En Madrid están ocurriendo cosas que no son normales, como por ejemplo que hoy se hiciera el paseillo con sólo cinco picadores cuando en plazas de primera deben ser seis y aquí se debe cumplir rigurosamente el reglamento. Hay cosas que no se pueden pasar por alto en la primera plaza del mundo.

Se han lidiado seis toros de Fuente Ymbro bien presentados, cinqueños en su totalidad, de capas variadas, con cierta clase algunos y con matices más o menos acentuados en cuanto a su comportamiento que resultaron toreables la mayoría de ellos. Algunos nos preguntamos que si esta corrida hubiese venido el pasado día 25, igual el resultado de ambas corridas habría sido diferente en cuanto al resultado artístico, pues de los seis lidiado esta tarde, al menos cuatro han servido en la muleta pero eso es agua pasada.

El francés Juan Leal, el peruano Joaquín Galdós y el madrileño Rafael González que tomaba la alternativa serían los encargados de enfrentarse a los toros de Ricardo Gallardo que sufre como nadie en el callejón cuando se lidian sus pupilos.

Abrió plaza el toro que serviría para que Rafael González pasara al escalafón de matadores y Rafael trastea con la derecha al animal, que muestra movilidad, con más pulcritud que hondura. Con la izquierda baja el diapasón de la faena, al final de la misma y al intentar unas bernadinas el toro le voltea de mala manera, propinándole una cornada de veinte centímetros y a pesar de querer volver para finiquitar su labor, se ve que el torero no puede mantenerse en pie e incluso limitadísimo de facultades cae desvanecido en la cara del toro. El torero no puede moverse y nadie toma una decisión lógica como era llevarlo a la enfermería, a duras penas entra a matar pero así no se puede estar delante de un toro. Al final se lo llevan con urgencia a la enfermería y Juan Leal acaba con la res. Rafael González ya es matador de toros pero no está en la plaza ni volvería esta tarde.

A Juan Leal decirle que de las distancias que tiene un toro para sacarle partido, larga, media y corta distancia, debe aplicar la adecuada en función del toro que tenga delante, pero él solo conoce una y es en la que se mueve, la corta, y eso no le gusta a todo el mundo pero ahí se desenvuelve como pez en el agua. Así y todo en su primero sacó naturales de mucho mérito, pasajes interesantes con la diestra, pero tanta cercanía agobia y no deja ver lo que el toro puede dar de sí. Espadazo en buen sitio, petición y oreja que no todos los aficionados aprueban.

Con el cuarto más de lo mismo, faena encimista entre los pitones que a veces no deja ni pasar al toro, poca variedad y mucha exposición y riesgo sin sentido. Hay que torear más, que Paco Ojeda solo hubo uno y este sabía como y cuando hacerlo. Ahora bien, si algo no se le puede achacar al francés es como se va detrás de la espada, con mejor o peor colocación del acero, hoy no han caído mal, es un cañón e incluso en el complicado sexto que mató por el compañero herido lo fue, y eso a pesar de escuchar dos avisos tras una faena con revolcón incluido y coladas y gañafones constantes. Ovación y silencio es lo que escuchó a la muerte del cuarto y sexto de la tarde respectivamente.

Joaquín Galdós ni sumó ni restó en su paso por Madrid. Ni conectó con los tendidos, ni estos se desentendieron de su labor esperando que sus faenas rompieran a mejor en virtud del lote que le cayó en suerte. Sin estar bien, no estuvo mal y sin estar mal, debió estar mejor.

Muletazos sueltos de trazo aceptable cobrados de uno en uno en su primero tras un inicio templado pero toreando un tanto hacia fuera rematados con media espada tendida y buen inicio en su labor al quinto que a veces por él, otras por el toro, aquello no levantó vuelo. Estocada entera un punto atravesada y silencio del respetable.

Mi conclusión final es que al menos cuatro toros se fueron al desoyadero sin verlos torear. Mucho mejor los de Fuente Ymbro hoy que cuando vinieron las figuras.

Destacar a Óscar Bernal picando al quinto de la tarde y a Roberto Blanco que se desmonteró pareando a este mismo toro y que no hubo ceremonia de devolución de trastos del toricantano Rafael González a Juan Leal matador que le dio la alternativa al haber pasado a la enfermería el primero para ser operado de una cornada grave y no poder incorporarse a la corrida.

Esto ha sido todo por hoy.

Mañana más y mejor.

Tomás Mata Menchero

Aficionado y abonado del tendido 7

Fotos: © Las Ventas Plaza 1