Fernando Adrián consigue su tercera Puerta Grande consecutiva para su estadística particular pero no para el recuerdo.

Con la asistencia en el Palco de Real de S.A.R. La Infanta Doña Elena en representación de la Casa Real por ausencia de S.M. El Rey se celebró en la tarde de hoy la tradicional corrida de la Beneficencia y con una cosa que nos ha llamado la atención de forma negativa y es que la plaza no estaba decorada o adornada como venía siendo tradicional en esta corrida.

La mañana en los corrales ha debido ser movidita pues el día anterior había sido rechazada por completo la corrida que Justo José Hernández, propietario de la ganadería de Garcigrande, trajo para la ocasión y que esta misma mañana se completó definitivamente con cinco toros de la ganadería anunciada y completada con un toro de la ganadería de El Pilar. Las malas lenguas comentaban que la ausencia de Morante había trastocado los planes en la elección del ganado, pero eso es cosas de las malas lenguas, cualquiera sabe.

El fin de fiesta de esta Feria de San Isidro, si es que el festejo de hoy se puede contar dentro del ciclo, ha sido con un tipo de cohetes raros unos que explotan y otros que echan humo solamente. Explotar lo que se dice explotar quizás el sexto por su bravura y movilidad y un poquito menos el primero por su clase, el resto fue humo.

La presentación en general dejó mucho que desear ya que hubo toros que no eran dignos de haber sido lidiados en esta plaza, bueno como la inmensa mayoría de los toros que han pasado en la feria, además flojos casi todos, sin entrega, desclasados y sosos, a excepción hecha del sexto y que como ha sido la tónica habitual en este serial ha costado mucho trabajo a los señores del palco sacar el pañuelo verde cuando hoy D. Eutimio Carracedo, Presidente de turno, ha tenido ocasión y justificación pasa sacarlo en más de una ocasión, pero ganancia para la Empresa o ganas de que no viéramos los seleccionados como sobreros que también eran de El Pilar como el tercero de la tarde.

De luces dos matadores, el francés de Bèziers Sebastián Castella y el madrileño Fernando Adrián para medirse en un injustificado mano a mano que no llegamos a entender pero es lo que hay.

El primer toro que salta a la arena es un toro que otrora no hubiera pasado el reconocimiento para ser lidiado en esta plaza, un toro bajo que enseña las palas por delante y que embiste con clase al capote que le muestra el torero francés en los lances de recibo. En el tercio de varas recibe el castigo justito para sangrar y llenar a duras penas una bureta de laboratorio en el primer encuentro y dejarse pegar algo más en el segundo para posteriormente en su turno de quites entra Fernando Adrián para de forma muy limpia dar unas tafalleras sin obligar al animal y replica Castella por chicuelinas y tafalleras también rematadas con unos excelentes naturales con el capote a una mano.

Brinda la muerte del toro a Doña Elena y consigue en el centro una exigente y templada tanda de muletazos que el toro acepta con clase y calidad en sus embestidas, pero el toro acusa el esfuerzo y se viene un tanto a menos y es por eso que el matador decide pegarse un arrimón para dar algún muletazo más o menos interesante. Se pasa de faena Sebastián al querer exprimir al máximo la clase del toro y como suele ser habitual en estos casos plantea el animal dificultad para cuadrar y además pincha dos veces antes de dejar una estocada baja escuchando un aviso. Ovación con saludos y aplausos al toro que arrastran las mulillas.

Es el de El Pilar el tercero de la corrida, un toro alto y de pitones largos al que Castella lancea sin probaturas empujando solo con un pitón al peto del caballo en varas y buscando los pechos del corcel en el segundo encuentro. Buen tercio de banderillas por parte de José Chacón aunque mejorables, otras tardes lo ha hecho mejor.

Justito de fuerzas llega el de El Pilar a la muleta hasta tal punto que al iniciar la faena genuflexo manifiesta su poco poder y además acorta el recorrido de sus embestidas. Labor de enfermero veterinario del de Bèziers para mantener al toro en pie jugando con las alturas y los tiempos pero el animal empieza a defenderse y no hay forma de lucirse por más esfuerzo que se haga. Pinchazo y estocada trasera que necesita de un golpe de verduguillo para acabar con este toro de remiendo. Silencio.

Es en el quinto de la tarde en el que Sebastián Castella vuelve a enfrentarse a un toro de la ganadería titular, un toro alto de agujas, redondeado y que deja ver desde el inicio que no son sus fuerzas de lo que puede presumir ya que pierde las manos con facilidad lo que enardece a los tendidos protestando por las condiciones del animal, pero una vez más como ha venido siendo habitual en casi todas las tardes, es el señor del palco el que sabe más de esto que los 24.000 espectadores que abarrotaban los tendidos y no devuelve al toro al mismo lugar al que fue desembarcado cuando llegó a la plaza. Lo cuida con mimo José Chacón durante la lidia pues a toda costa lo quieren mantener en el ruedo y a esa labor de enfermero se une Castella muleta en mano donde en los primeros compases el animal se muestra muy mermado de condiciones. Sebastián trata de sacar algo de interés del maltrecho Garcigrande por ambas manos pero la cosa no puede ser y mucho menos cuando el toro se aflige de una forma clarísima ante lo cual opta por entrar a matar y deja una estocada desprendida que es suficiente. Silencio.

Le llega el turno en el segundo de la tarde al torero de las dos Puertas Grandes consecutivas en Madrid y un montón seguidas en otros lares Fernando Adrián. El toro es de trapío más que justito por su poco cuajo al que recibe Adrián por faroles de rodillas y se le da muy poquito en sus encuentros con los montados pues manifiesta excesiva falta de poder por lo que se protesta desde los tendidos pero D. Eutimio no se da por aludido. Pasa el tercio de banderillas y Fernando Adrián tras el preceptivo brindis a la Infanta Elena comienza su faena con muletazos por la espalda que al toro le hace perder las manos y que cuando el torero pasa por muletazos en redondo vuelve a perder las manos, pero con la mano izquierda sube el tono de la faena pues el toro toma el engaño con clase y muy por abajo. Arrimón previo a unas bernadinas de buena ejecución son lo último que hace Fernando antes de irse muy derecho en un buen volapié para dejar una buena estocada. Oreja de las que para unos si y otros no pero orejita al fin y al cabo.

Playero y bajito es el cuarto de la tarde y también con las fuerzas justitas desde los lances por delantales con que recibe al toro Fernando Adrián y por lo tanto otro toro al que se le pica poquito. ¡Ay Madrid quien te ha visto y quién te ve en esto de picar tan poquito!. Pierde las manos en banderillas pero visto lo visto ya ni nos importa que devuelvan o no devuelvan los toros porque para el caso que nos hacen lo mismo nos da.

El animal se ha lesionado una mano a la salida de uno de los encuentros con el picador y en el último tercio se cae frecuentemente lo que hace que la plaza sea un clamor protestando contra el palco y por más que el madrileño quiera intentarlo el toro no puede. Estocada, silencio y a otra cosa mariposa.

Voluminoso y basto es el que cierra la corrida y el ciclo al que el encargado de darle muerte lancea por verónicas que el toro admite con clase. Picotazo y picotazo empleándose un poquito más en el segundo arrechucho para dejar al toro listo. En banderillas muestra buena condición el toro y eso hace despertar ciertas expectativas.

Brinda a la concurrencia el torero y decidido se va al toro para instrumentar una serie de templados muletazos de rodillas. Erguida la figura continúa su labor dando distancia al toro y ligar una tanda de derechazos de mano baja y templanza, pero es el pitón izquierdo el que puede romper a más la faena y de hecho llega pues el toro embiste con el pitón de dentro, con clase, recorrido y una transmisión que se traslada a los tendidos. En el momento más álgido de la faena no duda Adrián en irse a por la espada de acero para rematar la faena con muletazos templados genuflexo conduciendo el viaje hasta el infinito y más allá. Pinchazo feísimo al resbalar o trastabillarse al inicio del volapié para colocar una estocada entera y en muy buen sitio en el segundo intento lo que hace que afloren los pañuelos en toda la plaza. Oreja y Puerta Grande.

Tanto, tanto, tanto, pero lo dicho en el título de esta crónica “hasta el rabo todo es toro”.

En días venideros y con permiso del Director de Cargando la Suerte trataré de hacer un análisis muy personal sobre todo lo que ha sido este ciclo isidril 2.024 y que compartiré con todos los lectores gustosamente y con el convencimiento de que habrá opiniones para todos los gustos y que todos debemos aceptar con educación y respeto como no puede ser menos y como algo que nos caracteriza a los amantes y aficionados a este bello arte que es la tauromaquia pues no obstante es nuestra afición la más democrática del mundo.

Hoy no me despido con eso de “mañana más y mejor” pero si diciendo que el próximo domingo día 16 si lo será.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de Beneficencia. Toros del hierro de Garcigrande y El Pilar (3º)

Sebastián Castella; silencio tras aviso, silencio y silencio.

Fernando Adrián; oreja, silencio y oreja.

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