La primera corrida goyesca celebrada en Almodóvar del Campo ha tenido como protagonista a un torero de Gerena (Sevilla), al que los almodoveños dedican un gran cariño y afecto, porque… “la gente de La Mancha es así”, “dejémoslo ahí”. Al respecto de la encerrona de Luque y sin ánimo de apuntar ningún comentario interesado, me gustaría recordar los tiempos en que Almodóvar del Campo suponía un referente a nivel nacional en una de las ferias de novilladas más interesantes y respetadas de nuestro país. Me gustaría recordar que las ganaderías de prestigio, que crían y seleccionan al toro encastado, lidiaban en Almodóvar. Me gustaría recordar que muchas figuras del toreo de estos inicios de siglo XXI pasaron por esta plaza con el compromiso y la disposición de cosechar un triunfo, que a la postre les repercutiría en sus carreras por su importancia. Me gustaría recordar a aquellos que hoy en día gestionan y asesoran al ayuntamiento (impulsor y apoyo fundamental), que muchos buenos aficionados han dejado de ir a la plaza. Y para terminar me gustaría recordar, que las raíces de un lugar son muy importantes, las cuales hay que respetar y cuidar, intentándolas conservar en la medida de lo posible, y más si son raíces tan profundas y extendidas como todo lo taurino que refleja en la historia, Almodóvar del Campo.

Dicho esto, hoy, con media entrada en los tendidos, se han lidiado seis toros de distintas ganaderías, bien presentados para una plaza de tercera, escogidos por hechuras según el gusto del matador, y que ninguno de ellos destacó especialmente por su juego. El primero de Salvador Domecq, sin fuerza ni transmisión, el segundo, de Miura, fue alegre por dos veces al caballo y en la muleta resultó correoso, el tercero de Albarreal, vacío y vulgar, el cuarto de Parladé, simplemente colaborador, el quinto de El Torero, interesante pero sin llegar a romper en bravo y el sexto de Fuente Ymbro que se dejó, al que el presidente concedió la vuelta al ruedo, quiero pensar que equivocadamente y de manera confusa por la petición del rabo, por parte del público y del propio Daniel Luque.

Destacó el de Gerena durante toda la tarde, por el buen manejo del capote en el toreo fundamental a la verónica, que ejecuta con mucha expresión y muy encajado. De los mejores capotes del escalafón sin ninguna duda. En los tercios de quites no hubo demasiado que analizar salvo en el cuarto y en el sexto por chicuelinas, de mano baja y mejores en el último. Con la muleta hubo detalles con el cuarto que resumen de manera rápida el concepto de tauromaquia de Daniel. Muleta de mano baja, remates en cada serie que suponen lo más brillante, adornos en los momentos finales que conforman carteles de toros por la buena expresión corporal del torero sevillano. Con la espada anduvo intermitente, con buenos espadazos al primero, quinto y sexto.

Para esta primera de las dos encerronas que ha programado el torero en su final de temporada, no ha existido esa variedad con el capote en una tarde, la de matar seis toros, donde se espera ver un repaso a las suertes, variedad de argumentos, y ese plus extra de motivación por parte del torero, que hoy en Luque tan solo aparecieron con el cuarto y el sexto de la tarde.

La faena a su tercero la brindó a Vicente Yesteras, gran torero de plata de la tierra (Manzanares), que este año dice adiós a su carrera y la faena del sexto a la madre de su actual pareja, quien recibió el gesto de manera muy emotiva.

Plaza de Toros de Almodóvar del Campo. Media entrada. Temperatura agradable.

Seis toros de Salvador Domecq, Miura, Albarreal, Parladé, El Torero y Fuente Ymbro, bien presentados y destacando el cuarto y el sexto. El primero sin fuerza, el Miura bravo en el caballo, el de Albarreal vacío y el de Fuente Ymbro manejable.

Daniel Luque (Blanco e hilo negro): Oreja, ovación, silencio, dos orejas, dos orejas y dos orejas.

Crónica: Víctor Dorado Prado
Galería fotográfica: Manuel del Moral Manzanares

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