Tendero y Huertas salen a hombros tras cortar dos orejas respectivamente, en una tarde marcada por el pobre juego que dieron los de Torreherberos y Torrehandilla. Sólo un toro ofreció claras posibilidades.

Pedro L. Calvillo

Fotos: Manuel del Moral Manzanares

El mano a mano entre Fernando Tendero y Emilio Huertas que se quedó ayer en Ciudad Real, tras la baja de Jiménez Fortes por su percance el pasado domingo, estuvo condicionado por el escaso juego que ofrecieron los de Torrehandilla y Torreherberos. No obstante, los toreros locales, ayunos de contratos, dieron lo mejor de su repertorio para conseguir triunfar en el duelo provincial. Un empate, puesto que ninguno se pudo dar el aldabonazo que catapulte su carrera. Dentro del nulo contenido de las reses de Alberto Morales, destacó «Picaflor», segundo de la tarde, por su calidad en la muleta después de un comportamiento mansurrón en los primeros tercios. Tendero pechó con un lote que se desfondó pronto.

La tarde del duelo provincial nació del infortunio a 400 kilómetros. En Vitigudino. La baja de Fortes dejó un mano a mano con los dos toreros de la tierra. Uno de Villarta de San Juan; el otro, de Santa Cruz de Mudela. Si bien, todo torero debe tirar de orgullo para superar a sus compañeros de cartel, en el caso de dos jóvenes que buscan hacerse hueco en la tauromaquia, el primer duelo que se debe ganar es ante el público cercano.

El primero en apuntar y disparar fue Huertas. Ya se palpaba la rivalidad en el quite. Ambos, Tendero y Huertas, homenajearon a Chicuelo. El primero bajando las manos; el segundo abriendo el compas. Bienvenida sea la rivalidad. «Picaflor», con el hierro de Torrehandilla, nos tuvo engañados durante toda la lidia. Comportamiento de manso en todo momento. Cuando Emilio apenas terminado el brindis a su compañero caído, el terciado animal huía rumbo a chiqueros. Mal presagio. Pese a todo, el torero lo sacó de los terrenos y el animal respondió con una embestida vibrante y con trasmisión por el pitón derecho. Siempre viendo franela, el animal fue a más. Inteligentes «tiempos muertos» entre tanda y tanda para dosificar las fuerzas del burel. Por el izquierdo, el animal cambió la acometividad por el temple. La mano baja de Huertas nos dejó los mejores pasajes de la tarde. Aunque fue breve la experiencia con la zocata. La espada funcionó a la perfección y la puerta grande descerrajada.

«Agitador» se llamaba el segundo de su lote. Reata importante en la casa matriz de esta vacada, Jandilla. Poco o nada se pareció éste a su pariente que saltó al ruedo de Las Ventas este San Isidro. Destacó con los rehiletes José Otero, que recetó dos soberbios pares al de Torreherberos. Tuvo que destocarse. El oponente jamás tuvo una embestida franca ni terminó humillar. Informal y cada vez a peor. Acabó al hilo de las tablas huyendo de la lucha. Con su último cartucho, el que cerró el festejo, peor aún. Ni una tanda tuvo. Se atrincheró en las tablas y no quiso ni ver al de Santa Cruz de Mudela.

Fernando Tendero hacía primera muesca en la culata en la tarde ayer. Se estrenaba en 2015. Con el abreplaza estuvo muy por encima de su adversario. El animal careció de fondo y casta. El susto llegó en el segundo tercio. El manso arreó arrollando a Valentín Cuevas y perdiéndolo de un modo muy violento contra las tablas. Afortunadamente, el banderillero salió ileso del trance. Tendero se mostró entregado en todo momento. Asentado sobre los riñones, de frente y ofreciendo de la muleta sin ventajas. Pero cuando no hay oponente, todo queda en el limbo de lo vulgar.

Con el tercero, pese a la sosería del de Torreherberos, supo cuidar del animal. Antes de coger la pañosa, dejó uno de los lances de la feria con una media cadenciosa para cerrar el saludo capotero. Con la muleta, apenas pudo bajarle la mano. No obstante, gracias a su buena colocación, pudo tirar de la insustancial embestida de «Lanudo». Como en su primero, nada que reprochar en cuanto a entrega. Llegó a los tendidos cuando se puso al natural. El poco fondo de clase afloró en el animal. Certero con el acero, le sirvió para echar el primer apéndice en el esportón.

Con la puerta grande entreabierta y su rival con ella asegurada, el villartero no tenía margen de error con la única munición que le quedaba. Vistoso galleo por chicuelinas para llevar al astado a la jurisprudencia del picador y posteriormente un quite por gaoneras sin ceder ni un palmo al oponente. El animal, que parecía tener una arrancada alegre, se apagó en la tercera tanda. Las pocas embestidas de enjundia por el pitón izquierdo tuvo de sacárselas de una en una. Trincherazos con sabor para cerrar al «Pordiosero» y ejecutar la suerte suprema como mandan los cánones. Espadazo que bien valió su objetivo: salir por la puerta grande.

Así fue la historia de un duelo en el que la pólvora vino mojada. No hubo ni vencedores ni vencidos. Un empate de esos que, en los toros, saben a nada.

FICHA DEL FESTEJO:  

Ciudad Real. 2º de la Virgen del Prado. Toros de Torreherberos (1°, 3° y 4°) y Torrehandilla  (2°, 5° y 6°). Correctos de presencia a excepción del anovillado 2°. Que fue manso en los primeros tercios y bueno en la muleta. Con transmisión. 1º y 3°, deslucidos. 4° y 5°, vulgares. 6°, sin posibilidad alguna. Menos de media entrada en tarde soleada y temperatura agradable.

  • Fernando Tendero, de azul marino y oro, estocada caída, aviso (palmas); estocada (oreja); estocada (oreja).
  • Emilio Huertas, de plomo y oro, estocada (dos orejas); media tendida, tres golpes de descabello (palmas); pinchazo, estocada (palmas).