Corrida manejable de la “A coronada” en Almodóvar del Campo que permite el triunfo de los toreros y que viene a confirmar el nuevo concepto de bravura enclasada que Victorino hijo imprime a la mítica ganadería. Fortes a hombros pudo ser acompañado por Rafaelillo y Morenito de no ser por la exigencia del palco y el fallo a espadas respectivamente.

Con tres cuartos de entrada en los tendidos comenzaba una tarde de las que más expectación había despertado en la temporada de nuestra provincia, sin duda por la presencia de los toros de Victorino Martín a los que en contadas ocasiones tenemos la oportunidad de ver por nuestro territorio. En torno a las doce de la mañana Victorino hijo descubrió una placa conmemorativa en el cincuenta aniversario de la ganadería, para posteriormente ser el encargado de dar comienzo al encierro que cada mañana durante todas las fiestas riega de olor a toro una localidad que presume de ser una de las más antiguas en las que el toro bravo corre por sus calles durante sus fiestas.

La corrida se puede analizar desde el comienzo con una impecable presencia, recordando que estamos en una plaza de tercera. Nadie se acordó de la tablilla de los pesos ni de la bascula de Almodóvar, la curiosidad de los kilos era perfectamente sustituida por el trapío y el fenotipo del encaste Albaserrada. Trapío homogéneo en los seis, y hechuras muy parejas y en el aire de la casa de los seis. En el comportamiento hubo de todo, en varas la corrida simplemente cumplió y le bastó con un puyazo, en los primeros tercios como es de costumbre fueron complicados para el lucimiento a excepción del segundo al que aprovecho Morenito con el percal. Destacó una línea que tuvo el predominio de la humillación como es habitual en este hierro y la colaboración a la hora del último tercio, permitiendo a los toreros andar cómodos con la corrida, dentro de lo cómodo que se puede andar con un toro al que hay que hacerle las cosas muy bien desde el principio.

El lote de Rafaelillo fue quizá el de menos contenido, con un primer toro discreto que se dejó pegar y que llegó a la muleta sin profundidad y algo dormido. Toro con el que el valiente torero murciano anduvo sobrado, empleándose en intentar prolongar y tirar de la embestida rebrincada del cárdeno. Un final muy torero por abajo y el sabor a la hora de cuadrarlo pusieron el puntito de aroma al momento. El pinchazo y la mala colocación de la espada al segundo intento dejaban el asunto en Ovación.

Platirrino se llamaba el cuarto al que Rafaelillo paró en los adentros flexionando una pierna y bajándole los humos al cárdeno oscuro algo montado en su conformación que requería precisamente eso, hacerlo todo muy por abajo. Esa defensa del torero a la hora de someter por abajo la llevó bien a cabo en la brega Álvaro Oliver, colocándolo en suerte para que José Mora dejara el mejor par de la tarde en su segundo encuentro. En la muleta se vio a un Rafaelillo muy por encima de las dificultades del toro, logrando exprimir una naranja con más hueso que zumo, y dejando detalles en los remates de las series que calaron en el tendido. En el final de faena hubo algún muletazo con un empaque y un temple perfectos para irse detrás de la espada como se fue, derecho como una vela y asestando un “puñetazo” que incluso se fue un pelín contrario. Si el palco hubiera otorgado el doble trofeo no habría pasado nada, pero el presidente se pensó estar quizá en alguna plaza de primera de las que venden caras y con criterio las segundas orejas.

El concepto de toreo puro y muy expresivo de Morenito de Aranda tuvo un lote propicio para el triunfo. El torero burgalés que sustituía a Manuel Escribano no defraudó a nadie y dejó constancia de ello con el capote y con la muleta. Al guapo primero de su lote lo recibió con cuatro verónicas y una media que después repetiría tras el tercio de banderillas, hecho un tanto insólito y quizá no permitido cuando el tercio ya se había cambiado. El caso es que las dos verónicas y la media merecieron la venia sin duda. En la franela hubo sentido del temple y corrección con los terrenos y las distancias. El único pero fue quizá el abuso del toreo de perfil ofreciendo la media muleta y en algunos casos el pico en demasía para embarcar la embestida. Mas de frente y enganchando mas con la bamba de la muleta la profundidad de los muletazos hubiera sido aun mayor. El fallo con la espada dejando una media defectuosa y el descabello al tercer intento disiparon la opción de premio siendo aplaudido.

Ante el quinto no hubo opción con el percal para el torero burgalés. En varas un puyazo muy caído sin rectificar enfadaban al respetable con razón. En la muleta decía más bien poco “Milanero” pero el regusto de Aranda con la izquierda sabiendo aprovechar las medias embestidas elevaba el tono de la faena. Con varios remates poniéndole expresión y algún que otro muletazo final dejo “el Moreno” media atravesada, que necesitaba el golpe de verduguillo para conseguir la oreja.

El malagueño “Fortes” tan duramente castigado por los gravísimos percances debutaba ante el hierro de la “A coronada” de Victorino, y lo hizo dejando patente que su estado de forma física y motriz es mucho mejor y que su tauromaquia se encuentra en un gran momento de firmeza y madurez. Su lote propició en mayor parte el triunfo y con su primero dejó varios buenos lances por el pitón derecho rematados con una media de cartel. La claridad del toro por el lado derecho era bien vista por “Fortes” consiguiendo varias tandas con brillantez del asentado torero malagueño. El pitón menos boyante del animal también lo quiso ver llegando a mejorar el toro en el tramo final de la faena por ese lado. Meritoria labor rubricada con un espadazo arriba y un descabello que provocaban la fuerte petición para abrir media puerta grande.

En último lugar salió “Bosquecito” que puso el broche de manera magnifica comportándose de salida muy en Victorino. Humillando mucho y buscando por abajo la presa, quedándose corto en algunos casos y girando con agilidad en cada lance de recibo de “Fortes”, que se salió a los medios un tanto comprometido. En el caballo y en banderillas aceptó con prontitud los cites y en la muleta llegó desarrollando una embestida de triunfo. Con fijeza y seriedad a la hora de acometer, tuvo en la muleta del malagueño una buena aliada y el comienzo muy por abajo era el preludio de un buen trasteo por parte de Saúl. Cuando el toro de Albaserrada humilla y tiene recorrido es único en la tauromaquia como cuando alguien escucha un sonido distinto al habitual, es otra historia. Supo el torero encontrar el acople necesario con un animal que fue el de mas nota del encierro. La expresión erguida y el trazo del muletazo eran buenos para que la cosa tuviera eco en los tendidos. A destacar varios remates por abajo en la mejor versión de “Fortes”. De nuevo con la espada una buena estocada y descabello para conseguir la oreja que le permitiría salir a hombros.

Tarde de toros interesante, llena de matices, con una corrida de toros que podrá haber satisfecho en mayor o menos medida al aficionado que buscó la integridad del toro y el comportamiento encastado del mismo, y que deja patente que Victorino hijo en poco tiempo ha conseguido dotar a su ganadería de un comportamiento, que engloba a que sean más toreros del escalafón los capaces de andar delante de unos toros, que siempre tuvieron la dificultad y la dureza como predominio y prejuicio ganadero. Esperemos que Victorino no se equivoque y yo al menos confió en que dicho “endulzamiento” de la vacada no termine con ese matiz tan importante que este hierro aportó durante medio siglo a la fiesta de manera brillante, y que no es otro que el de la emoción.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares

Plaza de Toros de Almodóvar del Campo. Tres cuartos de entrada. Tarde agradable.

Se lidiaron seis toros de Victorino Martin, muy bien presentados, de juego desigual, destacando el sexto por encima de una corrida que se dejó torear y que tuvo fijeza y humillación como notas predominantes.

Rafaelillo, de grana y oro: Ovación y oreja

Morenito de Aranda, de verde Esperanza y oro: Ovación y oreja

“Fortes” de verde oliva y oro: Oreja y oreja

“Fortes” salió a hombros por la puerta grande.