Una vez transcurrido ese descafeinado comienzo de temporada de cada año, con los  espectáculos a modo de “bolo” para las llamadas figuras de hoy, en plazas como Olivenza o Illescas, llegaron las fallas valencianas para darnos a conocer atisbos de cómo está el panorama, una vez que sale “el de los rizos negros” y comienza lo serio.

En Valencia pasaron cosas, aunque no serán estas fallas las que pasen a la historia. Cayó Ponce en su feudo, herido y lesionado de gravedad en una rodilla ya maltrecha que le hará perderse gran parte de la temporada y al que deseamos una pronta recuperación. Reapareció Ureña, con el capote a la espalda en los medios, sin tapujos y con las intenciones de atacar cada tarde. Heróico estuvo Octavio Chacón, herido por su primer Victorino y lidiando al que cerró plaza recién intervenido. “Horroroso” de Jandilla embistió “horrorosamente bien”, tomando dos puyazos, derribando y a los que fue muy derecho y con prontitud, entregándose en la franela de Castella para poner sobre la mesa la polémica de un indulto denegado por el criterio presidencial. Destacó uno de los más nuevos, Pablo Aguado, el cual hace albergar esperanzas de expresar esa tauromaquia eterna, sentida y erguida, que nos pone a todos de acuerdo.

En Valencia reitero, pasaron cosas, y por encima de ello, pasó Roca Rey. El peruano es a día de hoy el líder en solitario de una tabla, en la que la gran mayoría se encuentran cómodos “jugando la UEFA”, si me permiten el símil futbolístico. Arrasó en el coso de la calle de Xátiva con “El Juli” de testigo, repitiendo un sonado triunfo y saliendo a hombros por una puerta grande la de Valencia, que atraviesa cada año como si fuera la de su casa.

A todo esto, ayer se presentaron los carteles de la que se supone debe de ser la feria más importante de la temporada, a la que llaman el mundial del toreo y esas cosas… ¡San Isidro el del bombo! El serial que “el productor” Simón Casas y “Nautalia” han confeccionado y el cual arroja un análisis de feria de San Isidro en horas bajas. A la postre resulta un “sinsentido” el rollo del bombo, porque ni están todos los que son, ni son todos los que están, ni se ha conseguido cumplir las expectativas creadas, con un sistema de componer la feria que podría haber sido un revulsivo en los ambientes taurinos de toda España.

“Manzana” y “el de La Puebla” miran hacia otro lado, “Julián” dice: “yo soy Julián y pasopalabra” y los demás deciden entrar en un bombo para no saben qué, incluido el que manda ahora en las taquillas, que es Roca Rey. En las urnas del que DEBERÍA ser el principal protagonista, sin sorpresas, sin nada que no conozcamos, y donde para crear de verdad expectación tendrían que haber entrado todos los hierros que lidiaran en la feria. A la postre y con dichos ingredientes suceden cambios de última hora que terminan de “rematar el cuadro”. La lesión de Ponce, el cual había aceptado el sistema bombo, hace que el apoderado de “Julián” pase finalmente por los despachos de PLAZA1 en una jugada maestra de Casas/Julián y que a buen seguro hace fruncir el ceño a los que han dado el paso adelante cuando se tenía que dar. Todo este baile de corrales en los intereses de cada uno pone de manifiesto que al aficionado cada día se le trata peor.

En definitiva un San Isidro “light” donde no se entienden algunos tripletes, ni excesivos dobletes, así como la presencia de hierros en reciente declive, como el de Zalduendo, pero que esperemos se compense con el interés de ver a toreros como Juan Ortega, Tomás Campos o Pablo Aguado. El peruano Andrés Roca Rey llevará el peso de un abono isidril donde su enfrentamiento a la corrida de Adolfo Martin marca uno de los pocos alicientes que debería haber arrojado el dichoso bombo.

La vuelta de divisas que siempre han sido de Madrid como la de Cuadri, o la aparición de nuevo de Montalvo o Valdellán acentúan el interés torista, además de los clásicos de Victorino, Baltasar Iban o Escolar.

Hay también presencias con escaso interés, donde habrían tenido cabida nombres como el de Lamelas; no nos libramos de los Adame, y si los que vivimos a unos cuantos kilómetros nos toca elegir un cartel que nos cautive y seduzca plenamente, cuesta señalarlo. En definitiva, los Ureña, de Justo, Chacón, Urdiales, Ginés, Curro, Moral, Galván o Galdós, tendrán en este, un San Isidro para ellos ideal, porque salvo el ya mencionado líder de la tabla Roca Rey, se abre todo un abanico de grandes oportunidades que deberian aprovechar por la vía de la verdad, la pureza, la torería y todos esos matices que le gustan a Madrid y que no tienen otro misterio que el de echar la “pata palante” y demostrar en el ruedo lo que cada uno lleve dentro y sea capaz de plasmar.

“Que Dios reparta Suerte”

Víctor Dorado Prado

Crítico taurino de Cargando la Suerte