Se lidiaron 6 toros de la ganadería portuguesa de “Núñez de Tarifa”, antes anunciada como Benjumea, propiedad de uno de los hijos de Joaquín Núñez de Cuvillo y formada con reses de esta vacada. Bien presentados en conjunto, excepto el tercero, que salió sangrando por el pitón izquierdo y se lo destrozó en el peto, y el cuarto, con el pitón izquierdo escobillado. Esos dos toros habían sido rechazados por los veterinarios pero admitidos por el presidente. Cabe destacar que hubo algún toro de plaza de primera, como el jabonero quinto. Dieron desigual juego, destacando por bravos primero y quinto. Los peores, los rajados tercero y sexto.

Manuel Jesús “El Cid” puso de manifiesto que está en el ocaso de su carrera. No se acabó de confiar en ninguno de sus dos oponentes y, aunque de cara al público mostró voluntad, no fue capaz de asentar las zapatillas con ninguno de los de su lote. Inédito con el capote toda la tarde, estuvo muy por debajo del bravo y noble primero, destacando tan solo en algunos naturales aceptables y algunos pases de pecho. Mató de una estocada algo trasera y algo tendida, y fue premiado con una oreja. Ante el cuarto, algo reservón y que no acabó de humillar, no pasó de porfión, sin acabar nunca de parar los pies. En ambos toros se dejó tocar mucho la muleta. Mató de estocada corta trasera atravesada y dos descabellos y, sorpresivamente, con una petición minoritaria y la vergonzante presión de los peones, el presidente le regaló otra oreja.

Daniel Luque fue el verdadero triunfador de la tarde. Decidido de verdad y muy dispuesto toda la tarde, tuvo una actuación a años luz de sus compañeros de terna. Su primer toro salió con evidentes signos de defectos en la vista, sufriendo, tanto el matador como su cuadrilla, varios momentos de peligro en los primeros tercios. Molestó bastante el viento durante toda la lidia y Luque, por todas estas circunstancias, basó su faena de muleta en la mano derecha, lado por el que el burel embistió con nobleza, con el único defecto de salir algo distraído y con la cara alta, hecho que se fue acentuando a medida que avanzaba la faena. Luque sacó varias tandas de derechazos muy templados, rematadas con buenos pases de pecho y sentidos molinetes y trincherillas. Cuando tomó la muleta con la zurda sufrió dos coladas espeluznantes por lo que todo quedó en el intento. Mató de una gran estocada de rápido efecto y fue premiado con las dos orejas de forma algo excesiva. Toreó bien por verónicas al quinto, un jabonero de gran trapío, tanto de salida como en un quite. Toro un punto probón pero que embestía con emoción, repetidor, algo rebrincado y quedándose cortito en ocasiones. Luque estuvo muy dispuesto de nuevo y se afanó en domeñar al toro a base de arrastrar la muleta y someterlo por abajo. Basó la faena en la mano derecha, pero también acabó metiendo al toro en la canasta con la zurda y logró dos estimables series al natural. Emborronó su actuación con una estocada baja, a pesar de lo cual fue premiado de nuevo con las dos orejas.

El francés Román Pérez se llevó, con diferencia, el peor lote de la tarde. En ambos fue aplaudido cuando los saludó por verónicas y chicuelinas. Su primero se destrozó el maltrecho pitón izquierdo en el peto. Toro muy noble pero que se rajó a las primeras de cambio y acabó aculado en tablas. Román estuvo muy voluntarioso y tesonero, sacando una buena serie de derechazos al principio y optando después por un toreo de alardes entre los cuernos, con el toro totalmente acobardado. Mató de una estocada trasera caída y tardó el toro en doblar, dando tiempo a que sonara un aviso. Saludó una ovación tras leve petición de oreja. El sexto tomó dos varas, manseando en la primera, y tuvo intención de rajarse desde el inicio de la faena de muleta. Embistió rebrincado y calamocheando, hasta que se fue apagando y se rajó definitivamente. El francés volvió a estar muy voluntarioso en una larga faena de muleta, en la que hubo muchos pases pero muy pocas apreturas. Mató de una estocada baja de efecto rápido, lo que provocó que se le pidiera sorprendentemente una segunda oreja. Tras recoger el trofeo concedido, hizo un feo gesto de desprecio hacia el presidente.

Al final, Luque y El Cid fueron sacados a hombros por la puerta principal de la coqueta y cuidada plaza de Piedrabuena, y el público salió bastante satisfecho con lo presenciado en su ruedo, fundamentalmente con la importante actuación del sevillano Daniel Luque.

Primera corrida de feria en Piedrabuena, en tarde soleada, de agradable temperatura y a ratos, ventosa. Media entrada.

Toros de “Núñez de Tarifa”. Bien presentados en conjunto y de juego desigual.

Manuel Jesús “El Cid”: una oreja y una oreja. (Salió en hombros).

Daniel Luque: dos orejas y dos orejas. (Salió en hombros).

Román Pérez: ovación con saludos tras un aviso y una oreja.

Raúl Caricol saludó tras poner dos excelentes pares de banderillas al quinto toro.

Crónica: Juan Antonio Rivero

Fotos: © Juan A. Rivero y Remigio Rivero