Vaya por delante de esta crónica el merecido reconocimiento a las personas que han formado parte de la organización de este festival sin picadores, porque gracias a todos ellos Miguelturra en los días previos a sus fiestas en honor a la Virgen de la Estrella volvió a celebrar un espectáculo taurino. De no haber contado con la persona de Antonio Alegre “El Clavileño” como principal organizador, así como la Escuela Taurina del municipio y la Peña Taurina Capote de Oro, la alcaldesa y su equipo de gobierno se habrían salido con la suya de que en Miguelturra no hubiera habido toros este año con el peligro que ello conlleva, porque permítanme la expresión o hipérbole de que “cuando vuelca el carro se vierte el agua y si evitamos que vuelque mantenemos el agua en el cubo”.

De lo acontecido en el ruedo destacaremos las actuaciones de Damián Castaño ante un buen novillo de Martín Carrasco, así como la asentada labor del daimieleño Carlos Aranda. El salmantino Castaño tuvo en su capote y muleta al mejor de los erales, con una embestida clara y boyante sobre todo por el lado derecho donde desplegó un trazo largo y ligado con pases de pecho a la hombrera contraria que tuvieron empaque. Por el lado izquierdo se entendieron peor ambos. Desde el tendido alguna voz insensata y fuera de lugar pedía que no lo matara. Dos orejas tras una estocada casi estera desprendida y dos descabellos para el menor de los Castaño y generosa vuelta al ruedo al novillo.

Carlos Aranda se hizo presente en el ruedo echándose el capote a la espalda para citar por Gaona y rematar con la revolera, asentado y dando sensaciones de una gran evolución simplemente en su manera de andar por la plaza. A su novillo lo recibió con un capote suelto de apresto, que ofrece los vuelos acompañados de la pierna adelantada que carga la suerte, consiguiendo expresar mucho a la verónica y rematando con la media. En la muleta hubo el equilibrio del novillero que arrea y del novillero que torea, ya que hubo un comienzo de rodillas y unos finales en la cercanía para arrear, así como los tiempos medios, donde el asentamiento y la derechura en su expresión consiguieron naturales encajados, templados y pausando los cites para conseguir extraer lo mejor del novillo. La estocada, un monumento a la suerte suprema, entrando derecho pero muy despacio y dejando la espada en la yema hasta la gamuza. Cortó los dos trofeos de más peso de la tarde.

Abrió plaza el rejoneador Víctor Losa que ante un correoso y aquerenciado novillo tuvo difícil papeleta. Además la poca experiencia y el nivel de la cuadra hacían aun más complicado que allí hubiera contenido. El novillero Romera lidió el cuarto, que a pesar de una hechura poco armónica tuvo nobleza y boyantía por ambos lados, destacando en el recibo capotero y en algunos muletazos por ambos pitones que no llegaron a transmitir al tendido esa actitud de novillero que se presupone. Con la espada no tuvo su tarde.

El novillero local “El Molinero” actuó en último lugar y puso voluntad y esfuerzo ante un novillo que pronto descubrió las carencias técnicas del que está empezando. Afanado en el triunfo ante su afición logró desorejar a su novillo en una laboriosa actuación arropada por sus paisanos.

En las cuadrillas hubo un gran plantel de toreros de la tierra, que cada tarde rayan a gran altura. Lidió magníficamente al segundo Manolo Castellanos, favoreciendo la buena condición del animal, al igual que sus compañeros Jorge Fuentes o Roque Vega quienes andan con el percal cada día mejor. En banderillas destacó el buen par de Miguel de Fernando al tercero, saliendo muy torero de la cara tras clavar reunido y arriba.

Al término del festejo un gran número de chiquillos y adolescentes acompañados por sus mayores invadieron el ruedo, para de manera inocente y bonita dibujar verónicas a un toro imaginario, que pone de manifiesto el buen futuro de una afición y un público que hoy se entretuvo y se divirtió en un festejo en el que reiteramos nuestro reconocimiento a sus organizadores, los cuales esperemos no desfallezcan en ilusiones, porque de lo contrario mucho me temo que se pueda evitar el deseado vuelco de un carro taurino al que su equipo de gobierno con su alcaldesa al frente seguirán intentando sacar del camino público y libre que deben suponer los toros en este territorio “churriego”, así como en el ciudarrealeño, manchego, español o internacional.

Plaza de Toros de Miguelturra. Más de un cuarto. Tarde agradable.

Se lidiaron erales de Martin Carrasco, desiguales de hechuras y comportamiento, destacando el buen segundo al que se le dio la vuelta al ruedo.

Víctor Losa: Silencio

Damián Castaño: Dos orejas

Carlos Aranda: Dos orejas

Romera: Palmas

“El Molinero”: Dos orejas

Castaño, Aranda y El Molinero salieron a hombros por la puerta grande.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares