El maestro Antoñete lo solía repetir una y otra vez cuando algún torero perdía por culpa de la espada esas orejas de las que uno se puede acordar mucho tiempo, o viceversa, cuando la actuación del torero en cuestión no alcanzaba los vuelos esperados, pero era refrendada con una soberbia estocada, bautizada por el gran torero del mechón como “tapa-bocas”. Hoy en Pedro Muñoz ha ocurrido en dos ocasiones la primera de las explicaciones de tan singular término, cuando Luis Miguel Vázquez y Emilio Huertas han fallado con el acero dejando escapar un triunfo importante por los esfuerzos y la disposición de ambos toda la tarde.
El festejo mixto programado ha resultado extenso en su duración por las desesperantes pérdidas de tiempo en el alisado del ruedo, el riego del mismo, etc… Se han lidiado seis toros de la ganadería jienense de Guadalmena (procedencia Domecq) bien presentados, aunque sin hechuras de embestir y con volumen y cuajo por encima de una plaza de tercera, de comportamiento deslucido por la falta de entrega, lo informal de sus embestidas y la mansedumbre en líneas generales.
Juan Manuel Munera ha lidiado dos toros con mucho volumen y mucho cuajo con los que ha estado muy importante. En el primero no lo tuvo fácil el de Villarrobledo intentando en todo momento la pureza en las suertes en las que colaboró el toro hasta ir apagándose por momentos y terminar echándose antes de entrar a matar, desluciendo mucho su final de faena. En el segundo de su lote, un toro muy serio y muy grandón Munera anduvo en la línea de lo que hoy en día se puede denominar, torear a caballo como los de arriba. Echando los caballos al pitón contrario, yéndose muy de frente y clavando reunido y al estribo. Tiene varios caballos con el hierro de Pablo Hermoso con grandes facultades y con los que el buen jinete pisa unos terrenos muy comprometidos, pero hoy ha destacado “Chico-Listo”, un lusitano de capa baya que se deja llegar los toros muy cerca saliendo del embroque en un palmo de terreno. Si continua éste camino y consigue contar con caballos de éste nivel pronto estaremos hablando de Munera como rejoneador de primera fila en el escalafón.
Luis Miguel Vázquez actuaba hoy en su primera corrida de toros de la temporada, tras el festival del pasado 1 de Junio en Ciudad Real dejando unas gratas sensaciones. Salió muy relajado el de Daimiel lanceando con suavidad a su primero, muy asentado y ganándole terreno, demostrando que sabe torear con los vuelos del capote. Esas buenas embestidas del comienzo cambiaron de manera radical durante la lidia, llegando a la muleta parado, escarbando mucho, reservón y sin querer pasar. El segundo de su lote y quinto de la tarde manseó de inicio a fin pero con la condición de entregarse de manera noble cuando metía la cara en la muleta permitiendo a Luis Miguel lucirse con la franela. Brindó su faena al único torero que ha dado la localidad de Pedro Muñoz como es Alejandro Delgado, el cual goza del cariño y el respeto de los profesionales por haber sido un torero que ha dignificado y querido la profesión hasta el año 2007 en la que se retiró de los ruedos. Las querencias buscadas del de Guadalmena por la acusada falta de raza eran idas y venidas que Vázquez supo aprovechar con inteligencia, buscándolo y atacándole en los momentos justos. Ahí vinieron los momentos de más altura de la tarde de Vázquez, en unos naturales arrastrando la muleta de principio a fin, con una belleza y una expresión exquisita. El exceso de faena en el tiempo fue el detonante de los problemas finales. Una estocada que no servía para que se echara y los repetidos fallos con el descabello unidos al correspondiente aviso enfriaron unos tendidos que poco antes se entregaban al toreo natural y de altos vuelos de Luis Miguel.
El lote de Emilio Huertas tampoco fue nada del otro mundo. Dos toros muy desiguales de hechuras, con diferentes comportamientos, pero sin llegar ninguno de ellos a entregarse a las firmes intenciones de torear de verdad que tiene el torero de Santa Cruz. A los dos toros los pudo con solvencia y los metió en la muleta a pesar de las dificultades. Su primero era lo que se puede denominar un autentico zorro, que anda buscando el momento de cazar al torero, soltando la cara, peligroso hasta decir basta por el pitón izquierdo y bruto y sin condiciones en líneas generales. Ante todo esto Huertas le puso la muleta como si se tratase del carretón con el que entrena y cuando un torero está así de dispuesto hay que reconocerlo. Oreja de peso tras una buena estocada casi entera. En el segundo, un jabonero con mucho volumen y muy serio, mandó Huertas dejarlo crudo en el caballo para que éste tuviera duración, y la tuvo, yendo de menos a “algo más que menos”, sin acusar tanto la mansedumbre de sus hermanos. De nuevo el torero comenzó su faena con muletazos de tanteo con suavidad que sirven de preludio a atacarlos y someterlos por la vía de la verdad. Se lo pasó muy cerca y se le vio cómodo en las esos terrenos, pasándoselo por la espalda en varios redondos que exprimían hasta la última intención de embestir del “guadalmeno”. La espada esta vez no funcionó y cayó muy defectuosa perdiendo por consiguiente el importante triunfo a su meritoria faena y que ha venido a demostrar de nuevo el gran estado de forma del torero.

Crónica: Víctor Dorado Prado / Fotos: Manuel del Moral Manzanares

Pedro Muñoz. Media entrada. Tarde de calor agradable.
Seis toros de Guadalmena, desiguales de presencia y comportamiento. Grandones y faltos de raza en líneas generales.
Juan Manuel Munera: Ovación y Dos orejas
Luis Miguel Vázquez (Tabaco y oro): Oreja y vuelta al ruedo.
Emilio Huertas (Espuma de mar y oro): Oreja y ovación.