El sevillano Esaú Fernández mantiene el idilio con Pedro Muñoz, cosechando un nuevo triunfo. Le acompañaron a hombros Luis Gerpe, Ángel Jimenez y el mayoral de “Chamaco”

Sirva de homenaje el titular para acordarnos de aquel importante torero de los años cincuenta y sesenta, una época incipiente en el escalafón de matadores que revolucionaron y agitaron el cotarro desde el concepto mediático que el onubense llevó a cabo, como torero de tirón taquillero y que sirvió de preludio entre otros en ese concepto a la aparición de Manuel Benitez “El Cordobés”

Antonio Borrero “Chamaco” mantuvo un gran ambiente en todo el panorama taurino, llegando a ser un verdadero ídolo en plazas tan importantes como México o la Monumental de Barcelona, donde tras numerosos y repetidos triunfos de cortar las orejas un día sí, y al otro también, D. Pedro Balañá lo anunciaba al finalizar los festejos con un cartel anunciador donde se podía leer: ¡El Domingo próximo, “Chamaco” y dos más!

Hoy en Pedro Muñoz, de nuevo sin demasiado sentido con carácter goyesco en el festejo, saltaron al ruedo seis serios y cuajados toros con la divisa azul y amarilla que lucen los del hierro de “Chamaco” ganadería formada en la actualidad con reses procedentes del origen “Jandilla” y representada por D. Juan Borrero, hijo del maestro “Chamaco”. Sobresalió el cuarto; toro guapo, musculado y morfológicamente muy en tipo, enseñando el pitón colocado hacia delante y tocado hacia arriba, y el cual consiguió el honor del indulto, tras ser lidiado por el sevillano Esaú Fernandez.

La lidia de “Escipión” herrado con el número 18 deambuló en los primeros tercios sin demasiada enjundia, pasando por el fielato de la vara con una nota discreta. Sin hacer una mala pelea en el peto, faltó ese deslumbrar necesario para redondear, satisfacer y convencer en plenitud al aficionado más aficionado. Una segunda vez al caballo que montaba de manera magistral el maestro de la doma de caballos de picar Benedicto Cedillo, hubiera sido un plus de rotundidad ante la siempre polémica que entraña el pañuelo naranja.

Importante Esaú Fernández con el toro, al igual que con su primer oponente. El torero de Camas anda entretenido en cuajarse como un torero de gran capacidad lidiadora. Hoy en Pedro Muñoz sacó a relucir varios registros, aplicando calma, dominio y serenidad a un primero incierto, que embistió con genio por abajo y al que supo administrar unos espacios de tiempo y distancia fundamentales. Y ante el citado “Escipión” toreó francamente bien. Con los vuelos de una muleta rastrera y poderosa, que era lo que la bravura del herrado con el número 18 exigía. La profundidad entrelazada con la clase, fueron acompañadas con ese punto de casta y emoción que elevan la bravura hacia ese triunfo tan esperado para cualquier ganadero como es el del indulto.

Luis Gerpe es un torero poco rodado por nuestros territorios. El nacido en Seseña (Toledo) tiene raíces gallegas, y en su concepto se aprecia una búsqueda de la rama clásica enfocada en la pureza y la buena colocación, y que lo hacen un torero interesante para el aficionado.

Ante su primero demostró las carencias lógicas de la colocación y el dominio de la lidia, pasando por diferentes momentos comprometidos del de “Chamaco” que mostró un peligro algo sordo, y el cual no venía metido en los engaños. La disposición de Gerpe le valió para agradar al respetable y conseguir un doble trofeo del excedido palco presidencial, el cual disfrutó otorgando la friolera de doce orejas y dos rabos en la tarde de hoy. Ante el quinto, tras el éxtasis del indulto tuvo que volver a tirar del carro, ante un toro que pesó también en la muleta y que no tuvo ese ritmo y condiciones óptimas que le permitieran expresarse como hubiera deseado. La corriente triunfalista de la tarde y el saber adaptarse a ellas por parte del torero harían que el palco presidencial aireara de nuevo sin criterio ni rigor alguno, los pañuelos para la concesión de los máximos trofeos.

Ángel Jiménez es un torero sevillano (Écija) donde brota esa tauromaquia hispalense que es difícil de explicar. Mantiene en todo momento el cuidado de los detalles que respectan a la torería. Muy bien vestido, aparenta una bella fragilidad en sus formas que lo hacen interesante, y donde al menos el que escribe vislumbra mimbres de torero diferente, de torero que dice cosas, el tiempo lo dirá. Hoy en Pedro Muñoz su lote tan solo le permitió dejar destellos de ese concepto con varios lances con el capote que tuvieron contenido, buscando ese sentir tan especial de los toreros inspirados en las tauromaquias que salpica el Guadalquivir a su paso por Híspalis. De nuevo desde el palco se le concedieron las dos orejas de sus dos enemigos, que bien podían haber quedado en una y una, por el saber adaptarse a las condiciones de sus animales y conseguir resolver la papeleta que tiene como objetivo el triunfo sin escapar de su concepto.

Los “pedroteños” a buen seguro y a través de sus “viandas” y momentos de celebración ferial tras estos años de pandemia se divirtieron, en el entretenido festejo goyesco que se alargó hasta las tres horas de duración, hecho que habría que cuidar, solventar y corregir para futuras ocasiones, y no por el escaso alumbrado del que goza esta plaza una vez pasadas las nueve, sino porque tres horas de festejo a cualquiera le pesan, y no están las alforjas del aficionado para echarles tanta leña…

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares

Plaza de Toros de Pedro Muñoz, un tercio en los tendidos. La ligera brisa nos salvó del infierno agosteño manchego. Corrida Goyesca.

Se lidiaron toros de “Chamaco” bien presentados. Serios, enseñando las caras y con matices interesantes en sus dispares e informales comportamientos. Fue indultado el cuarto, “Escipión” herrado con el número 18.

Esaú Fernández, de azul marino e hilo blanco: Dos orejas y dos orejas y rabo simbólicos.

Luis Gerpe, de rosa e hilo negro: Dos orejas y dos orejas y rabo.

Ángel Jiménez, de blanco roto e hilo negro: Dos orejas y dos orejas.

La terna al completo y el mayoral de la ganadería salieron a hombros.