Otero volvió a la jurisdicción de Israel de Pedro, que le dio lo suyo. En banderillas hizo albergar esperanzas el toro, pero como el resto de sus hermanos, se vino a menos en el último tercio. Intentó ligar Mora los muletazos sin terminar de ajustarse, probando por ambos pitones. Especialmente buenos los remates de las tandas con los de pecho, firma de la casa. No quedó más remedio que dejar muletazos sueltos para terminar de estocada caída. Oreja. En el precioso quinto volvió a abrirse de capa con gusto. Se desmonteró, con absoluta justicia, Ángel Otero en banderillas. Y tras un bonito brindis a una joven aficionada, el matador quiso ponérsela muy plana para ligar por el derecho. Estuvo bien después al natural pero al tocar las telas el toro pegaba un cabezazo que desbarataba el conjunto. Acortó distancias para calentar la tarde, que apuntaba a plomiza, y una estocada arriba, un pelín delantera, le sirvió para cortar la que le abría la puerta grande.

El sevillano Nazaré lidió en primer lugar un colorado algo más terciado que sus hermanos al que había que llegarle mucho. Le costó un mundo tirar para delante al toro por ambos pitones. Se puso por los dos, queriendo armar una obra que terminó sin una estructura definida, tirando finalmente de valor para meterse entre los pitones buscando el triunfo por esa vía. Y le funcionó. Estocada arriba y oreja. En el sexto, otro toro magníficamente presentado y probablemente el que mejor quiso coger los avíos, hizo de enfermero en los primeros compases de muleta por el derecho. A poco que lo tocaba, el toro se abría. A poco que le bajaba la mano, ahí se quedaba. Por el izquierdo tuvo menos viaje, volviendo al efectismo echándose de hinojos para calentar aquello. Curiosamente, fue después del efectismo cuando cuajó la mejor serie de la tarde por el derecho, ahora sí, bajándole la mano. Unas luquesinas fueron el broche a su labor, cerrada de media en buen sitio. Oreja y puerta grande.

Finito, torero muy querido en esta plaza, escritor de algunas de las páginas doradas de la plaza más asolerada de la provincia, tuvo pocas opciones en el primero de la tarde, en el que dibujó, eso sí, un par de verónicas y tres muletazos con el de pecho con el sello “Fino”. Estocada atravesada y leves palmas a su labor. En el cuarto, un toro con mucho cuello y con hechuras de embestir, se gustó de capa a la verónica, con una media preciosa, delicada. Se le veía a gusto. Comentaba entre barreras recuerdos de esta plaza, de otras tardes. Susurraba piropos a la Banda de Música. Le pedía al toro que tirara ‘pa lante’, pero no. No fue una faena maciza, rotunda, aunque eso sí, dejó algún pasaje bellísimo, con gusto, con la torería de la que hace gala en la plaza el bueno de Juan Serrano. De no haber pinchado habría tocado pelo. Recibió el cariño del público, su público, saludando desde el tercio.

 

Plaza de toros de Almagro. 

Se lidiaron toros del Marqués de Quintanar, muy bonitos de hechuras en general, y con poco fondo de casta en todos los casos. Apuntar que no acusaron el desencajonamiento del día anterior en cuanto a querencias se refiere. Se desmonteró Ángel Otero tras banderillear al quinto de la tarde. En torno a un millar de espectadores.

Finito de Córdoba. Estocada entera (palmas); Pinchazo y pinchazo hondo (saludos desde el tercio).

David Mora. Estocada caída (oreja); Estocada (oreja).

Antonio Nazaré. Estocada (oreja); Media estocada arriba (oreja).

Crónica: Álvaro Ramos

Galería fotográfica: © Manuel del Moral