Corrida de toros de Fuente Ymbro de impecable presentación pero de nulas posibilidades para la terna. Crónica del festejo por Tomás Mata.

Que los productos ganaderos de Fuente Ymbro dan un bajón importante en su comportamiento con el paso de utreros a toros es sabido por gran parte de los aficionados, pero tanto como el que hemos sufrido de anteayer a hoy no es normal. Esperábamos que al menos un par de ellos o tres nos alegraran la tarde, pues ni eso.

La corrida era espectacular e intachable de presentación, toros hondos, con cuajo, rematados de pitón a rabo, preciosos pero descastados, sin transmisión, mansos y con poquísima entrega. Vamos podridillos por dentro, sin clase y protestones, no ofrecieron apenas posibilidad de lucimiento a los toreros.

Cartel den»NO HAY BILLETES» en las taquillas, aroma a flores en los tendidos de sombra y olor a destilería en el hoy repleto tendido 5 donde todos sabían que hoy toreaba Roca Rey pero desconocían de quien eran los toros.
Así estaban las cosas cuando se inició el paseillo con Diego Urdiales, Roca Rey y Ginés Marín al frente, siendo este último obligado a recoger una ovación desde el tercio en reconocimiento a lo acontecido hace 10 días con aquella cornada tan fuerte y volver esta tarde con la herida sin cicatrizar del todo.

De que Diego Urdiales es un torero muy respetado y querido en Madrid no cabe ninguna duda, pero el riojano no está atravesando su mejor momento. Con el primero anduvo por allí sin mucho convencimiento de como meter mano a un toro que tampoco se mostró dispuesto a colaborar y al que mató de un mete y saca infame. Un sartenazo impropio de un torero como él. Del cuarto toro, segundo de su lote, mejor ni hablar pues se vio totalmente desbordado por las dificultades del animal. Pinchó abajo de nuevo para dejar después una estocada que bastó para que sonarán las campanillas de las mulillas de arrastre. Diego debe meditar sobre esta tarde y «resetearse» para su próxima comparecencia el viernes.

Roca Rey no pudo lucirse con la muleta en el segundo de la tarde como lo hizo con el capote en un ceñidísimo quite por chicuelinas. Estatutarios de inicio y vulgaridad después fueron los argumentos de una faena culminada con una estocada baja desprendida de efecto fulminante. En el que hizo quinto, el peruano que es capaz de templar a una farola, se fue a los terrenos de los tendidos jaraneros para iniciar una faena con muletazos de buen trazo y de mano baja que el manso trasladó a la puerta de chiqueros y allí construyó una labor que enardeció a sus seguidores y que como mayor mérito tuvo el pasárselo muy cerca por delante y por detrás pero sin nada que aportar al aficionado entendido. Dos pinchazos y una estocada dieron al traste con la intención de sacar los pañuelos de sus fervientes seguidores y quitarle un problema en el palco a D. Juan Francisco González presidente del festejo.

Ginés Marín, que aparentemente no acusó la merma de facultades físicas que en buena lógica podría arrastrar, se limitó a quitarse del medio de una gran estocada al manso e inválido tercero de la tarde que el presidente mantuvo en el ruedo de forma incomprensible y que no dio opción alguna al jerezano, además se partió un pitón en el primer tercio y nadie dijo ni «pío», bueno algunos si pero como éramos del 7 pues ya se sabe.
En el que cerraba la mansada de Ricardo Gallardo, Ginés lo intentó con más voluntad que acierto, algún muletazo suelto y algún remate torero por abajo sin repercusión el los tendidos precedieron a una buena estocada de ejecución y colocación, este fue su bagaje definitivo.

Muchas preguntas han quedado en el aire esta tarde. Trataremos de encontrar respuestas en días posteriores y las contaremos, si las encontramos, siempre bajo mi punto de vista claro está.
Eso es todo por hoy.
Mañana más y mejor.

Tomás Mata Menchero

Aficionado y abonado del tendido 7

Fotos: © Las Ventas Plaza 1