El valor de Juan Leal se lleva la tarde. El francés destacó ante un encastado toro de Las Monjas. Galdós y Tendero lo intentaron con dignidad.

No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita. Pensando en este tema se me vinieron a la cabeza unas palabras de San Agustín de Hipona que están estrechamente enlazadas: pobre no es el que tiene menos, sino el que necesita infinitamente más para ser feliz.

El aficionado a los toros necesita, a nivel general (inclúyase todo el territorio taurino), razones para emocionarse en un tendido. En Ciudad Real, tuvo que ser en la cuarta de abono, cuando un toro de nombre “Zaque” expusiera sobre el ruedo, ciertos argumentos con los que el aficionado y público en general, fueran felices. Estaré de acuerdo en respetar a los profesionales y aficionados que me discutan, que el toro tampoco fue del todo claro, que no embistió siempre derecho y perfecto como el prototipo de toro que quieren hoy en día la mayoría de los toreros, que tuvo sus defectos, vale. Pero “Zaque” generó posibilidades para que un torero demostrara sus cualidades y los tendidos dijeran: ¡lo mejor de la feria! Estaban siendo, después de tres días de feria, “un poco felices”.

Destacó el citado “Zaque” lidiado en segundo lugar; guapo como él solo, cerrando la cara, con las hechuras perfectas, el toro mejor presentado de la feria. Del resto, tuvo calidad el cuarto y sus hermanos dijeron poco; no rompieron a embestir con claridad, quedándose siempre “detrás de la mata” y llegando como dormidos a los engaños.

Abrió plaza el castaño “Novato” que pronto en el percal de Tendero haría cosas raras. Se salió Fernando a los medios con el toro por dentro, con dominio. El encontronazo con el peto descabalgó a Tomas Copete que quedó “estribado” y pasando un momento de apuro al no poder librar el pie y caer entre las patas del caballo y los pitones del toro. No nos habíamos repuesto del susto cuando Jorge Fuentes perdió pie, quedando a merced del animal y siendo auxiliado por los quites de Oscar Castellanos y Manuel de los Reyes. Tras los momentos de tensión, buen par de Miguel Angel Ramírez que dejó los palos en la yema. A la muleta llegaba el de Las Monjas con muchos matices dificultosos con los que pechó Tendero, que hizo el esfuerzo de consentir y tragar, para después dejar un espadazo envainado con el que se esfumaba la muy probable petición.

El cuarto fue un animal con cierta clase, al que lidió con suavidad Jorge Fuentes y al que Ramón Flores pegó dos puyazos en uno, al rectificar un par de ocasiones. Sensacional Oscar Castellanos una vez más, asomándose al balcón y dejando dos soberbios pares de banderillas. Se desmonteraron Castellanos y Ramírez. A la franela de Tendero en el tercio llegó “Dominguero” queriendo sin querer, y sin pegar dos embestidas iguales, aunque algunas tuvieron clase, el torero arreando de rodillas en el comienzo. Después caminó el de Las Monjas tras los vuelos de la muleta del manchego, el cual aprovechó al natural, recordando de nuevo la buena mano izquierda que tiene el de Villarta. A la faena le faltó algo para llegar a romper, y la merienda, o el medir a los nuestros quizá con menor benevolencia que a los demás, hacían que aquello se quedara en un sí pero no. El pinchazo hondo era suficiente. Leve petición.

Juan Leal aprovechó la sustitución por el lesionado David Galván, sumando otro triunfo a los que ya acumula en las recientes semanas, siendo uno de los toreros con más ambiente del momento. Se hizo presente con el capote a la espalda en el quite que le correspondía al que abrió plaza, de frente por detrás, abusando quizá, pero dejando claras las intenciones… arrear. Salió en segundo lugar el toro de la feria, por presentación y comportamiento encastado. Leal con el percal, simplemente lo pasó por ambos pitones. En el caballo, un puyazo de cumplir expediente sin más, y en la brega de Agustín de Espartinas ya mostró largura en sus embestidas. Tras el brindis al público, las dos rodillas en tierra y en la misma boca de riego. Llegó “Zaque” pensándoselo, al paso, para después comenzar a embestir con transmisión a la muleta de un francés que mueve poco los pies (en este caso del inicio, las rodillas). Juan Leal se la dejó puesta al de Las Monjas, que galopó en dos tandas, yéndose largo y repitiendo. Al cambiarlo de pitón, cambió también el viaje del toro, sin tanta claridad como en el comienzo de faena en los medios, donde pareció más enrazado. Sin dicha largura ni trazo en el toro, sacó Leal su arma de la quietud y el valor, que es mucho. Se los pasa por donde quiere y se los deja llegar al pecho si hace falta. La estocada algo desprendida, hacían flamear los pañuelos con fuerza. Dos orejas.

En el quinto la cosa era bien distinta. El de Las Monjas no descolgó en ningún momento y cazó moscas por donde pudo. El recibo capotero en el siete, de rodillas a la verónica, quedando comprometido, haciéndose él mismo el quite cuando ya lo tenía en la canasta del percance serio. El valor y las cercanías fueron los argumentos de la faena. Media estocada y vuelta al ruedo del francés.

Joaquín Galdós recibió a la verónica a otro “Novato” que de novato tuvo poco. Tosco y áspero fue el de Las Monjas, y en el cual no surtió buen efecto el fenomenal puyazo de David Prados. En la muleta intentó ordenar Galdós al animal, sin conseguir llegar a buen puerto. El espadazo casi entero conllevaría la ovación al término de su primer capítulo.

Con el que cerró plaza, un “Andaluz” con cinco años y cinco hierbas, tampoco encontró Galdós la llave del acople. Las verónicas alternadas con chicuelinas fueron la mezcla del recibo. Antonio Chacón pareó con verdad y saludó la ovación sin llegar a desmonterarse. En la muleta solo destellos al natural, pero sin llegar a conseguir que subiera el diapasón de la faena.

Terminó una feria de la Virgen del Prado, donde en cuatro días de toros hemos podido comprobar que la plaza de toros de Ciudad Real necesita una vuelta de tuerca, no solo ya en lo referente al estado lamentable del edificio en sí, sino de la gestión empresarial de los festejos que se desarrollen de cara a la próxima temporada. La nueva corporación municipal y la empresa Toros Ciudad Real, deberían llegar al acuerdo necesario para que en el 2.020 los festejos taurinos en la capital, cuenten con mayor apoyo, tanto económico como institucional y por consiguiente, se consiga dotarlos del equilibrio e interés para el aficionado y público en general, Dios quiera, y hasta entonces, ¡que viva la Virgen del Prado!.

Cónica: Víctor Dorado Prado.

Fotografía: Ernesto Naranjo

Plaza de Toros de Ciudad Real. 19-8-19. Un tercio de entrada. Calor soportable.

Se lidiaron seis toros de Las Monjas, bien presentados, destacando el encastado segundo. El cuarto tuvo cierta calidad y el resto fueron más deslucidos en líneas generales.

Fernando Tendero, de blanco y oro con los cabos negros: Ovación en ambos.

Juan Leal, de azul cielo y oro: Dos orejas y vuelta.

Joaquín Galdós, de caña y oro con los cabos negros: Ovación y palmas.

Se desmonteraron tras parear al cuarto, Oscar Castellanos y Miguel Ángel Ramírez, y saludó en el sexto Antonio Chacón.

Juan Leal salió a hombros por la puerta grande.