Eran vísperas de Santiago, y la temporada sufría una lesión de cervicales con la que había que convivir de manera irremediable. Roca Rey anunciaba su paro temporal, cancelando sus compromisos del mes de agosto, sin fecha concreta para su vuelta. El torero peruano es sin duda el diamante taquillero del momento, el baluarte de las empresas y el eje sobre el que han girado casi la totalidad de carteles de feria. Ciudad Real, una de las afectadas…

De manera casi inmediata la empresa TOROS CIUDAD REAL, anunciaba a Cayetano como sustituto para el cartel de relumbrón del abono. El gesto se torcía en el aire, porque el espectador, público y masa que arrastra a los tendidos el torero peruano se lo iba a pensar. La elección de Cayetano tras su triunfo en Pamplona y su tirón popular, fue quizá la mejor opción para evitar el más que probable gatillazo económico. Las peticiones de entradas para ese día desde numerosos puntos de la geografía (incluso desde fuera de los límites nacionales) salieron de najas. La ausencia de Roca Rey condicionaba desde ese momento el devenir expectante de la feria.

La vuelta de Cayetano a Ciudad Real tras diez años, interesó a quien interesó (precisamente al aficionado no) y de nuevo Daniel Ruíz, de nuevo El Juli, de nuevo Manzanares, la cosa no pintaba bien. Para colmo seis de Danieles, sin presencia para una plaza de segunda, iban a propiciar un espectáculo del que el aficionado salió roto. Roto de frustración, roto de dolor por ver como se ningunea a Ciudad Real por parte de los toreros (principales culpables de estas situaciones y quienes ordenan qué corridas van a cada plaza) roto por la traición una vez más, y roto por la impotencia de comprobar de nuevo, que viendo el comportamiento del público, quizá Ciudad Real tiene lo que se merece.

Un cuarto toro de Daniel, que quiso embestir con los riñones y con profundidad durante las cuatro tandas que aguantó la rastrera y poderosa muleta de El Juli, una “exhibición musical” del trompetista Manuel Blanco a un enrazado y tremendista Cayetano, y algún destello del empaque de Manzanares, serían los réditos obtenidos por el que se sienta en la piedra, con la intención de emocionarse ante un espectáculo digno.

Al día siguiente, las caras largas en el abonado, principalmente porque “el trancazo” del día anterior era importante y porque además el segundo día tocaba el espectáculo ecuestre de Andy Cartagena y Ana Rita. Eximo a Leonardo Hernández de ese apartado, ya que lo de Leonardo es otra historia. El extremeño lo intentó ante su lote con torería, pulcritud y pureza en la manera de realizar los embroques. La corrida de Passanha se agotó pronto en todos los capítulos y de nuevo el personal k.o.

El tercer día de feria se produjo la segunda sustitución, optando de manera acertada por parte de la empresa, por Daniel Luque, torero que vuelve a encontrarse con su mejor versión. La corrida fue otra cosa respecto a su presencia, más en la línea de lo que debe ser el toro de Ciudad Real, pero de nuevo el origen Jandilla, no dejó que arrancara o despegara la feria. Aníbal Ruíz volvió a ser el Aníbal que a todos nos gusta ver, maduro, redondo y en un estado de forma capaz de plantarle a cara a cualquiera. Castella pasó sin pena ni gloria, desafortunado con su lote y apático en su actitud. Luque realizó una faena artística a un inválido, “toreó sin toro” y compuso algo imaginario para solo constatar su grandísimo estado de forma.

El remate de la feria pareció traer un soplo de aire fresco, con el que habría que conformarse. El francés Juan Leal apareció en Ciudad Real sustituyendo al lesionado David Galván, echándose el capote a la espalda en el quite que le correspondía del toro que abría plaza, diciendo: vengo a llevarme la feria (¡con poco que hiciera!). Tuvo la fortuna además, de lidiar a “Zaque”, de Las Monjas, el único toro encastado que pisó el ruedo, con el que la emoción se transmitió por fin al espectador (¡milagro!). Leal aguantó muy firme durante toda su actuación, con muchos matices discutibles de su sentido de la medida y demás carencias de su tauromaquia, pero dejando claro con su valor, que quiere ser alguien en este mundo. Fernando Tendero dejó los naturales de la feria ante su segundo, pero no pudo por la espada convertir en triunfo su actuación. Joaquín Galdós con el de más opciones de su lote (el que cerró la feria) no consiguió el acople óptimo para expresar su buen concepto y su paso por la feria quedó en discreción absoluta.

En resumen, una feria de la Virgen del Prado muy pobre en el aspecto ganadero, donde en cuatro días de toros, (salvo la excepción del segundo de la tarde del 19) no apareció la casta, ni la movilidad que permite que este espectáculo luche con argumentos, contra las cada vez más numerosas adversidades. Ante este panorama, el aficionado se queda muy solo, el espectador menos ducho en la materia, se queda en el salón de casa, viendo la emisión del festejo en abierto y las luces de emergencia parpadean por la glorieta de Pérez de Ayala.

De cara a la próxima temporada, toca renovar el pliego, TOROS CIUDAD REAL, tras cuatro años cumpliendo religiosamente su oferta, y haciendo un esfuerzo tremendo sin los apoyos necesarios, queda a la espera de conocer las bases y detalles del nuevo pliego que redacte el consistorio municipal. La concejal en cuestión, del grupo Ciudadanos, y primera teniente alcalde, tiene la pelota en su tejado, para aplicar sensatez, reducir la feria a su justa medida y dotar a la plaza de las urgentes reformas que necesita para hacer del coso capitalino, un edificio vivo durante todo el año. Recuperar la tradicional corrida del domingo de resurrección, con mínimo dos corridas de toros en la feria, y una empresa a la que se adjudique la gestión por un amplio periodo, serían las cartas que se deberían tratar en esta partida. Además de todo ello, preservar como uno de los principales asuntos, la dignidad del toro, adecuar las figuras que llenan la plaza ante ganaderías que garanticen este aspecto y combinar los toreros emergentes y de la tierra durante el abono, de manera equilibrada y justa. Las oportunidades para los nuestros son necesarias, pero habría que calibrar y pensar, que la que necesita de manera urgente la ayuda y el apoyo, es nuestra feria taurina. Toca remar, construir y reiniciar unos cimientos, que con ferias como las vividas en el presente año, acabaran resquebrajándose de manera irremediable.

Informa: Víctor Dorado Prado.

Fotografía: ©Jesús Monroy.