El de Linares se lleva la tarde en Herencia, tras una bonita obra al buen cuarto de Castillejo de Huebra. Tendero “le arranca” la oreja al sexto y Palacios hace el esfuerzo ante el peor lote.

Con el lleno de “no hay billetes” que permiten las restricciones y las medidas de seguridad oportunas, arrancó una ventosa tarde en Herencia, donde los “murubes” de Castillejo de Huebra lucieron hechuras entipadas, belleza y armonía en sus conformaciones morfológicas. Más allá de la bonita lamina, la corrida adoleció de muchos matices referentes a la bravura, la raza y la emoción que el toro debe provocar en el ruedo, yendo a menos y sin romper de verdad hacia delante, a excepción del cuarto, el cual cabe destacar por categoría en su comportamiento.

La buena condición del cuarto fue a parar a las manos del torero de Linares, Curro Díaz, vestido impecable de “esperanza y oro” y el cual no iba dejar escapar la oportunidad de sentirse, realizarse y saborear la clase de “Sueño”. Hubo imperfecciones, porque las tiene que haber, y en los comienzos de la faena hubo “esa mijita de guasa” por parte de “Sueño” ya que la bravura tiene estos matices de no ponerlo nada fácil. Una vez resueltas las diferencias entre ambos, se deslizó el toro por el lado izquierdo con calidad, y el de Linares le regaló esa profundidad acompasada y necesaria para que surja, la magia, el arte, la reunión, el empaque, la belleza, los carteles de toros, las fotografías buenas, los oles rotundos, la emoción en el que tiene la suerte de presenciarlo y en definitiva ni más ni menos que el toreo eterno, el natural, el que nace de una inspiración libre de ruidos, secreta e interior como narró Bergamín en “La Música Callada del Toreo” hacia Rafael de Paula. Sensacional la faena de Curro Díaz a este buen “Sueño” de Castillejo de Huebra, premiada con las dos orejas.

Ante el primero de su lote Curro Díaz perdió el posible apéndice al liarse con el descabello. Lo entendió al natural mejor que a diestras al que abrió plaza, carente de gas y al que Oscar Castellanos lidió con oficio, cerrándolo desde los medios, donde le dejó muerto el percal en la misma boca de riego, para llevárselo a una mano al burladero donde le indicó su matador, de manera magistral.

Fernando Tendero le arrancó la oreja al sexto, que cerró plaza con el comportamiento más deslucido de los seis, a base de tragarle trallazos y parones de mansedumbre, con el que resultaba imposible el lucimiento. El esfuerzo del torero de Villarta buscó la recompensa del premio y la encontró, tras una tarde sin demasiado acierto con los aceros.

Tendero estuvo asentado ante el tercero, el cual tuvo entre sus defectos la falta de humillación y la repetida protesta de tirar la cara alta, por encima de los trastos. Derribó al coger por los pechos el caballo que montaba “Tomasete” dejando un buen puyazo en el segundo encuentro con el peto. El oficio de Manolo Castellanos trabajó los tiempos y las pausas para no aumentar defectos en el animal, y Jorge Fuentes y Miguel Ángel Ramírez protagonizaron un gran tercio de banderillas del cual no pareció enterarse el respetable. La paciencia de Tendero con la muleta, el trabajo técnico y valeroso de tapar defectos y conseguir muletazos limpios y ligados, los iba a emborronar el de Villarta marrando en reiteradas ocasiones.

El albaceteño Andrés Palacios pechó con un lote complicado para el triunfo, ya que las buenas expectativas que generó en los primeros tercios su primero se fueron diluyendo, quizá también, por la espesa y amontonada lidia por parte de los de plata, que en ambos toros no fue nada favorable para sus oponentes. Este primero de su lote era “una pintura” y generó incluso el toreo a la verónica de Palacios que quitó de manera artística tras el buen puyazo de su picador. En la franela fue a menos el de Castillejo y Palacios se perdió en el intento por conseguir que la faena alcanzara una nota alta.

Ante el quinto, el albaceteño ofreció dudas ante un toro que tuvo brusquedad, oleadas y tosquedad en su manera de embestir, no era fácil la papeleta. Con la espada estuvo desentonado en líneas generales y escuchó sendos silencios.

Plaza de Toros de Herencia. Lleno del aforo permitido (500 personas) en una tarde ventosa y desapacible.

Se lidiaron toros de Castillejo de Huebra, de bella lamina, entipados y con seriedad de plaza de segunda. Destacó el cuarto de nombre “Sueño” por la transmisión y la profundidad de su embestida. El resto muy bajos de nota, solo cumplidores primero y tercero y muy deslucidos el resto.

Curro Díaz, de “esperanza y oro”: Ovación y dos orejas.

Andrés Palacios, de negro y oro: Silencio en ambos

Fernando Tendero, de lila y oro: Silencio y oreja.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Fotografías: Jesús Monroy