Cuatro orejas obtuvo el de Camas ante un potable encierro de Julio de la Puerta. Oliva Soto tocó pelo en su primero y Cristian Escribano resultó lesionado de gravedad en la rodilla derecha.

El bellísimo hexágono que conforma la plaza de toros de Almadén volvió a ser escenario de una corrida de toros, tras unos años donde la pandemia y las obras de reforma tenían a la localidad minera y su afición con hambre de toros. Ya lo dijo aquel famoso biólogo, Darwin, equiparando la eficiencia de las formas hexagonales, en paralelo a la belleza y perfección de las mismas, cuando sus teorías sobre los panales de las abejas (de forma hexagonal) hablaban de combinaciones de espacios, ahorros de material y estabilidad entre otras bondades relativas a la perfección.

“Las abejas” que ocuparon los bonitos espacios del albero minero durante la lidia fueron seis animales de Julio de la Puerta, bonitos de hechuras y con la presencia perfecta para una plaza tan bella, donde el toro debe tener su importancia, imponer su respeto y en definitiva, su trapío.

Oliva Soto compuso un trasteo irregular ante el que abrió plaza, de capa jabonero, y el único de los lidiados con esa reminiscencia vazqueña del Duque de Veragua que tiene la divisa sevillana. El animal tuvo la carencia en su comportamiento de la humillación, y la tónica general de su embestida transcurrió en pasar por donde le llamaban con disposición y prontitud, pero también con esa brutalidad carente de clase que requiere la tauromaquia del sevillano, que se acopló por momentos y aprovechó las inercias con oficio. El final de faena fue lo que más enjundia contuvo de una labor premiada con una oreja.

El cuarto tuvo identidad en su morfología con esa cuerna acapachada que identifica al toro de Julio de la Puerta. Faltó profundidad en los inicios de la faena, cuando el “pronto y en la mano” convence a todos, y sin embargo fue de mitad de trasteo en adelante cuando Oliva se gustó al entenderse con su oponente, nunca es tarde si la dicha del toreo es buena, pero claro, estas concesiones sirven en Almadén, no en plazas de mayor relevancia. Se atascó el acero tras pasar en sendas ocasiones, dejando un pinchazo hondo y posterior descabello. Dio una vuelta al ruedo.

Esaú Fernández lanceó con gusto al que hizo segundo, el cual, en los primeros tercios rodó varias ocasiones por el bonito albero de Almadén, ya que sin ser un derroche de fuerzas, salió con claras intenciones de embestir por abajo empleándose. Lo quiso hacer bien el animal, por abajo y con largura, y se encontró con firmeza y técnica, que son algunas de las varias virtudes que contiene la poderosa muleta de Esaú. La nobleza y la clase hicieron brillar la faena al natural, así como con la diestra, por donde gateó el “De La Puerta” que demostró un fondo tremendo de bravura en la muleta, yendo a más. La estocada algo defectuosa y el descabello no importaron para la rotundidad del doble triunfo, y que elevó la petición a la vuelta al ruedo para “Bandolero”.

El castaño “Bravito” de nombre que hizo quinto, salió engallado en su expresión, la cual mantendría durante su lidia con el condicionamiento que ello conlleva para embrocar los comienzos de cada lance o muletazo y después conducirlos por donde nace, crece y se desarrolla el toreo. De nuevo la regularidad del camero y la firmeza de su muleta le sirvieron para extraer varias embestidas, las cuales consiguió corregir para llevarlo por abajo y componer una faena que tras el espadazo le posibilitaron redondear un triunfo de cuatro orejas en el coso minero.

En tercer lugar salió “Ebanista” que lucía dos buenas y astifinas herramientas para defenderse, y lo hizo con transmisión en los percales, donde Cristian Escribano pareció lesionarse en un mal gesto que le hizo cojear ostensiblemente. El capítulo del toledano con el toro solo alcanzaría por momentos pasajes destacables, a pesar de las querenciosas intenciones del animal hacia los adentros, y pesando mucho para el torero, que además pareció resentirse de la lesión en su pierna derecha en varias ocasiones.

El que puso el cierre al encierro tuvo un aspecto anovillado que no vino a cuento, ya que desigualó el buen tono de presencia que tuvo la corrida. Un infiltrado Cristian Escribano asumió las condiciones y las circunstancias de la lesión para ponerle firmeza y mando, consiguiendo varios naturales de bella factura, con esa verdad que ofrece la buena colocación, desde el comienzo al final del trazo. En las postrimerías sobrevino el fallo de la pierna que resultó definitivo, cuando Escribano comenzaba a redondear una bonita faena basada en el toreo al natural. Oliva Soto en un feo gesto hacia su compañero, se puso a torear con la diestra, cuando la situación y la lógica taurina mandaba abreviar y finiquitar al toro de la manera más breve.  A veces la lógica y el sentido común parecen desaparecer y en este caso Oliva Soto provocó el enfado de gran parte del respetable, así como de varios compañeros y entorno de Escribano, causando el lógico enfado.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: ©Manuel del Moral Manzanares

Plaza de Toros de Almadén, tres cuartos de plaza en tarde agradable.

Reinauguración de la Plaza de Toros por parte del Presidente de la Junta de Comunidades Emiliano García Page, el Presidente de la Diputación, José Manuel Caballero y la alcaldesa de la localidad, María del Carmen Monte, que descubrieron una placa conmemorativa del momento minutos antes del comienzo del festejo.

Se lidiaron toros de Julio de la Puerta, bien presentados. Destacó el segundo, “Bandolero” premiado con la vuelta al ruedo. El resto, manejables y de comportamiento desigual dentro de la nobleza que tuvieron en líneas generales.

Oliva Soto, de Purísima y oro: Oreja, vuelta al ruedo y palmas en el que mató por lesión de Escribano.

Esaú Fernández, de azul marino y oro: Dos orejas en ambos.

Cristian Escribano, de verde y oro: Ovación en el único que pudo estoquear.