Mala pinta tenía el cielo de Almodóvar del Campo momentos antes de iniciarse la segunda corrida programada, en sus ferias y fiestas 2.014. El chaparrón previo al festejo y las modificaciones que sufrió el cartel, hacían presagiar la devolución de entradas, que al final pareció aguantar y mantenerse en la tónica del día anterior con una entrada bastante discreta, en torno al tercio del aforo.

En el cartel, dos sustituciones; la del mejicano Joselito Adame herido el día anterior en Logroño y la de la ganadería anunciada de Pereda, remendada por otra de Cayetano Muñoz, mal presentada, con pitones muy defectuosos y sospechosos, desigual, y toros muy terciados y anovillados de cara. No sabemos los motivos de tal sustitución, pero si la presencia y el trapío han sido los defectos que tenía la de Pereda, “tela marinera”.

Con el reloj de la plaza retrasado unos minutos para la picardía de la “puntualidad”, a las 18:20 saltaba el primero de la tarde para un Juan José Padilla, que como siempre anduvo animoso. Verónicas de recibo sin ajuste ni acople, en el caballo le dieron un puyazo amplio, originando un boquete enrome por el que manaba sangre de lo lindo. En banderillas sin la reunión debida y el famoso par del violín con los palos “bien ataditos”. En la muleta nada. Un trasteo sin enjundia que fue abreviado cuando comenzaba a chispear por el jerezano. Pinchazo y estocada y silencio en los tendidos que miraban hacia las nubes cárdenas amenazantes. Con el segundo empleo Padilla el repertorio de la tauromaquia hacia la galería que pone en práctica todas las tardes y que llegan a los tendidos de plazas donde la diversión y lo festivo son los objetivos como era el caso de hoy. Adornos, molinetes, desplantes y estocada tras un pinchazo con el golpe de verduguillo para recibir el doble cariñoso trofeo de la buena gente de Almodóvar.

Iván Fandiño consiguió los mejores momentos con su primer toro. Un toro sin trapío, anovillado de cara, que se partió el pitón derecho en su último tramo de la funda, al rematar en un burladero. Tras un puyazo dejándose pegar y dos buenos pares de Pedro Lara, brindó Fandiño al público, consciente de la nobleza del toro por ambos pitones. Le faltó gas al de Cayetano Muñoz, y empuje y raza y esa chispa necesaria para que luzca y brille la firmeza de la que hace gala Fandiño. Un torero que necesita más que otros, toros que planten cara al torero, y necesiten ser dominados por una muleta poderosa como la que maneja el de Orduña. Pesando mucho en la muleta consiguió algunos derechazos al comienzo, ligados y largos. Con la izquierda y con el toro muy aplomado fueron naturales lentos, tirando de él, lo único reseñable. Con la espada fue un cañón, y la manera de matar al toro, rozó la perfección, tanto en la ejecución como en la colocación de la espada. Dos orejas. Con el quinto las cosas fueron muy diferentes. Un toro cinqueño, el que lució un cuajo y unas hechuras más aceptables, pero el cual iba a resultar ser una prenda. Desordenada la lidia, tomó dos varas en la zona del que hacia la puerta, y en la contraquerencia otro más. Se defendió con genio durante el resto de su comportamiento. En la muleta esperó y midió al torero dificultándole mucho realizar la suerte de matar, echando la cara arriba sin dejar pasar al torero que al segundo intento consiguió meter la mano con habilidad.

El torero sevillano Antonio Nazaré, es uno de los toreros emergentes que poseen valor y cualidades para resultar un torero interesante. Su tarde tuvo como denominador común, el valor y las ganas de abrirse camino en éste mundo. Se pudo apreciar en las verónicas de recibo al tercero de la tarde, que apretaba, y al que se pasó muy cerca. Este toro junto al quinto fue el mejor presentado de la corrida. Muy bueno el quite por chicuelinas ajustadas, rematado con una media, echándoselo a la cadera con mucha torería. En la muleta comenzó descolocado y sin guardar los tiempos, un poco atropellado, pero en los compases finales demostró saber correr la mano con la izquierda, arrastrando la muleta y llevándolo hasta detrás con mucha verdad. Hubo momentos de valor y parones, que aguantó bien Nazaré. La última tanda con la izquierda y el de pecho de pitón a rabo, saliendo de la cara con gallardía, lo mejor. Con la espada atacó por derecho cobrando un sensacional espadazo. Dos orejas. Con el sexto no tuvo suerte y se encontró con un toro deslucido y muy rajado que terminó en tablas pidiendo la muerte. La faena a este último toro la brindó Nazaré a Inés y Enrique, matrimonio que representa a la ganadería de Toros de Mollalta que pasta en el término de Almodóvar del Campo.

• Plaza de Toros de Almodóvar del Campo. Media entrada. Tarde nubosa con alguna gota.

Toros de Cayetano Muñoz, desiguales, muy sospechosos de pitones, sin trapío, salvo tercero y quinto (desiguales), sin raza ni transmisión.

Juan José Padilla (Blanco y oro con remates negros): Silencio y dos orejas

Iván Fandiño: (Turquesa y oro): Dos orejas y silencio

Antonio Nazaré (Verde manzana y oro): Dos orejas y ovación.

Los tres toreros salieron a hombros.

Crónica: Víctor Dorado Prado. Fotos: Manuel del Moral Manzanares

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