Uno de los carteles esperados por la afición de Las Ventas para esta Feria de Otoño, donde la terna se estrella con una decepcionante corrida de El Pilar. El sevillano Juan Ortega da la única vuelta al ruedo de la tarde.

Deslabazados de hechuras, de incompleta apariencia morfológica aunque sin renunciar a la de su procedencia, flojos, sin empuje, de escasa clase y a cuenta gotas, desiguales de presentación y haciéndonos dudar del peso anunciado en la tablilla entre otras cosas porque el primero de la tarde de 502 kg. de peso, aparentaba pesar más y en cambio los anunciados con más peso tenían más apariencia de escurridos y falta de remate.

Del comportamiento solo decir que no eran un dechado ni de fuerzas, ni de empuje, ni de transmisión, ni de casi nada que pudiera favorecer el lucimiento de los actuantes aunque a estos con muy poco pueden sacar la torería que atesoran aunque fuera a base de detalles aislados y en contadas ocasiones, menos es nada y se premia o recrimina su labor en función de lo que cada espectador valore la amortización de su entrada.

La terna de la tarde estaba compuesta por el riojano de Arnedo, Diego Urdiales y los sevillanos Juan Ortega y Pablo Aguado quienes al llegar a las tablas situadas debajo del palco presidencial y antes de cumplimentar al Presidente del festejo D. Eutimio Carracedo detuvieron el paseillo para que la plaza puesta en pie guardase un minuto de silencio por el fallecimiento del que fuese matador de toros D. Luis Alfonso Garcés, maestro muy vinculado a la plaza de Las Ventas.

Que los matadores de hoy tienen algo especial que les hace un tanto diferentes al resto de la nómina de compañeros, ya se sabe. Que se les esperaba con especial interés también, pero que las opciones que les ofrecieron los pupilos de El Pilar fueron muy pocas o casi nulas quedó claro a medida que iban saliendo de chiqueros.

Diego Urdiales no creo que vaya a contar esta temporada como una de las más exitosas de su carrera pero es que además esta tarde apechugó con el peor lote del sorteo y si a eso se le añade un cierto aire de apatía y desencanto pues la cosa no puede funcionar. Este no es el Urdiales que otrora volviera loco a los tendidos de Las Ventas, algún pasaje aseado con el flojo noblote primero y la justificación poniéndose por ambas manos al imposible cuarto, fue toda su labor que al menos no se alargó demasiado con los aceros al despachar a ambos de sendas estocadas.

De Juan Ortega cabe destacar las verónicas de recibo a su primero rematadas con una media excelsa y unas chicuelinas al paso para poner al toro en suerte. Luego con la muleta lo intenta tras un inicio por abajo pero el toro no quiere coles y se queda muy corto defendiéndose echando la cara arriba, le desarma, quizás no fueran los medios los mejores terrenos que requería el toro, le cierra Juan de forma airosa y pincha dos veces ante de cobrar la estocada definitiva. El quinto no dejó que se le viera con el capote ni durante los dos primeros tercios, pero el sevillano inicia una faena de muleta de forma muy torera, lenta y pinturera que llega a los tendidos. Un toreo accesorio muy garboso que da paso al fundamental y ahí consigue Ortega alguna serie con la derecha de buen trazo, pero con la izquierda el flojito animal echa la persiana. Algún detalle más con la derecha antes de cobrar una estocada que al doblar el toro hace aflorar los pañuelos de aquellos que consideran la faena merecedora de una oreja pero no alcanzan la mayoría aunque si lo suficiente para que Juan Ortega de una vuelta al ruedo con algunas protestas del sector más exigente.

Llegado el turno de Pablo Aguado hay que decir que posiblemente el mejor toreo con el capote de la tarde fuese el suyo en el tercero, verónicas echando el capote «palante» y llevándolo hasta el final, sencillamente perfectas como también lo fueron los delantales en un quite rematado con una media enroscándose el capote a la cadera, ¡Que media más bonita!.
Con la muleta fue otro cantar, en su primero inicia la faena por abajo doblando las rodillas pero una vez vertical el toro tardea, le cuesta seguir el engaño, lo prueba a varias distancias pero todo intento es imposible, si además la colocación no es la mejor que digamos pues aquello no hay forma de que cobre estructura alguna a pesar de alguna chispa pinturera. Mata de estocada en el rincón y es obligado a saludar desde el tercio.

El sexto es imposible en la muleta, topa más que embiste, Aguado quiere pero no puede, al toro le falta raza y fuerza, así no hay manera, coge la espada ante la imposibilidad de lucimiento y se lo quita de encima decorosamente con el lógico silencio posterior por parte de los que en tres cuartas partes ocupamos los tendidos esta tarde.
Poco más que decir, bueno si, que a Iván García se le aplaude en banderillas las ponga como las ponga y que hoy en banderillas me han gustado más Jorge Fuentes y eso que no es su fuerte y Pascual Mellinas en dos pares de muchísima exposición.
Mañana a las seis de la tarde volveré a estar en la plaza para contarles lo que suceda, siempre bajo mi punto de vista claro está.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Fotos: © Alfredo Arévalo. Plaza 1

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Cuarta de la Feria de Otoño. Más de tres cuartos de entrada. 20.096 espectadores según los datos facilitados por la empresa.

Toros de El Pilar, desiguales de tipología, volúmenes y hechuras pero todos en el tipo de su encaste. Corrida de pocas opciones debido a su escasa fuerza o raza, según los casos. El tercero y el quinto fueron los menos malos.

Diego Urdiales, silencio y silencio.

Juan Ortega, silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras petición.

Pablo Aguado, ovación y silencio tras aviso.

Incidencias: Al finalizar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio en memoria del maestro Luis Alfonso Garcés.