El triunfalismo hace llover once orejas y un rabo, que se reparten entre “El Cordobés” “El Fandi” y De Miranda, ante una corrida noblota y simplona de Manuel Blázquez.

Con veinte minutos de antelación en el reloj del coso de “Lorenzo Manuel Villalta” los tendidos de Socuéllamos ya hacían presagiar el buen colorido que lucieron sus tendidos en una entrada de las que provocan alegría y buenas vibraciones. Toca felicitar la gestión del empresario del festejo Jorge Buendía en este coso, que junto a la colaboración de la Asociación Cultural Taurina de la localidad, están consiguiendo afianzar una tendencia muy positiva, con resultados de éxito en lo que a afluencia de espectadores se refiere.  Que tome nota el consistorio municipal, porque a este tipo de empresas hay que apoyarlas desde la continuidad y la confianza en la prolongación de periodos de contrato.

Sobre lo acontecido en el ruedo, cabe destacar por encima de todo la actuación firme, rotunda y soberbia del onubense David de Miranda.

Antes de desgranar su actuación, la corrida de Manuel Blázquez, tuvo una presencia, pudiéramos decir correcta en lo que se refiere a las hechuras y volumen del toro de plaza de tercera, pero no así en sus caras, donde los perfiles y la integridad de sus defensas brillaron en el juicio del suspenso.

Por desarrollar lo más positivo, en este criterio nuestro de remar a favor y ver el vaso medio lleno siempre, es de justicia valorar con rotundidad la actuación de David de Miranda. Ante su primero se mostró ya muy firme, asentado en sus plantas y pasándoselo por donde la verdad encuentra su camino. En este primero de su lote saludaron montera en mano Jose Antonio Carretero y Fernando Sánchez.

El comienzo de faena al tercero, como un poste, cambiándolo por la espalda en tres ocasiones y dejándole caer los vuelos en un pase del desprecio que pareció emular al “Monstruo de Galapagar” el cual a esa misma hora se encontraba bordándolo al natural en Alicante. Las comparaciones son odiosas, pero ciertamente el concepto de David de Miranda se mueve en los términos del diestro José Tomás y en varios momentos de hoy en Socuéllamos lo volvió a evidenciar, no es mala senda.

En el que cerró plaza apareció el registro de calidad del onubense, e hizo las delicias del respetable al natural, esperando de manera sensacional que el de Blázquez metiera la cara, llevándolo hasta detrás de la cadera sin perder la figura hierática de su manera de expresar. Asentado en un tremendo valor, la expresión vertical no está reñida con torear hasta donde el brazo da de sí, sin necesidad de forzar la figura, y eso que el toro necesitó de empujarle y llevarle hasta el final de los muletazos donde la faena alcanzó grandes momentos. El público, a pesar del carácter triunfal lo supo interpretar, poniéndose de pie tras varias tandas.

Se pidió de manera un tanto incomprensible el indulto, no siendo atendida dicha petición por el palco presidencial. De Miranda dejó un tremendo estoconazo en la yema, siéndole concedido los máximos trofeos.

“El Cordobés” anduvo con mayor voluntad que logro en sus lidias, apreciándose por las duras lesiones que arrastra el bueno de Manuel que las piernas y la cintura no son las de finales de los años noventa. Tanto es así, que al salir de una de las tandas, sin poder irse de la cara, fue alcanzado por el cuarto toro de manera muy fea, dejándole una importante contusión a nivel torácico, pendiente de revisión médica.  El oficio y la imborrable conexión con los tendidos que mantiene el de Arganda le harían salir de la plaza con tres apéndices en su esportón.

“El Fandi” arreó una tarde más, con el sello de su tauromaquia. Sobrado y muy pero que muy capaz con el capote, que por cierto mueve con categoría a la verónica. Conectando mucho con el tendido en banderillas, pasando a un segundo término aquello de cuadrar en la cara, da igual, el alboroto está asegurado a través de la capacidad física y el conocimiento de los terrenos del granadino. En la muleta no encontró su espacio Fandila con ambos oponentes, dejando algún buen muletazo de manera suelta e intermitente.

No podemos dejar pasar varios hechos negativos acontecidos en el trascurso del festejo y que atañen al rigor, la seriedad y el respeto que todos y cada uno de los que conforman el espectáculo deben llevar a cabo. Sin entrar a valorar al “personaje” que bailaba sobre el ruedo entre toro y toro y que además portaba el cartel anunciador del toro siguiente de manera vergonzosa, en una clarísima falta de respeto a los profesionales y a las liturgias del espectáculo; durante el paseíllo es horrible presenciar a fotógrafos que suponemos de medios locales, los cuales no se han preocupado lo más mínimo de preguntar por los códigos de conducta taurinos, invadiendo el ruedo y caminando en paralelo a los profesionales, estorbando a la estética de este espectáculo y haciendo casi imposible el trabajo de los medios verdaderamente especializados. Esta permisividad y desfachatez, a buen seguro es consecuencia y provoca en parte un segundo capítulo, este aún más grave, cuando un operario del equipo de areneros de la plaza sale al tercio a pedir el indulto del sexto toro, cuando David de Miranda aún no había entrado a matar al animal, con la ignorancia de más allá de lo estético y litúrgico, la gravedad de las consecuencias que ello puede acarrear. Esperemos que la autoridad competente ponga el punto sobre la i, ya que no se puede volver a repetir. Una cosa es generar un ambiente de alegría y disfrute entre el público asistente y otro tema son este tipo de hechos, porque ya traspasan líneas que son sagradas.

Crónica: Víctor Dorado Prado.

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares.

Plaza de Toros de Socuéllamos. Tres cuartos de entrada. Tarde agradable.

Se lidiaron toros de Manuel Blázquez, justos de presencia y faltos de trapío e integridad en sus caras. Destacó la calidad profunda y humillada del sexto al que se le dio la vuelta al ruedo, sobre la sosería y falta de transmisión de la corrida en líneas generales.

Manuel Díaz “El Cordobés” de nazareno y oro: Dos orejas y oreja.

“El Fandi” de berenjena y oro: Dos orejas y dos orejas.

David de Miranda, de azul noche y oro: Dos orejas y dos orejas y rabo.

Los tres toreros salieron a hombros por la Puerta Grande.

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