La hexagonal Plaza de Toros de Almadén, monumento histórico y una de las más antiguas de nuestro país, se vestía de fiesta para despedir a un torero de los grandes que ha dado aquella comarca. En esta ocasión un torero de plata, Félix Jesús Rodríguez, admirado y querido por toda la afición del toro y mas en especial por los ciudadrealeños que siempre nos hemos sentido orgullosos de contar con una figura de los banderilleros como él.

El torero de Alamillo quiso despedirse allí con la gente de su tierra, tomando la alternativa, vestido de oro y rodeado de todos los profesionales que han sido significativos en su dilatada carrera que apunta el cuarto de siglo.

Para Félix Jesús hubiera sido fácil montar un cartel con máximas figuras y darse ese “gustazo” de doctorarse con los mandones del escalafón, pero no; para este día también ha querido elegir a gente de la suya para acartelarse. De esta manera la terna la completaban Luis Miguel Vázquez como padrino y Emilio Bresó, que debutaba con picadores, como testigo. Este ultimo además de ser su pupilo era el testigo oficial, pero como testigos oficiosos en el momento de su alternativa pisaron el albero minero toreros de muchos quilates, todos los maestros a los que ha estado bajo sus órdenes;  Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, José Luis Moreno, David Mora, Antón Cortés, Paco Alcalde y Aníbal Ruiz. Toda su carrera presente mientras Luis Miguel Vázquez le entregaba los trastos.

Antes recibió el toro de su alternativa a la verónica, interpretada con el gusto y el sabor que le dan esas muñecas de oro para manejar el capote. La muerte del  astado de Benjumea se la brindaba a su esposa y al inicio de la faena con unos ayudados por alto  rajo el silencio un fandango que brotó del tendido de sombra. Le sacó muletazos de mucha importancia por los dos pitones a un enemigo que resulto falto de fuerza y raza. Resolvió estando muy por encima del animal con una soberbia estocada entera y en el sitio desde los medios de la plaza.  Bien valió la merecida oreja.

Ya en su segundo, al cual esperaba sentado en el estribo emanado una torería innata, le “arreo” tres mecidas e inspiradas verónicas rematando con una media a pies juntos en la cual se paró el tiempo. Lo banderilleo, como hizo al primero, clavando en la cara en el primer par y sentado en una silla con las piernas cruzadas el segundo, par que revoluciono a los tendidos, para rematar con el tercero de poder a poder y llegando en la misma cara. Derechazos con mucho pellizco para el inicio de faena, y rematando las series por los dos pitones con una pinturería propia de toreros artistas como él. Asentado en los riñones nos hizo disfrutar de la pureza del toreo más artístico. Despaciosidad en un cambio de mano antes de soltar la ayuda para empuñar el acero y cuadrarlo con mucha torería. Estocada hasta la bola ejecutando la perfección el volapié. Dos orejas y un rabo fue el premio a su última comparecencia como torero.

Luis Miguel Vázquez haciendo gala de su buen concepto del toreo, sacó muletazos largos a un toro que se fue apagando conforme avanzaba la faena que brindo al padre de Félix Jesús. El daimieleño le puso lo que le faltó al descastado morlaco. Media caída y dos golpes de verduguillo que se premió con una vuelta al ruedo. No tuvo mucha más suerte con su segundo, un bello inicio por bajo, doblándose con él y consiguió arrebatarle una serie por el pitón derecho vaciando la envestida de “alante a tras”. Con la zurda se empeño en sacarle todo el jugo posible pero el astado andaba protestón y echando la cara arriba. Pinchazo en “lo alto” y estocada entera que se premió con una oreja.

Emilio Bresó que debutaba con picadores el mismo día de la retirada y alternativa de su maestro, dejo un impresionante sabor de boca. Al primer novillo lo paró a la verónica rematando en los medios con una larga cambiada de rodillas. Quite de valor con el capote echado a la espalda dejando así sus tarjeta de visita y proclamando que viene pisando fuerte. Brinda a Félix Jesús e inicia la faena con ayudados por alto con mucha quietud. Serie con la derecha actuando muy poderoso y firme como las columnas de Hércules por el pitón izquierdo, tragándole una envestida muy reservona, valor seco y muy cruzado el de Almadenejos.  Manoletinas ajustadas para rematar la faena y pase de pecho de rodillas. Estocada echándose literalmente encima de los pitones que se le quedo un pelín delantera. Dos orejas de ley.

Con el novillo que cerraba la tarde volvió a ponernos el alma en la garganta con dos afarolados de rodillas. Acometió el cuatreño al caballo con tanta fuerza que pareció que chocaba con un muro y cayó desplomado, percance que ya acusó durante toda la faena envistiendo con cierta descoordinación. Bresó anduvo firme con él a pesar que no humillaba y calamocheaba buscando el cuerpo del debutante. Voluntarioso Emilio y a base de “r que r” saco muletazos de mucha calidad. Estoconazo “hasta la bola” ejecutando la suerte suprema como mandan los cánones y 3 descabellos, cortó una oreja.

A hombros el debutante y el que se despedía arropado en la salida por sus compañeros de estos años y por la afición de toda la provincia y de pueblos de Córdoba, como los aficionados prácticos de Dos Torres que no quisieron dejar solo en este importante día a un torero que tantos buenos momentos nos ha hecho pasar.

Plaza de toros de Almadén, tres cuartos de plaza

Cuatro Toros y dos Novillos de Benjumea, bien presentados y de juego desigual.

Félix Jesús Rodríguez (Grana y Oro): Oreja y 2 Orejas y Rabo. Tomaba la alternativa y se retiraba del toreo.

Luis Miguel Vázquez (Rosa pálido y Oro): Vuelta al ruedo y Oreja.

Emilio Bresó  (Verde Botella y Oro): 2 orejas y Oreja. Debutaba con Picadores.

Actuó de sobresaliente «Chapurra» que destacó en un precioso quite.

Crónica: Marcelino Abenza

Fotos: Manuel del Moral Manzanares