El próximo 11 de Septiembre la plaza de toros de Socuéllamos cumplirá 50 años de su inauguración y parece que la efeméride pasó inadvertida en la corrida de toros celebrada éste domingo para los organizadores del festejo. En los tendidos algo más de media entrada de un público que disfruta yendo a los toros a divertirse cuando llegan sus ferias y fiestas, con el único objetivo de pasar una tarde de algarabía entre bocadillos de jamón y neveras hasta los bordes que provocan la ola en los tendidos durante la faena del sexto (respetable, aunque no del todo compartido).
De lo que ocurrió en el ruedo empezamos hablando de que los cuatro toros lidiados de Los Millares y los dos de Las Monjas no han servido para la lidia con una falta de raza y entrega asombrosa. Desiguales de presencia, algunos muy feos de hechuras, rajados, acobardados, sin motor ni fuelle, para esa entrega necesaria que da la bravura y que provoca sencillamente las acometividad y la transmisión.
En el cartel, tres toreros dispuestos a triunfar y con facultades fuera de toda duda para ello. En primer lugar nuestro torero de la tierra Aníbal Ruiz, todo un ejemplo de ambición y entrega cada tarde. Hoy no fue menos y a pesar de las pocas opciones de sus dos toros consiguió templar y “cuidar la vida” de su primero que fue el único que ofreció alguna embestida más clara pero al que le faltó ese gas necesario para que el torero lo pudiera someter y torear por abajo. Hizo esa delicada labor de conseguir que le durara a base de temple y suavidad durante toda la lidia. Una gran estocada tras un pinchazo terminó con la vida de su primero.
En el cuarto, un toro castaño de Las Monjas tampoco pudo Aníbal lucirlo con el capote y en banderillas hemos visto dos grandes pares de Oscar Castellanos que no baja el ritmo y cada tarde deja grandes actuaciones.
Al comenzar la faena de muleta Aníbal se dirigió hacia el callejón en busca de nuestro director de la web y gran fotógrafo taurino Manuel del Moral, a quien Aníbal en un gesto de cariño le ha brindado la muerte de el toro, por la amistad que los une y con el recuerdo en el brindis al siempre querido y recordado padre de Manuel, D. Diego del Moral, quien tuvo mucho que ver en la historia de la plaza de toros de Socuéllamos como en tantas otras. Con la muleta el toro no terminó de entregarse ni tirar hacia delante, soltando derrotes por encima del estaquillador, descolocándose al salir de los muletazos y muy descompuesto dificultando mucho el lucimiento del torero. Le tocó embestir al diestro que a base de apretarlo y hacerle pasar por donde no quería terminó metiendo en el saco de una faena, que sin ser la más lucida, no estaba exenta de mérito. De nuevo una buena estocada tras un pinchazo que sirvió para acabar con el castaño de Las Monjas.
A Manuel Escribano le faltó también el componente necesario, que es el toro. Hemos visto a un Escribano sobrado de facultades con los palos pero al que le falta mucha clase con los trastos. Un torero de toques fuertes y de dominio duro al que se le adivina capacidad con corridas exigentes en las que esas facultades sean las necesarias para poderle a los toros. En banderillas como decimos tiene facultades y sabe pisar los terrenos apropiados y con la espada lo ve claro y de lo más destacado de su tarde fueron las dos estocadas con las que remató su actuación.
El malagueño Jiménez Fortes pasó sin hacer ruido por Socuéllamos antes dos toros también muy deslucidos y con los que evidenció que Saúl es un torero sobrado de valor que necesita al menos, un toro que se mueva y que quiera pasar. Le estan pegando mucho los toros y hoy aunque no tenía delante a ninguna alimaña, por momentos pudo cobrar la voltereta por esa manera de entender la quietud y el valor que tiene este torero. No mató bien a ninguno de sus dos toros y se silenció su labor en ambos. Esperamos que el día 15 en Villarrobledo la corrida se mueva, y ofrezca junto a Emilio Huertas el espectáculo que todos esperamos.
Como un dato que me parece a tener en cuenta, hoy la corrida no ha servido y no ha tenido la casta que debe tener un toro bravo en ninguno de los tercios de la lidia. En el tercio de varas la corrida no ha empujado en el caballo debido a esa falta de raza y de motor ya de salida, y hemos visto de nuevo la cuadra de caballos de Manolo Gijón que no atraviesa su mejor momento sin lugar a dudas. Caballos que pesan toneladas en las manos de los picadores, sin movilidad para hacer la suerte y con un aplomo que creo que distorsiona mucho de lo que las cuadras de caballos actuales buscan en sus resultados. Que tomen nota quien la deba de tomar.
Como resumen, destacar la disposición de los tres toreros con un Aníbal Ruiz al que seguimos viendo con nostalgia éste año de su retirada por la dimensión de buen torero que ofrece cada tarde, hoy con el temple a su primero y con la paciencia y el mérito de no aburrirse ante el cuarto, que brindó a nuestro querido director Manuel del Moral en un ejemplo más de la calidad humana que atesora el bravo torero de Alcázar de San Juan.

Crónica: Víctor Dorado Prado / Fotos: Manuel del Moral Manzanares

Plaza de toros de Socuéllamos. Más de media entrada. Calor.

Cuatro toros de Manuel Ángel Millares (1º,2º,5 y 6º) desrazados, sin fondo ni entrega. El tercero fue devuelto por inválido. Y dos de Las Monjas (3ºbis y 4º) que parecieron hermanos por el juego ofrecido.

Aníbal Ruiz (Purísima y Oro): Oreja y dos orejas
Manuel Escribano (Berenjena y oro): Dos orejas y oreja
Jiménez Fortes (Azul cielo y oro): Saludos y silencio