Una plaza con una gran entrada rota de emoción; un faenón para el recuerdo; un torero con casi treinta años de alternativa sentando cátedra en todos los aspectos éticos, estéticos y técnicos; un toro bravo embistiendo como una autentica maquina de acometer allá donde el torero mandaba; allá donde la muleta parecía no encontrar final para un trazo antológico; provocando el delirio en los tendidos. La grandeza de una fiesta que de esta manera se defiende por sí sola y que unos cuantos humildemente, pero sin escatimar esfuerzos nos empeñamos en demostrar ante los que intentan el sinsentido del ataque prohibitivo sin sensatez.

Podremos debatir diferentes aspectos sobre dicho indulto, porque la tauromaquia y la sociedad tienen como nexo de unión el debate, las opiniones y las diferentes formas de ver un espectáculo con diferentes listones de exigencias y conceptos. Lo que no cabe duda es que Enrique Ponce en Ciudad Real ha dado una dimensión de lo que es, un figurón del toreo sin límites.

En el tendido un entradón de los que gusta ver en cualquier plaza, debido en gran parte a la presencia de las figuras y a la ausencia de las cámaras televisión haciendo funcionar la taquilla Además se hicieron presentes personalidades del mundo de la política, destacando el presidente de la Junta de Castilla la Mancha, D.Emiliano García Page, el presidente de la Diputación Provincial, D.José Manuel Caballero o la vicepresidenta tercera del Congreso de los Diputados, Dña. Rosa Romero.

La corrida de Daniel Ruiz fue muy deslucida en su comportamiento con un lote infumable para Roca Rey, uno por inválido que tuvo que ser devuelto y uno que cerró plaza, imposible en su mansedumbre, así como dos toros para Daniel Luque que se fueron desorejados en el arrastre por sendas faenas de arrojo y casta del sevillano, que conectaron fuerte con los tendidos, resueltas con el acero de manera eficiente.

El que abrió plaza para Ponce tuvo complicaciones que ni en manos del maestro valenciano pudieron ser corregidas. Pareció limar dichas asperezas con el capote, y dio esperanzas en el capote de Mariano de la Viña, pero en la muleta no termino de entregarse ante la voluntad de dominio de Ponce. En varios pases por arriba le puso los pitones en el hombro. No obstante y tras un espadazo caído, Ciudad Real sacó los pañuelos orejeros benevolentes de los que goza esta plaza en tardes así. Oreja.

En cuarto lugar, salió “Juguetón” negro de capa y herrado con el numero 15, con un peso de 450kg. Armónico de hechuras, muy en el tipo de la ganadería y el cual comenzó pronto a hacer el avión en el percal de Enrique, que lo lanceó a la verónica con suavidad y expresión, en lo que sería el prólogo de una bonita historia. En el caballo, un simple puyazo sin demasiado mas que contar, y tras ello el quite de Ponce por “Chicuelo” de manos bajas con gracia y pinturería. Brindis al público para que en la muleta hubiera de todo, con una primera parte de toreo fundamental con la derecha en varias tandas que ya hacían barruntar una gran obra, una segunda parte con naturales inmensos, templados y largos, gracias al pulso y al ritmo que tiene Ponce en sus yemas, en sus muñecas, en su cabeza, en su corazón, y una tercera parte donde los circulares por la vía de “la poncina” o por la vía de la rectitud y la innata expresión corporal del de Chiva contagiaban a un tendido que enloqueció conforme fue avanzando el trasteo. Como epilogo del que empieza o busca abrirse hueco entre los grandes se echó de rodillas con la plaza flameando en el blanco de los pañuelos que pedían el indulto. “Juguetón” tuvo virtudes de bravo, de enrazado, de noble, de ir a más, y de durar en la pelea hasta que su corazón le permitiera. ¿Quizá una vuelta al ruedo al toro hubieran sido los honores justos? ¿Quizá la concesión del indulto fue exagerada? Pues puede ser, pero el casi lleno que registraron hoy los tendidos enardecieron de pasión pidiendo el perdón para “Juguetón” de lo que la maestría y belleza de la tauromaquia de Ponce tuvieron gran parte de “culpa”.

Daniel Luque sustituyó a Manzanares con un balance triunfal de cuatro orejas enfrentándose a un segundo toro que tuvo condiciones de movilidad sin demasiada calidad. Lo intentó enjaretar a la verónica en el recibo. Derribó a Javier Jabato en el fielato con el peto e intentó Luque el lucimiento por chicuelinas. En los palos se desmonteró de nuevo Juan Contreras como el día anterior con la de Victorino demostrando que atraviesa un gran momento. En la muleta el comienzo a pies juntos tuvo importancia así como los muletazos que contenía el de Daniel Ruiz antes de apagarse. Con menos movilidad se metió el de Gerena entre los pitones dominando las cercanías con una capacidad de valor y un sitio lleno de firmeza del que goza Luque en la actualidad. Las manoletinas en el final de su faena llevaron a más el tono de su actuación bien firmada con un espadazo arriba premiado con dos orejas.

Ante el quinto construyó una labor Luque a base de abrir los caminos al animal, que duró muy poco. En banderillas apretó hacia los adentros e hizo hilo a Raúl Caricol al cerrarlo en tablas, siendo auxiliado por Alfredo Cervantes en un buen quite de riesgo al compañero. Los comienzos hasta que se paró el animal tuvieron calado en los tendidos, a donde Luque supo dirigirse en cercanías siendo del agrado de un tendido que venía de vivir la apoteosis de Ponce, en una corriente positiva que hacían que la tarde se embalara hacia el triunfo. La estocada certera arriba en buen sitio fue fundamental para de nuevo desorejar a su oponente con una plaza totalmente a favor.

El peruano Andrés Roca Rey hizo su presentación en Ciudad Real con un balance vacío y sin fortuna al encontrarse con un primer toro inválido que debió ser devuelto y con el que poco pudo hacer recibiendo las cariñosas palmas de la ovación ciudarrealeña que le obligó a saludar desde el tercio.

El que cerró plaza y feria fue un colorado toro de Daniel Ruiz, mas fuera de tipo y descompensado de hechuras que sus hermanos y con un comportamiento desrazado que buscó la salida huyendo de los engaños que le ofrecieron. Con arreones de manso complicó la vida a todo el que pisó el ruedo, principalmente al peruano que intentó enjaretar sin éxito.

Una autentica pena que hoy no viéramos a Roca Rey ante un toro con opciones de mostrar las virtudes de su concepto y rivalizara en competencia con el matador de toros que en la actualidad podríamos denominar como principal maestro de la tauromaquia de nuestros días, llamado Enrique Ponce.

 

Plaza de Toros de Ciudad Real. Casi lleno en los tendidos en tarde de calor.

Se lidiaron toros de Daniel Ruiz, desiguales de presencia y hechuras. Con genio el primero, dejándose pero sin duración segundo y quinto, tercero sin fuerzas que debió ser devuelto y manso de libro el sexto. Indultado el cuarto de nombre “Juguetón” herrado con el numero 15.

Enrique Ponce, de gris perla y oro: Oreja y dos orejas y rabo simbólicos.

Daniel Luque, de blanco y oro: Dos orejas y dos orejas.

Roca Rey: Ovación y palmas.

Saludó montera en mano Juan Contreras tras parear al quinto.

Enrique Ponce y Daniel Luque salieron a hombros, como anécdota el maestro de Chiva fue llevado por el matador de toros Víctor Puerto.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares