XII FESTIVAL TAURINO DE ALCÁZAR DE SAN JUAN

de noviembre, día de todos los santos en Alcázar de San Juan, y un día de autentico espectáculo en lo climatológico, para la celebración del decano de los festivales taurinos de banderilleros en nuestro panorama taurino nacional. Un lugar, “el corazón de La Mancha”, con Alcázar como máximo exponente taurino, gracias al apoyo institucional del gobierno local, con su alcalde Diego Ortega a la cabeza, el cual descubrió una placa en el patio de cuadrillas de la plaza, momentos después del pertinente sorteo y apartado de la reses lidiadas en la tarde del sábado, por su apoyo incondicional a la fiesta de los toros así como de la celebración de este festival.

Rompía el paseíllo a las cinco en punto de la tarde, ante media entrada en los tendidos de un público, que se divirtió y pudo apreciar la fiesta desde otro punto de vista diferente, pero idéntico en la manera de atender al respeto, la liturgia y la devoción a hacer las cosas por derecho, como se hacen en cualquier corrida de toros que se preste. La buleria “Torero” del cantaor flamenco “El Turronero”, dedicada al maestro José María Manzanares recientemente fallecido, acompañó musicalmente un paseíllo donde al finalizarlo se guardó el obligado minuto de silencio.

De los toriles salieron seis novillos de diferentes ganaderías que colaboraron en gran parte al éxito final del espectáculo. Guadalmena (primero y sexto) con nobleza y buen juego. Bellos Montes (segundo) más serio y con buena condición sobre todo por el pitón derecho. El Ventorrillo (tercero) con movilidad, algo suelto pero dejándose. Torreherberos (cuarto) con calidad y ritmo. Fidel San Román (quinto) el mejor, con una nota altísima por encastado y gran fondo, embistiendo con recorrido, fijeza y humillación, se le dio la vuelta al ruedo. Mollalta (sobrero de regalo) con movilidad y transmisión, aunque faltándole finales.

José Osuna tuvo en el chorreadito de Guadalmena una oportunidad para interpretar el toreo a su manera de verlo, en diversas embestidas de nobleza sin límites y fuerzas justitas, ideal para el ya retirado matador de toros Osuna, que intenta aprovechar en días como este, “el volverse a poner delante”. Hubo momentos donde se permitió estirarse y correr la mano al natural con mucha enjundia y sabor del toreo añejo del pasado. En sus filas de subalternos, nos deleitó un gran maestro de su época, Juan Martin Recio, el cual fue galardonado con uno de los premios del concurso artístico del festival, al mejor peón de brega. La faena a este primero la brindó Pepe Osuna al maestro Andrés Vázquez, presente en uno de los burladeros del callejón. Ovación para Osuna al que le costó dar muerte con prontitud.

“El Macoterano” en segundo lugar, llevó a cabo una trabajada labor ante el novillo de mas volumen del festival, ya que a pesar de no ser profesional, posee una digna experiencia ante reses de este calibre en lo referente al trapío. Lo recibió de capote con disposición y en la muleta con el pitón más potable (derecho) del Bellos Montes, supo ajustar las distancias y ritmos, obteniendo algunas tandas con mucho mérito. Dedicó su faena a su madre, situada en la barrera y tras la media tendida consiguió la primera oreja.

Con un aire aflamencado en la manera de vestir, se hizo presente en el quite al de Bellos Montes, Oscar Castellanos, que con chicuelina, tafallera y remate por abajo dejaba claro las intenciones de triunfar ante sus paisanos, para disfrute personal del que fue también organizador del festival. El colorado que hizo tercero de “El Ventorrillo” tuvo movilidad, y de salida se llevó varias largas cambiadas y diferentes buenos lances con el capote, de quien hoy en día forma parte del nivel más superior de los toreros de plata. Sus compañeros Alberto Román y Javier Rodríguez lo bordaron formando parte de su cuadrilla, llevándose de manera compartida el premio a mejor par de banderillas. Oscar lo intentó todo; lances sueltos, detalles, adornos, desplantes, y un intento de repasar el amplio repertorio capotero que existe. La faena la brindó al torero de Villarta, Fernando Tendero. Entre tanta disposición y voluntad por hacer disfrutar a la afición, hubo naturales y derechazos con profundidad y belleza, componiendo la figura y muy encajado. Todo no terminaría en las dos orejas a este tercer novillo, sino que al finalizar el festejo, Oscar Castellanos pedía el sobrero, que fue de Mollalta y al que se le formó un autentico lio. Primero a porta gayola de rodillas, y después provocando uno de los momentos de la tarde, invitando a banderillear al recientemente retirado Aníbal Ruiz y a Fernando Tendero. La plaza los ovacionó tras protagonizar un bonito tercio de banderillas, donde con torería se ajustaron con el de Mollalta y sacaron los brazos bien, para salir andando en torero. En la muleta continuó el fin de fiesta con un Oscar Castellanos entregadísimo, que tan pronto bordaba el toreo al natural, como le zampaba una manoletina de rodillas al novillo. Tendero se animó con la muleta también en lo que fue un broche sensacional a la tarde.

En cuarto lugar llegaría el turno del director de este portal y maestro de la fotografía taurina, Manuel del Moral. Con chaquetilla verde y calzona negra, y derrochando torería en cada paso, cumplió el sueño de volver a matar un novillo en público. Se abrió de capote primero de tanteo, y asentó el compás en tres verónicas de recibo, sentidas y acompasadas con una media, que ponía el entrante a una actuación que tuvo a la torería como máxima. No sorprendió tanto a los profesionales como al público, la manera de andar en torero, ya que es sabido por todos que aunque Del Moral no es profesional de los que se ponen delante, siente, vive y entiende la vida como torero a diario. De ahí que logrará una faena con muletazos “de pellizco”, cargados de empaque, que llegaron mucho a los tendidos. El brindis fue compartido, para el que seguro lloró de la emoción desde el cielo, su padre, D. Diego del Moral y también para su amigo, Luis Carlos Castellanos, al que se le vio emocionarse por aquello de la amistad verdadera. Después se encargó de emocionar a los demás Manuel, toreando de muleta al enclasado novillo de Torreherberos. Tras sufrir una voltereta sin consecuencias, llegaron el arrojo y la gallardía, mezclados con la suavidad de una muñeca, que consiguió componer verdaderos carteles de toros. Lo mató de media estocada y el doble trofeo para quien disfrutó a buen seguro de uno de los días más bonitos de su vida.

El quinto de la tarde, de Fidel San Román, al que se le dio la vuelta al ruedo se fue a encontrar con Luis Carlos Castellanos que sencillamente bordó el toreo. El eterno, el de siempre, el enganchado adelante y traído por abajo hasta detrás. Supo llevar la embestida del bravo novillo, que derrochó clase por ambos pitones y que puso ritmo a la enorme faena de Luis Carlos. Ya en el novillo anterior, el quite con el capote tuvo categoría, pero en este quinto las verónicas de mano baja, cargando la suerte, con el mentón hundido en el pecho, iban a hacer romper los oles más fuertes de la tarde, porque cuando el toreo de verdad surge con esa naturalidad, nadie es capaz de sentir indiferencia. El capote tuvo esencia, pero la muleta tuvo quilates, y Luis Carlos pareció homenajear de la mejor manera al maestro José María Manzanares, al que admiró de cerca, ya que forma parte de la cuadrilla del rejoneador Manuel Manzanares. El brindis fue al cielo para el maestro recientemente fallecido. Las tandas de muletazos fueron ligadas y la faena en sí, para recordarla y guardarla en la hemeroteca de las faenas más bonitas y toreras que se han visto. Dos orejas de ley, a pesar de no entrar la espada al primer encuentro, que de ser así habrían sido con rabo sin lugar a dudas. El torero paseó los trofeos junto al mayoral de la ganadería D. Enrique Sánchez, por la vuelta al ruedo al bravo novillo de Fidel San Román.

El sexto fue otro de Guadalmena con el que Juan Sánchez también logró cumplir el objetivo del día, que no era otro que disfrutar sintiéndose torero, y en el caso de Juan, de volverlo a hacer como lo hiciera de novillero por los años 1999-2000. El novillo fue bueno y colaborador pero quizá le faltaron esos finales de embestida con clase, que permiten a toreros del corte de Juan expresarse de manera rotunda. Sánchez posee un concepto muy clásico del toreo y muy personal, inspirado en los toreros denominados de arte, que con poco son capaces de expresar y de componer. Con todo ello consiguió bonitos lances con el capote, largando tela con suavidad. El brindis para Mónica Sánchez, su hermana. Con la muleta estuvo quizá muy por los adentros, donde salieron chispazos de ese concepto artístico del toreo, en muletazos por ambos lados que tuvieron ante todo personalidad. El pinchazo recibiendo redujo el premio a una oreja.

Sentirse y saberse torero se puede demostrar en muchos ámbitos; no se es torero por ejecutar unos pases mecánicos en base a una técnica estipulada, el toreo se siente, no se ejecuta; el toreo se lleva en las yemas de los dedos, en las chorreras de la camisa, se palpa en la sangre que llena las venas del cuerpo físico, y se piensa con el alma, con el espíritu y con el músculo que llaman corazón, ese que está en el pecho, el que ofrecieron el sábado estos tíos a un novillo, para llevarlo y traerlo toreado por los caminos del arte.

Ser figura del toreo es para unos privilegiados, y ante ellos me quito el sombrero; a los que tienen más en cuenta el saldo del banco que el satisfacer el espíritu, hay que llamarlos funcionarios de la tauromaquia, mis respetos para ellos, pero mi admiración, mi devoción y mi fascinación será para los que sienten como los que torearon el sábado en Alcázar; quien quiera que lo entienda y quien no lo entienda que lo aprenda.

Plaza de Toros de Alcázar de San Juan. Media entrada. Tarde muy agradable. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del maestro José María Manzanares, recientemente fallecido. Se entregó el premio al novillo mas bravo de la edición anterior al mayoral de Mollalta.

Novillos de Guadalmena (1º y 6º), Bellos Montes, El Ventorrillo, Torreherberos, Fidel San Román y Mollalta, de buen juego todos ellos, destacando el quinto, al que se le dio la vuelta al ruedo.

• José Osuna: Ovación

• “El Macoterano”: Oreja

• Oscar Castellanos: Dos orejas y ovación en el sobrero de despedida

• Manolito del Moral: Dos orejas

• Luis Carlos Castellanos: Dos orejas

• Juan Sánchez: Oreja

Premios del concurso artístico del festival:

• Mejor faena: Luis Carlos Castellanos

• Mejor novillo: Quinto, de Fidel San Román

• Mejor peón de brega: Juan Martín Recio

• Mejor par de banderillas: Alberto Román y Javier Rodríguez

CRÓNICA Y FOTOS: VÍCTOR DORADO PRADO.