Parece difícil la realización de una crónica de rejones en la que no se escriba el nombre del maestro Pablo Hermoso de Mendoza, pero a veces es inevitable. En el caso de hoy lo hago para echar en falta su presencia y haber compuesto el mejor cartel posible de toreo a caballo de la actualidad.

 La tercera de abono comenzó tras un despeje de plaza como es habitual en Ciudad Real, con el enganche del que tira un tronco de mulas, que pasea a las bellas Dulcinea y Damas de Honor, esta vez ataviadas con el traje típico regional de manchega, que reconociendo la belleza y personalidad tan propia y personal del mismo, uno ve con unos ojos mas toreros la mantilla.

En el aspecto que concierne a la corrida no se puede pasar por alto el vulgar comportamiento de los toros de Passanha, que con toda su procedencia Murube-Urquijo que tanto gusta a los rejoneadores, hoy nos privó de ver a los tres toreros a caballo en plenitud. Agarrada al piso tras el primer rejón y sin transmisión, dificultaron el lucimiento y pusieron trabas a lo que podía haber sido y no fue.

 Sergio Galán despachó en primer lugar al de mayor calidad en sus embestidas, y que auguraba un ritmo prometedor a la tarde. De salida paró a sus dos toros con un lusitano y tordo vinoso, de nombre Amuleto, con talla y funcionalidad en su morfología, y que se dobló perfecto ante la sosería del abreplaza. Tenía cierta calidad en su galope cuando lo conseguía ligar Galán, y con Ojeda y Oleo alcanzó momentos de ajuste y torería de un jinete que no suele traicionar su concepto aunque le corresponda como hoy abrir plaza y el toro de la merienda, que condiciona bastante. Al primero le cortó la oreja y al segundo también tras una labor más laboriosa en la que había que atraer la atención del respetable. Quizá un impasse de cuarto de hora para la merienda y evitar esta poca atención del público con el torero sería interesante estudiar.

De nuevo con un rejón se cambió el tercio y con el castaño que llevaba su hierro hizo Sergio lo imposible, que era llegarle casi al hocico con exposición y clavar de manera brillante. Apolo, una de las estrellas de la cuadra no tuvo enemigo, pero ahí quedó el par a dos manos. Con el caballo de capa perla del tercio final las cortas, para enterrar el acero y cortarle el apéndice que le abría la puerta del triunfo.

Cuando se dice Diego Ventura ya hay que ponerse de pie y quitarse el sombrero ante un torero a caballo que posee en la actualidad el cetro de mando del rejoneo por meritos propios. Hoy en Ciudad Real se hizo presente en su primero con Lambrusco, que salió partiendo el mosquero de oreja a oreja, con un pelo castaño de aires camperos y sabor de caballo fuerte y capaz. Con expresión y batiendo al pitón contrario moldeó al de Passanha para en banderillas durarle muy poquito, ya que solo la primera banderilla con Nazarí iba a tener una embestida franca y necesaria para hacer el toreo. Lo demás de dicha faena iba a tener como protagonista la falta de codicia y por lo tanto la falta de emoción. Con todo y con ello le cortaría la oreja el de La Puebla del Rio. El que hizo quinto de nuevo nos dejaría con las ganas por ejemplo de ver a Sueño, el caballo más importante del rejoneo actual. Utilizó a Chalana que bregó muy bien con el toro pero que la poca movilidad del mismo hacía difícil que la emoción creciera demasiado. La colocación de alguno de los arpones hizo que el animal sangrara en abundancia, provocando la poca movilidad y sumando esto a la ya de por sí bajita nota. Calentó con varios desplantes al respetable cuando puso a Oro en tres remos y el perla “Ritz” llegó hasta unos límites de cercanías demasiado comprometidos que fueron la clave de una faena de dos orejas.

 Leonardo Hernández acudió de nuevo a Ciudad Real en una tarde complicada de salud para el extremeño ya que su estado físico era para haberse quedado en la cama. Fiebre, diarrea y un malestar enorme acompañaron al joven rejoneador durante toda la tarde, resultándole difícil hasta beber algo de líquido cuando terminó con su primero. Solo con el tordo de banderillas Olé pudo Leonardo elevar el tono de sus actuaciones, que en su primer capítulo contó con el corazón y entrega del negro Calimocho con el que intentó encelar al bicho sin demasiada conjunción por la condición del enemigo, como en su segundo, loco por echarse o irse de allí, sin poder ni fondo para moverse y que nos privó de ver a otro gran caballo en plenitud como es Amatista. La inercia de la tarde en la consecución de los trofeos por la vía de lidias laboriosas hizo que Leonardo le cortara la oreja al que cerró plaza con un merito enorme por el estado físico del rejoneador.

La tarde dejó una sensación de buen ambiente en los tendidos a pesar del pobre juego ofrecido por los toros, y nos volvió a despertar la inquietud de ver a estos tres toreros a caballo con una corrida de mayor movilidad y garantía. Quizá, ellos que mandan y lideran el escalafón a caballo deberían de salir de esa zona de confort (con todos mis respetos) que son las corridas con procedencia Murube, y anunciarse con otros hierros de encastes menos habituales como son los de Pedrajas, Núñez, Juan Pedro, Albaserrada o Santa Coloma para encontrar la variedad de comportamientos que aun los hagan toreros a caballo más grandes de lo que son, que ya es decir.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: Manuel del Moral Manzanares

Plaza de Toros de Ciudad Real. Más de media plaza en los tendidos. Tarde agradable en la sombra.

Se lidiaron seis toros de Passanha sin transmisión ni movilidad, a excepción del primero que se movió algo más y mejor que sus hermanos.

Sergio Galán: Oreja y oreja

Diego Ventura: Oreja y dos orejas

Leonardo Hernández: Oreja y oreja

Los tres rejoneadores salieron a hombros de la plaza.