Crónica de Tomás Mata de la primera Puerta Grande de San Isidro para el toledano Tomás Rufo

Tarde de expectación de las gordas, lleno a reventar y calor de domingos de agosto cuando en Las Ventas estamos los de siempre y la televisión y sus comentaristas ni se acercan. A la entrada se repartían pañuelos blancos con el cartel de los actuantes ¿sería una premonición?.

En los chiqueros esperaban para saltar al ruedo cinco toros negros y uno colorado que abriría plaza pertenecientes a la ganadería salmantina de Garcigrande. Bien presentados en general, rematados con encornaduras de buena colocación, alguno cerraba un punto la cara y otro, como el quinto, cornalón hasta la exageración pero muy justitos de fuerza todos y sin la acometividad suficiente para llegar con emoción a los tendidos. Vamos bobalicones que hay que decirlo claro.

Julián López «El Juli», Alejandro Talavante y Tomás Rufo fueron los que se encargaron de poner el cartel de NO HAY BILLETES en las taquillas y de dar lidia y muerte a lo que saliera por la puerta de toriles. Se rompe el paseillo y el tendido 7 arranca una ovación que otra vez desconcierta a los toreros y que El Juli sale a recoger al tercio cuando en realidad iba dirigida a Tomás Rufo por sus «Puertas Grandes» conseguidas en su etapa de novillero, en fin…

Tomás Rufo sabe torear y muy bien, lo empezó a demostrar cuando después de la protocolaria ceremonia de confirmación de alternativa se fue a la cara del toro y sin probatura alguna se puso a torear con despaciosidad y elegante limpieza al dulzón toro con ambas manos, tan a gusto estaba que abusó un tanto alargando la faena cuando creo que debió irse a por la espada una serie antes que era el punto álgido de su faena y eso provocó que sonara un aviso y que al toro le costase igualar. Espadazo tendido que fue suficiente perdiendo la muleta en el encuentro, delirio, pañuelos en mayoría y oreja.
En el que cerraba la corrida se veía venir el lío si Rufo se mostraba de forma parecida en su toro anterior y lo hizo con un toro de medio pelo. Su labor no alcanzó los niveles de su actuación anterior. Estuvo muy asentado, templado y bien, mató con decoro como al toro anterior pero la inercia de la tarde hizo que el público, no la afición, consiguieran para Rufo la oreja necesaria para abrirle una Puerta Grande de bajo precio. Si en Sevilla abrió la Puerta del Príncipe pues aquí no vamos a ser menos pensarían los que aireaban los pañuelos.

El Juli no pudo refrendar en su primer toro lo que había conseguido en su anterior comparecencia pues D. Juan Francisco García, presidente del festejo, optó de forma incomprensible en mantener el toro en la plaza cuando a todas luces era un auténtico inválido. Probatura de Julián para que vieran, los que no lo hubieran visto antes incluido el Sr. Juan Francisco, que era imposible el lucimiento y lo despachó sin más de cuatro pinchazos y estocada contraria.
El cuarto, segundo de su lote salió suelto y corretón. Tras muchas indecisiones sale Julián a los medios que es donde debería haber ido desde un principio pues allí acuden todos y le pega unos lances extraordinarios rematados con una media de manos bajas. Con la muleta se va al toro emplazado en terrenos del 5, tendido jaranero y jaleador donde se sintió a gusto y arropado. Faena de menos a más pues el pico de la muleta viajó en los primeros compases entre los dos pitones, llegando los mejores pasajes cuando el animal tenía menos chispa y menos vida pero El Juli despierta pasiones con el más mínimo detalle de torería. Pinchazo, estocada y el animal se va a morir a la puerta de chiqueros donde El Juli aplaudió su muerte. El Pilo lo intentó apuntillar sin caer el toro ¿y eso?. Petición, alboroto y vuelta al ruedo.

Alejandro Talavante inició su labor muletera al tercero por abajo con cierto gusto pero se puso después algo soso y sin gracia. Toro y muleta por aquí y toro y muleta por allá pero sin decir nada especial y un tanto descolocado. Estocada muy baja horrible, casi un sartenazo vamos y ya.
En el quinto Alejandro inicia la faena con alardes toreando en redondo de rodillas al cornalón animal. Una vez en pie el diapasón toma otros derroteros con muletazos sueltos sin mucha profundidad pero eso sí, pasándoselo muy cerca. No buscó los terrenos fáciles del cinco y eso hizo que no calase su labor de la misma forma que el toro anterior. Su «mano negra», lo digo por su vendaje, funcionó con intermitencia. Exprimido el burel, el matador monta la espada. Pinchazo, estocada baja, petición y en eso quedó todo.
Otra vez Fernando Sánchez extraordinario aunque no sabemos porqué pareó dos veces al sexto toro yendo de tercero, eso si el último fue de poner la plaza boca abajo dándole unas ventajas al toro de manera torerísima.
Pero bueno ¿que está pasando para que se siga picando tan mal?. Y una reflexión personal, Talavante no es el mismo que se fue de momento. Espero que poco a poco nos vuelva a dar aquella dimensión.

Hoy encerrona de Paco Ureña y allí estaremos.

Tomás Mata Menchero

Aficionado y abonado del tendido 7

Fotos: © Las Ventas Plaza 1