La ultima de la feria de Ntra. Virgen del Prado comenzaba con un minuto de silencio por el fallecimiento de Pablo Marín Moreno “Mancheguito” natural de Agudo, el cual fue novillero y un personaje de la tauromaquia de nuestra provincia.

Lo peor de las cosas que no están bien o fallan en un espectáculo es, que no se corrijan, y hoy en la tercera de abono, continuaba ocurriendo todo lo anteriormente denunciado, como el retraso del comienzo de la corrida, el destiempo absoluto de las veces en las que la banda de música interpreta algún pasodoble, y las decisiones presidenciales de nuevo polémicas.

Se lidiaron seis toros de la ganadería de Miranda y Moreno, bien presentados en líneas generales, acercándose mucho más a lo que una plaza como Ciudad Real debería tener en el tipo de toro que se lidie en ésta plaza. Pienso que la corrida de hoy se podría quedar marcada como los mínimos exigidos por el aficionado de Ciudad Real. Casi toda la corrida ha rondado los cinco años de edad, apunte que refleja ese toque de seriedad en alguno de los toros, en especial del castaño sexto.

Pudimos ver a un Cid venido a menos como en estas últimas temporadas, donde el torero de Salteras no ofrece al aficionado esa capacidad que se le recuerda, no hace muchos años. El torero poseedor de aquella mano izquierda que bordara el toreo varias tardes, en las principales plazas de la geografía taurina, ha quedado relegado a un segundo o tercer plano del escalafón. Todo ello (que casualidad) desde que se empezara a olvidar de la variedad de los encastes y de asumir los retos que toda figura del toreo debe asumir si quiere mandar en esto. Anduvo despegado y fuera de cacho en toda su actuación, sin colocarse ni cruzarse y sin tan siquiera ligar dos muletazos buenos seguidos. De su actuación no me cabe destacar nada, aunque haya tenido detalles, porque éste Cid no es la versión del Cid que yo conozco. Tan solo destacaré la actitud de pasear la oreja bien concedida ésta vez en el segundo de su lote, demostrando unos modales que esperemos no termine perdiendo, porque era lo que le faltaba. De nuevo, pésima la actitud del público de Ciudad Real pidiendo esa segunda oreja sin criterio ninguno, aunque ya se sabe aquello de que el público es soberano y como es el que paga, lleva siempre razón, (opiniones).

Del Fandi diré que su tauromaquia está reducida hasta el extremo de ser un torero del cual solo cabe destacar sus facultades en banderillas. Salvando alguna tarde que se recuerda toreando bien a la verónica y poco más. Será un torero que a buen seguro se le recordará solo por sus carreras en banderillas, pudiéndoles a los toros con el conocimiento de los terrenos y la fuerza propia en las piernas de un atleta.

En su tarde de hoy dejó algún par reunido y bueno sobre todo en su primero y uno en su segundo toro, el cual planteó dificultades y evidenció en el torero su bajo estado de forma. Dicho estado de forma, propició al final, el petardo que algunos barruntábamos.

Después de terminar el Fandi con su primer enemigo, la tarde llegaba al punto más esperado de ésta, cuando el torero de Orduña, Iván Fandiño se hacía presente en el ruedo de Ciudad Real. Era la segunda vez que lo pisaba como matador de toros, ya que en el 2007 vino sustituyendo a Salvador Cortés en una mala corrida de Millares sin opciones. Pero hoy las cosas han rodado de otra manera. En tercer lugar saltó al ruedo el toro a mi juicio que mejor juego ha dado en ésta feria y gracias a Dios vino a parar a las manos de un Fandiño que volvió a dar otro golpe en la mesa reivindicando su afán de querer ser figura del toreo. Las cuatro verónicas de recibo, la media y la tafallera dejaban su carta de presentación en otra tarde importante en su temporada. En el tercio de varas, un puyacito en el que el toro empuja con un solo pitón y sin estilo (que tomen nota aquellos que pedían la vuelta al ruedo en el arrastre), en banderillas, Jarocho deja un par de categoría, que al Fandi no se lo he visto poner creo que nunca. Para comenzar la faena, cuatro ayudados por alto y dos por bajo, como seis carteles de toros. Aprovechó Fandiño las posibilidades del toro de Miranda y Moreno sobre todo en buenos muletazos por el pitón derecho. El toro se fue agotando y le faltaron esos finales que da la casta y la raza, que a éste no le llegaron (vuelvan a tomar nota los que pedían la vuelta al ruedo) y acabó desfondado el colaborador toro tercero de hoy. Cabe destacar el comportamiento silencioso del público de nuestra plaza durante la lidia de éste toro y con la emoción y el interés con el que se vivió, porque cuando hay un torero que se pasa los toros por la bragueta, carga la suerte e intenta dominar las embestidas con ese nivel, las cosas son diferentes.

Lo mató de una estocada perfecta en su ejecución y colocación, tirándose con rectitud y enterrando el acero, haciendo rodar patas arriba a su enemigo. ¡Así se matan los toros! Dos orejas que deberían dejar cara de vergüenza a todos aquellos que la pidieron insistentemente al Sr. Ponce en la primera de abono, incluidos el Sr. Presidente y su asesor. Comparen y juzguen ustedes mismo las dos actuaciones.

En sexto lugar salió el toro más serio de lo que va de feria. Un castaño de 552Kg, que no ofreció facilidades de salida con el capote, y el cual entró dos veces al caballo, por lo reservón y poco claro que parecía su comportamiento. Buena lidia de Jarocho que cuajó una tarde de gran nivel, con el par al tercero y la brega a este sexto.

Comenzaba la faena Fandiño al serio toro de Miranda y Moreno sacándoselo a los medios y plantándole firme su muleta por el pitón derecho, pasándoselo muy cerca durante todo el transcurso de la misma. Tiró de él, se la dejo puesta y tiró la moneda al aire que tiran los que lo ven claro y los que quieren mandar en esto. Una seguridad inmensa pudo con el bien armado de pitones sexto, y al que Fandiño dominó de manera rotunda. A más de un torero que ocupa las primeras posiciones del escalafón habríamos visto pasar unas dificultades que el torero de Orduña transformó en dominio total de la situación.

Quiso Fandiño rematar su obra con unas manoletinas ajustadas pasándoselo por la cadera que le costaron un percance que a todos nos asustó por la fea manera de prenderlo del muslo, donde los toros suelen hacer mucho daño. Y es que claro cuando te pones donde los toros cogen, te terminan cogiendo, y eso fue, es, y seguirá siendo así. Entró a matar por derecho de nuevo, con la mala suerte de enterrar el acero de manera atravesada haciendo guardia la espada.

Dos orejas que otorga mal de nuevo el presidente, porque una estocada tan defectuosa nunca debe pasar desapercibida ni pasada por alto para la concesión de ese segundo trofeo que da carácter y categoría a una plaza. (Nos duele el alma de repetirlo)

En definitiva y como resumen de la tarde, Ciudad Real, disfrutó con la labor ofrecida por un Iván Fandiño que continua su temporada pegando golpes sobre una mesa, con el son de su toreo, el cual le hace estar cumbre en todas las plazas donde actúa, siendo indiferente la categoría y la importancia de la misma. Un son, que si es capaz de aguantar y los percances le respetan, le hará conseguir ocupar esa primera posición de un escalafón que lo mira de reojo diciendo: ¡ojo con este tío, que nos pasa por encima!

Por Víctor Dorado