Corrida de rejones plomiza, en la que sale a hombros Andy Cartagena tras cortar tres orejas, de una desfondada corrida de Passanha.

El festejo tradicional de rejones que contiene el abono de la Virgen del Prado, congregó una discreta media entrada en los tendidos, ante un cartel donde tomaba la alternativa la rejoneadora Ana Rita. Sonó Manolete en el paseíllo de la terna a caballo, siendo interrumpido antes de deshacerse el mismo por el himno nacional.

Tras el carrusel de ejercicios de alta escuela se produjo la ceremonia en la que Ana Rita se hacía Rejoneadora de toros en España. El ritual, similar al de a pie, donde un padrino (en este caso Andy Cartagena) cede el primer rejón de castigo, con un testigo (Leonardo Hernández) que acompaña el momento.

Oculista” con el número 21, 479 Kg y negro bragado, de la ganadería titular de Passanha, fue el toro de la alternativa de la rejoneadora lusa. La condición del animal iba ser la tónica general de la tarde. El origen puro Murube del hierro portugués hoy no funcionó en lo que respecta a sus galopes, trancos y demás virtudes, que los hacen especialmente aptos para la brillantez del toreo a caballo. Quizá el exceso de kilos en su romana colaboró en gran manera a que se pararan muy pronto y con ello dieran al traste con la lucidez del espectáculo.

Ante el toro de su alternativa, Rita se mostró algo precipitada de inicio, clavando un primer rejón de castigo muy caído. Ya empezaba el recital de mansedumbre del Passanha que literalmente salió pronto de najas. En banderillas hubo mucha voluntad por parte de la portuguesa, con un sentido de la lidia en el que la continuidad es la base. Inteligente planteamiento, ya que en la corridas de rejones, los tiempos muertos son uno de los principales defectos. Resolvió la papeleta Rita, quien descabellar al primer intento a su enemigo, esprintó hacia el patio de caballos para salir montada a pedir las orejas a Ciudad Real. Como no, Ciudad Real la pidió y el palco concedió.

Andy Cartagena resultaría triunfador numérico del festejo en sendas actuaciones, donde los alardes y provocaciones hacia el tendido fueron la tónica predominante. De sobra conocido concepto el del alicantino, que tuvo sus mejores y más toreros pasajes en su primero, montando al Apaloosa Picasso, que a través de su potencia física es capaz de aguantar a los toros muy ligados, y dándoles toda la ventaja. También en el quinto, Cartagena de salida exhibió calidad, parando y encelando de manera sensacional a “Rival”. Destacar lo demás sería describir los continuos alardes que conforman el repertorio del toreo a caballo de Andy. Un par de banderillas a dos manos montando al tordo que quitó la cabezada (por cierto, tirándola al ruedo de muy fea manera) elevaban de tono su actuación, a la que se sumaba el buen rejón de muerte para cortar las dos orejas, que junto a la del primero de su lote lo convertían en el triunfador numérico del festejo.

El toreo a caballo, desde que Pablo Hermoso de Mendoza lo catapultara a otra dimensión, se encuentra quizá huérfano de toreros que hayan querido seguir por ese palo, y es que claro, para seguir el palo de la pureza que propició el navarro, se tienen que dar muchas y difíciles circunstancias. Palabras mayores.

Leonardo Hernández es uno de los toreros a caballo que en la actualidad, intentan ir de frente, torear con los pechos y poner a su cuadra en unos terrenos donde el clasicismo más puro es el concepto y el objetivo. Hoy en Ciudad Real, el toreo a caballo de más quilates que permitió la corrida de Passanha, corrió a cargo del extremeño. El recibo con Giraldillo sin descomponerse, enfriando con el temple las acometidas del animal. Ya en banderillas y de punta a punta, Leonardo clavó dos palos sensacionales, montando al castaño “Enamorado”. Al acabarse el toro muy pronto, hubo que tirar del recurso de la elevada y de la cintura del torero, para clavar al violín las cortas, a las que se sumó la rosa de Peralta para cerrar su faena. Enfrontilado con el toro y el rejón de muerte en su mano esbozó Leonardo: ¡va por la afición de Ciudad Real! Pero el acero hoy no sería el mejor aliado de Leonardo. El “mitin” con el descabello terminó de emborronar su actuación.

Ante el quinto más de lo mismo. Mientras duró el oponente hubo torería y pureza en los embroques. El “tipazo” y la talla del castaño Picasso, se hacían flexibles como un acordeón de salida, para de nuevo bajarle los humos al toro. En banderillas salió “Calimocho” uno de los caballos más completos de la actualidad para el tercio de banderillas, con el que clavó dos buenos garapullos. Los finales, lo peor. Los marmolillos de Passanha hacían sudar a los jinetes para pasar por allí cerca y poder clavar. Con el de muerte, volvió a amontonarse Leonardo, quien sin cortar apéndices realizó lo más destacado de la tarde.

El que cerró plaza fue el colmo de la mansedumbre. Pareció apuntillar al personal que hoy ocupó los asientos del tendido, ¡qué sopor! Ana Rita hizo un tremendo esfuerzo que no tendría a la postre la recompensa deseada, ya que el palco le denegaría un trofeo por el que hubo cierta petición, ¡bien Sr. Delgado!

Crónica Víctor Dorado Prado

Fotografía Jesús Monroy

Plaza de toros de Ciudad Real. 17-8-2.019. Discreta media entrada. Calor.

Se lidiaron toros de la ganadería de Passanha, con presencia y con unos kilos que parecieron pesarle a la falta de raza y a la clara mansedumbre que mostraron.

Andy Cartagena: Oreja y dos orejas.

Leonardo Hernández: Ovación en ambos.

Ana Rita: Oreja y vuelta al ruedo.

Andy Cartagena salió a hombros por la puerta grande.