La noche del viernes 3 de noviembre este diario hizo entrega de los IV Trofeos Taurinos «Virgen del Prado» Provincia de Ciudad Real 2023.

Tras las menciones especiales, llega el momento de entregar los trofeos taurinos que llevan el nombre de nuestra reina de Ciudad Real, como no podía ser de otra manera, la tenemos aquí presente a la Santísima Virgen del Prado, que con la silueta de su ráfaga y sus campanillas anunciando su llegada hacen que nos quedamos absortos en ese gran universo de piedad, de fe y de emociones que la rodea.

Estos premios, como pueden ver de orfebrería plateada y con baño dorado en el caso del triunfador de la temporada, representan precisamente esa inconfundible ráfaga que nos lleva a ella, a la “morena del Prado”.

Comenzamos con la entrega de trofeos, en esta ocasión lo vamos a hacer de una manera especial, extraordinaria hacia alguien que también lo es, Aníbal Ruiz, uno de los toreros más importantes que ha dado la provincia de Ciudad Real.

La biografía de Aníbal Ruiz es de ensueño para cualquier aficionado. Nació el 1 de abril de 1980 en Alcázar de San Juan, y antes de tener uso de razón, desde muy pequeño ya tenía sueños toreros, así con 11 años ya se puso delante de un becerro. Fue un ascenso constante, arrollador debutando con picadores en Málaga en 1997 liderando esa temporada el escalafón de novilleros. Al año siguiente con 17 ya se convirtió era matador de alternativa, fue en Ciudad Real en julio de 1998 junto a Jesulín de Ubrique de padrino y Víctor Puerto de testigo.

Así hasta. 18 años de matador de toros, cumpliendo sueños uno a uno. Viviendo cosas muy bonitas, como cortar un total de cuatro orejas en Madrid, pero también cortarlas en Barcelona, Córdoba, Sevilla, Bilbao, salir a hombros en Zaragoza… solo le quedo la Plaza de Toros de Valencia como coso de primera categoría por hacer el paseíllo.

Mención aparte Ciudad Real capital donde se le guarda siempre mucho cariño, y donde ha vivido muchas de sus tardes más importantes y emotivas de su carrera, algunas de ellas por el camino del sacrificio que ha sido grande, pero es para estar muy orgulloso de lo que ha conseguido.

Porque sin duda, ser torero es lo más difícil que hay y a la vez lo más bonito… pegarle naturales a un toro por debajo de la pala del pitón, que no enganche, y a la vez conectar con los tendidos, donde hay gente de todo tipo, cada uno a lo suyo y pensando en sus cosas, el poder atrapar a esas personas, ponerlas en pie, es muy muy complicado, algo indescriptible que Aníbal Ruiz ha conseguido en muchas plazas a lo largo de su carrera, yo creo que Aníbal… mil veces que naciera, mil veces volvería a ser torero.

Y es que si algo caracterizó a Aníbal Ruiz, desde sus inicios, fue su tremenda afición, esa que deberían mirar con admiración y vocación de imitar, los que ahora dan sus primeros pasos en el toreo, porque sin afición, aunque se esté dotado de unas condiciones excepcionales, el recorrido solo puede ser cortó o muy cortó.

Aníbal, decidió retirarse de los ruedos en septiembre de 2014. Fue en su Alcázar de San Juan natal, en una tarde en la que se encerró con seis toros. En el lugar que le ha visto nacer y crecer, y este año, cuando se ha cumplido el 25 aniversario de su alternativa, ha decidido volver a lucir el chispeante para conmemorar sus bodas de plata como matador de toros la tarde del domingo 2 de septiembre y lo hizo con otra puerta grande y ya van 28.

Un torero respetado por sus compañeros y muy querido por la afición, y por quien les habla también no se lo voy a ocultar, tanto a nivel profesional como al nivel más personal , porque Aníbal es de esas personas que siempre ha dado todo lo que ha tenido, nunca se ha dejado nada dentro.

Este galardón extraordinario viene a reconocer la trayectoria de un grande, del matador de toros de Alcázar de San Juan, Aníbal Ruiz, por su XXV aniversario de alternativa.

Entrega este premio especial Manuel del Moral, Director de Cargando la Suerte, y Adrián Fernández, Vicepresidente de la Diputación de Ciudad Real.

Y recoge este premio Aníbal Ruiz.

Texto: Juan Domínguez.

Fotografía: Jesús Monroy.