Gran dimensión de Jorge Martínez al que el palco le roba una oreja pedida mayoritariamente, dejando el premio en una aclamada vuelta al ruedo. El francés Yon Lamothe vio silenciada su labor y Diego García escuchó palmas y silencio.

No sé hasta cuando vamos a aguantar los aficionados los constantes desaguisados, sin sentido alguno, que se están produciendo día tras día, tanto en las dependencias ocultas de la primera plaza del mundo como el no saber sobre quién recae la responsabilidad de los mismos. ¿De la Empresa?, ¿de los presidentes?, ¿de los veterinarios? o quizás de los propios ganaderos que desconocen el tipo de toro, novillos en este caso, que gusta en Madrid. El caso es que hasta diez novillos ha traído a los corrales el ganadero de Valdellán para que sólo se le aprueben cuatro, lo que hace que la Empresa no se vea obligada a devolver las entradas a los aficionados que lo solicitaran. La cosa no queda ahí, el problema de cara al aficionado es que se busca un remiendo de López Gibaja cuyo encaste de procedencia no tiene nada que ver, pues si el hierro titular era de procedencia Santa Coloma, el del remiendo es de encaste Juan Pedro y eso molesta bastante aunque en ese aspecto llueve sobre mojado. El caso es que entre unas cosas y otras, hoy hemos visto en el ruedo cuatro novillos de cada casa ganadera, pues hasta tres veces se han abierto las puertas de los chiqueros para que saliera en sexto lugar el cierra plaza, es decir el sexto, el sexto bis y el sexto tris.

Dicho todo esto vamos a analizar lo que hemos visto esta tarde.

Paseillo muy lento y de perfecta formación encabezado por la terna actuante, Yon Lamothe francés que se presentaba en Las Ventas, Diego García que ya abrió la Puerta Grande el pasado mes de mayo y el murciano Jorge Martínez que tan buen sabor de boca dejó en su anterior paso por el coso venteño.
Del novillero francés decir que o no ha sido su tarde o si esto es todo lo que puede ofrecer tiene mucho camino por recorrer. Tanto en su primer novillo, escasito de presencia y falta de remate como en el que hizo cuarto, todo quedó en intentos de pasarlos con ambas manos de forma aseada pero sin ajuste, sin poder dominar la embestida del primero que tenía algo de chispa, ni aprovechar algunas de las embestidas humilladas del cuarto al que le faltó empuje. Estocada caída y desprendida en el primero y casi entera tendida en el cuarto hicieron que se silenciara su labor en ambos.

A Diego García se le iba a medir como a todo torero que con anterioridad haya abierto la Puerta Grande y en sus manos estaba la posibilidad de demostrar que aquello no fue flor de un dia e incluso contando también hoy con el apoyo incondicional de sus paisanos.
Al encastado segundo y con un pitón izquierdo más que aprovechable le da algún natural de cierta belleza pero salvo detalles con la diestra, la labor no tiene la consistencia necesaria como para llegar con fuerza a los tendidos. Media estocada y la habilidad de los subalternos hace que el novillo caiga con prontitud. Con el quinto, ya de Gibaja, cabe destacar el inicio de faena con unos doblones perfectos, pero cuando se pone a torear es otra cosa, trata de componer bonito pero con grandes defectos de colocación lo que provoca las protestas de gran parte de la plaza pues en ningún momento se acopló con el novillo al que pinchó hasta en ocho ocasiones y descabelló al último intento tras recibir dos recados del palco. Palmas y silencio fue su bagaje final.

Y llega la hora de hablar del murciano de Totana, Jorge Martínez. Torero, con unas manos privilegiadas, con un temple exquisito, con una colocación perfecta, con una forma de torear al natural que para sí quisieran muchas figuras consagradas, torea con una verdad impropia de un novillero y en eso estuvo, en novillero, sin perdonar un quite, toreando a la verónica muy bien, pero los naturales que le administró al tercero de la tarde fueron tremendos, llevó al novillo templadísimo y vaciando las embestidas atrás, girando la muñeca en el momento exacto, eso es caro, muy caro y el de Totana lo hace porque sabe y porque la cabeza le funciona en la cara de los animales. La espada, la maldita espada le quitó un triunfo gordo. Aún así se le pidió la oreja con mucha fuerza en su primero y que D. José María Gómez, inquilino del palco se la negó incomprensiblemente pues mayoría de pañuelos yo creo que había. Se le obligó a dar la vuelta al ruedo que dio visiblemente contrariado.
Tantas ganas teníamos de verle de nuevo que cuando saltó el sexto y comprobar que estaba lisiado, se protestó para que que fuese devuelto y darle opciónes al novillero, se devuelve y sale otro de la misma guisa y se vuelve a protestar con fuerza, otro para atrás y sale el sexto tris que aún estaba peor que los anteriores pero se queda en el ruedo y aunque las opciones eran nulas, Jorge aguanta los derrote defensivos del animal y con todo y con eso le sacude algunos muletazos ligados y de muchísimo mérito. A pesar de que en esta ocasión no iba a haber triunfo, la espada vuelve a viajar mal. Que pena lo que los aceros se han llevado de este chaval, sea dicho esto con todo respeto pues se lo merecía. Se le despidió con una gran ovación al abandonar el ruedo camino al patio de cuadrillas.
Y esto ha sido todo por hoy. Destacar la actuación de Pedro Iturralde en varas y la lidia de El Ruso al segundo de la tarde.

Mañana corrida interesante y allí estaré para darles mi opinión en Cargando la Suerte.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Fotos: © Alfredo Arévalo. Plaza 1

Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Tercera de la Feria de Otoño. Media plaza (12.216 espectadores según el dato facilitado por la empresa).

Novillos de Valdellán, y dos (5º y 6º tris) de López Gibaja, desiguales de presentación y de juego. Sueltos de carnes y de fino tipo los dos primeros, que fueron protestados de salida. Con más cuajo tercero y cuarto. Quinto y sexto tris, con más cuerpo y hueso, pero sueltos de carnes.

Yon Lamothe, silencio y silencio tras aviso

Diego García, palmas y silencio tras dos avisos

Jorge Martínez, vuelta al ruedo tras petición y ovación tras aviso