Parecía que la tarde se tornaría en agua, por el nubarrón que hacia teñir de cárdeno oscuro, la cal que cubre las paredes de la coqueta plaza de toros de Munera. Pero tras alguna gotita de inicio, el sol y las nubes mantuvieron un mano a mano, que respetaron la muy interesante tarde de toros. Una tarde de toros, de Samuel Flores, del toro bien presentado, con seriedad, bien armados y con un comportamiento del que cabe destacar a tres “samueles” (2º,5º, y 6º) por transmisión, clase y boyantía en sus embestidas, sin dejar de lado la seriedad en sus ideas, pidiendo firmeza y disposición al que se ponía delante.

Se guardó un minuto de silencio al final del paseíllo por el reciente fallecimiento del gran aficionado e ilustre taurino de Munera, por todos conocidos como “Marcial”.

El mejicano Silveti llevo a cabo una labor impregnada de voluntad hacia el tendido, sin llegar acoplarse con su primero, que no terminaba de humillar, y con el que tampoco estuvo muy confiado. En los remates de cada serie en los que arrastró la franela, se vio descolgar al que hacia primero y para mí que en el puchero se quedó la mitad del guiso sin degustar. Mató de una estocada entrando muy derecho. Con el segundo de su lote anduvo entre labores de cuidador y animador hacia el tendido. El colorado de Samuel debió ir para atrás por su tremenda flojera, que le hizo rodar en varias ocasiones. El palco cambió el tercio con tres palos para salir del apuro y evitar el pañuelo verde por las protestas del público. Tras ello una faena sin poder obligar lo mas mínimo, ventajista y sin argumento del mejicano, tan solo el de conseguir ese segundo apéndice que le diera la puerta grande, como así fue

El toro de Samuel, no suele ser fácil en los primeros tercios, y ayer permitieron banderillear con lucimiento, además de cumplir en el caballo con nobleza. El mejor ejemplo de ello, el lote del torero local José María Arenas, quien no supo aprovechar la clase, recorrido, transmisión e importancia de los dos mejores toros del encierro. Una pena ver una muleta sin firmeza, sin tirar de los toros, sin dominio ni capacidad de elaborar. El primero de Arenas fue el mejor. En el caballo de Tomas Copete cobró una buena vara, dejando la cara en el estribo, empujando y sin querer salir de allí. En banderillas colaboró con buen tranco, al tercio que protagonizó el propio matador, del que cabe destacar el primer par, muy reunido y en la cara; los demás fueron a toro pasado, sin ajuste, mas los dos violines que tan solo provocan aplauso fácil del que no va mucho a los toros. En la muleta fue rotundo y apabullante la manera de arrancarse pronto, de transmitir y de ir a más. Había fijeza, había raza y había un toro serio al que torear que Arenas no supo digerir, encima había clase para haberse gustado. El cariño del pueblo que le vio crecer mantuvo sus dos actuaciones entre ovaciones. Con su segundo, otro gran toro de Samuel, Arenas incluso se permitió el lujo de torear con el capote. Verónicas de recibo, serpentina de remate, un quite por faroles y revolera, tres pares de banderillas, un buen puyazo empujando con clase del bien hecho y bajo toro de Samuel, en definitiva, otro toro para reventar y otro toro que se le fue sin torear al de Munera. Brindó al ganadero, presente en el callejón. Si bien es verdad éste toro apuntó ideas de no querer pelea en los momentos finales de la faena, a la que faltó de nuevo firmeza. Tras un pinchazo y una estocada fulminante le concedieron las dos orejas sus paisanos y en la vuelta al ruedo invitó al mayoral de la ganadería, quien recorrió el anillo recibiendo una sonora ovación.

El tercero de la tarde salió renqueante de la pata izquierda, donde se apreciaba una supuesta herida de la que pareció quejarse en los primeros tercios. No hizo nada con buen estilo este toro, con la expresión desagradable, la cara arriba, y una embestida descompuesta, con gallafones y cara suelta, sin entrega ni condiciones para el lucimiento del torero de Santa Cruz, que brindó la faena a una buena aficionada, Aurora Jiménez, en un cariñoso gesto de Huertas hacia ella. A pesar de todo, la firmeza y la disposición hicieron ver que las dificultades del animal eran transformadas en un trasteo laborioso que agradeció el tendido. En último lugar salió otro de los toros buenos del encierro. Muy serio y bien armado, “Jovencito”, un Samuel que apretó en el capote de recibo y que tomó un buen puyazo de Ramón Flores, al que a punto estuvo de derribar. En banderillas todo un espectáculo de José Otero una tarde mas. El segundo par, inconmensurable. Saludó Otero y Diego Valladar tras el recital con los palos de ambos. Huertas comenzó la faena, confiando en el toro de Samuel, y haciéndolo al mismo que confiara en el temple que le hiciera embestir bien. Supo Huertas medir las distancias y los trazos para conseguir que de menos a más, el torero y el toro se fundieran en varias series por el lado derecho de altos vuelos. Faena de mérito y con importancia. Por la izquierda no era el mismo y Huertas se empeñó en someter y ganar la pelea que provocó que bajara la intensidad de una plaza que se había roto en oles hacia los muletazos más puros y de mayor verdad de toda la tarde. Volvió con la diestra a la cara y recuperó el nivel del comienzo. Faena que de nuevo apunta dimensión de Emilio Huertas. Con un pinchazo previo, entró a matar para tumbarlo de manera fulminante.

Ayer fue un placer ver una plaza coqueta, muy torera en sus adornos y con el sabor añejo de las plazas con edad. Una maravilla, como suena esa banda de música (de las mejores que escuché esta temporada). Y una verdadera satisfacción ver embestir de nuevo a los toros de D.Samuel Flores, quien se había visto obligado a no lidiar en las plazas, por las cosas que ahora suceden en el toreo y porque el toro de Samuel incomoda a los de arriba, por su seriedad y por simplemente suponer en ocasiones como ayer, un toro bravo.

Plaza de Toros de Munera. Tres cuartos de plaza. Tarde nubosa con alguna gota.

Toros de Samuel Flores, serios, bien armados y de buenas hechuras. Destacaron, 2º,5º y 6º ovacionados en el arrastre. El 1º se dejó. El 3º y 4º los mas deslucidos por blandos aunque colaboradores.

Diego Silveti (Azul pavo y oro): Oreja y oreja

José María Arenas (Blanco y oro): Oreja y dos orejas

Emilio Huertas (Verde esmeralda y oro): Oreja y dos orejas

El mayoral dio la vuelta al ruedo tras la muerte del quinto. Los tres toreros y el mayoral de la ganadería salieron a hombros.

Crónica: Víctor Dorado Prado. Fotos: Manuel del Moral

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