Hubo perfecta conjunción de El Juli con su lote de Daniel Ruiz, así como de Perera con los de Torrealta. Talavante no tuvo opciones claras de triunfo ante un lote de Bohórquez más deslucido en la corrida de feria de Alcázar de San Juan

La expectación despertada por el cartel de Alcázar este año hizo que los tendidos registraran una bonita entrada sin llegar al lleno, pero con un gran ambiente. La tarde bonita, con ese sol manchego de septiembre que da colorido a las tardes de toros sin llegar a resultar sofocante.

Rompió el hielo alcazareño un primer toro de Daniel Ruiz para El Juli, guapo de hechuras, fino y con la cara colocada, de los mejor presentados de la tarde. Pronto se hizo presente “la rotundidad” bajando el capote y los humos. Cuatro verónicas y la media de Julián para que acto seguido Barroso le diera un fuerte puyazo en buen sitio con el toro empujando con clase. Tras el quite por Chicuelo brindó al público una faena en la que se vio agusto al torero. Faena de menos a más haciendo confiar al toro por el lado derecho donde le costaba más, y aprovechando por el izquierdo el trazo que aporta la clase y el ritmo. A los vuelos de la franela de Julián se fue el de Daniel en varias tandas magnificas al natural. La estocada algo trasera pero arriba le hacían cortar el doble trofeo.

Ofensivo por delante, tocado de pitones y abriendo la cara salió en cuarto lugar el interesante numero 19 de Daniel Ruiz al que El Juli iba a entender a la perfección. Un toro enrazado y con transmisión que en los primeros tercios se mostró algo descompuesto en su afán de acometer galopando allí donde le provocaban. Mantuvo la emoción durante una faena donde había muchas teclas que tocar para templar una embestida enrazada que no permitía dudas ni errores. Este es el toro que no debería faltar en ninguna corrida, porque transmite emoción y tiene importancia lo que el torero es capaz de conseguir con él. La estocada en la yema al segundo intento propiciaron un bellísimo instante donde se resistía a doblar el bravo toro de Daniel Ruiz, provocando una bonita ovación a la muerte del toro que se prolongó en el arrastre pidiendo una vuelta al ruedo no concedida por el presidente.

Miguel Ángel Perera confirmó su tremendo momento en una tarde en la que todo lo que hizo tuvo sentido, torería y una firmeza que nos devuelve a la mejor versión del extremeño. Anduvo sobrado con sus dos oponentes, un primer toro de escaso trapío, sobre todo por la cara, cornicorto y sin puntas en sus defensas, pero armónico de hechuras, que fue brutote en los primeros tercios, mejorando en el capote de Curro Javier y llegando al último tercio con una clase por el lado izquierdo excepcional. El ritmo de las embestidas brindaban en cada embroque lo necesario para que Miguel Ángel bordara el toreo, enganchando muy delante y llevándolo hasta las entrañas de la profundidad. Exprimido el animal en varias tandas brillantes para después dejárselo llegar a la cintura en los terrenos “ojedistas” de Perera, que domina como pocos. Un lío tremendo rubricado con una estocada en terrenos distintos a donde ejecutó la faena, algo contraria pero de buena ejecución. Dos orejas y gran ovación en el arrastre al toro.

En quinto lugar salió un Torrealta de nombre “Bodeguero” con hechuras muy en tipo de la ganadería y al que recibió Perera con la serenidad y la firmeza del que tiene el depósito del valor lleno a rebosar. El trance de la vara simplemente la cumplió el animal recibiendo un “dos en uno” como puyazo ya que tras el primer encontronazo rectificó el varilarguero volviendo a meter las cuerdas. Tras ordenar el despeje del ruedo, Perera citó en los medios por chicuelinas echándose el capote a la espalda en la cuarta para ligar con dos gaoneras y rematar con una revolera de la que salió muy torero, desmonterandose y perdiendo la cara del animal que se arrancó a por él poniéndole en un serio apuro. La gran exclamación de los tendidos al verlo cogido sirvieron de quite de riesgo para evitar el percance, demostrando que allí todas las miradas estaban pendientes de lo que sucedía entre toro y torero. La brega de Javier Ambel Posada fue de premio, por la manera de dar los tiempos, la torería al citar y el exquisito temple de sus muñecas para llevar a “Bodeguero” por la senda más acertada. Brindó al público la faena Miguel Ángel con un comienzo vibrante en los pases cambiados ante un público ya entregado. A partir de ahí la historia sucede con una inercia triunfal de la que “Bodeguero” iba a salir beneficiado. Las tandas se sucedieron templadas por ambos lados apretando poco a poco Perera al animal, que cuando se sintió tan sometido hizo varios intentos de irse a los adentros. Perera volvió a sacarlo a los medios, respondiendo el toro con una nobleza tremenda en varios circulares, siguiendo los vuelos de la muleta que ya hacían enloquecer a Alcázar. Tras coger el acero los tendidos comenzaron a pedir un indulto que como siempre en estos casos despertará polémicas y debates de lo mucho o poco merecido. En mi opinión fue una gran toro, al que le faltaron cosas, si, pero el cual tuvo una inmensidad de matices que podrá aportar de manera positiva a las vacas de Torrealta. Pañuelo naranja, el delirio y la felicidad en la mayoría de los presentes y Pilar Prado que fue invitada por el matador a dar la vuelta al ruedo triunfal con las dos orejas y rabo que simbolizaron el premio.

La tarde de Talavante se resume en pocas líneas ya que el juego ofrecido por sus dos toros de Bohórquez no permitieron el lucimiento del torero extremeño. Ante el primero que fue basto en su manera de embestir, le costó romper hacia delante y lo pasaportó de una buena estocada al segundo intento, recibiendo una ovación. El que cerró plaza fue el más deslucido de la tarde y Alejandro tiró por la calle de en medio pronto, definiendo su labor en despacharlo rápido. Pinchó en varias ocasiones recibiendo la bronca del respetable que le reclamó algo más de actitud en una tarde en la que tan sólo tres derechazos con empaque a su primero fueron lo poco reseñable.

 

Plaza de Toros de Alcázar de San Juan. Tres cuartos de entrada. Tarde de calor agradable.

Se lidiaron dos toros de Daniel Ruiz, (1º y 4º) bien presentados e interesantes, destacando la calidad del primero y la bravura encastada del cuarto. Dos de Torrealta (2º y 5º) peor presentado el segundo aunque con gran clase y ritmo en la muleta y con mucha nobleza el quinto que fue indultado, de nombre “Bodeguero” y con el número 20. Y dos de Bohórquez (3º y 6º) correctos de presencia y deslucidos en su comportamiento.

El Juli, de azul marino y plata (Dos orejas y oreja)

Miguel Ángel Perera, de grana y oro (Dos orejas y dos orejas y rabo simbólicos)

Alejandro Talavante, de sangre de toro y oro (Ovación y pitos)

El Juli y Perera salieron a hombros por la puerta grande.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Iván Rodríguez