Meritoria faena de David Galván al cuarto de la tarde que le sirve para cortar la única oreja de la tarde.

Aún comentábamos los aficionados lo ocurrido en la novillada de ayer y a fe que no he oído en los corrillos a nadie que no estuviera de acuerdo en la gran faena, sobre todo al natural, que realizó Jarocho al sexto novillo de la tarde y con la esperanza puesta en ver si la corrida de esta tarde nos podía deparar algo similar porque hablar de superar lo del novillero de la escuela de Madrid en la tarde de ayer era tarea muy complicada, casi imposible.

Todavía y ya van once festejos estamos esperando a ver quién puede ser el “tapado” de esta feria pues por norma general casi siempre salta la liebre cuando menos se espera, me refiero a los ya alternativados porque de lo que no cabe duda es que el debutante en la tarde de ayer ya salió con premio pero del escalafón novilleril.

Para la corrida de esta tarde se encontraban en los chiqueros seis ejemplares de la ganadería gaditana de El Torero de procedencia Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio de presentación un tanto desigual en lo que a morfología se refiere, excelentemente armados a excepción del tercero de la tarde que no gustó demasiado por sus astas precisamente y destacando sobre todos el lidiado en quinto lugar e incluso el segundo por el juego que ofrecieron, aunque no se puede decir lo mismo de los corridos en tercer y sexto lugar y estando el primero y cuarto en un término medianamente aceptable en cuanto a comportamiento. Ninguno hizo pelea en los caballos que nos hiciera destacar por su bravura pero en términos generales todos tuvieron su punto de juego pero había que descubrirlo.

Muchos, muchísimos muletazos hemos visto repartidos entre los matadores que formaban la terna, tantos que hasta desde el tendido algún aficionado los contaba en voz alta en algunas de las faenas y era cierto, muchos muletazos pero en la gran mayoría carentes de calidad aunque de vez en cuando alguno si la tenía pero entonces no había continuidad. Las faenas de Madrid no tienen por qué ser tan prolijas pues a lo largo de la historia de esta plaza se ha demostrado que con faenas de no tantos muletazos pero de calidad se puede triunfar sin paliativos.

David Galván, Álvaro Lorenzo y Ángel Téllez formaban la terna de matadores encargados de lidiar a los de El Torero enchiquerados para la ocasión.

Le corresponde al diestro de San Fernando (Cádiz) en primer lugar un toro serio y con una cornamenta que impresionaba por su tamaño y lo astifinos que eran, un toro fino de cabos y buen cuello que desarma al torero a las primeras de cambio cuando este intentaba el toreo a la verónica y que mansea en su segundo encuentro con el picador de turno repuchándose descaradamente. El toro pide exigencia con acometidas al galope y llegando muy descompuesto al último tercio manseando y con poco interés en seguir el engaño. Firme el torero intentando siempre limpiar los muletazos por abajo pero el toro es claro en sus embestidas alternando genio con poca dulzura. Manoletinas que están de moda preceden a una estocada desprendida acaban con la vida del informal animal. Ovación con alguna protesta al salir el matador al tercio a saludar.

Salta a la arena el cuarto toro de la tarde, un toro alto, hecho cuesta arriba al que se le lidia de forma muy desordenada manseando y saliendo siempre suelto hasta que se consigue que acuda al caballo del que sale siempre con carreras sin sentido quedándose sin el castigo deseado en varas, muchos capotazos que no hacían presagiar nada bueno, pero en nuestro circulo de vecinos de localidad comentamos que ya veríamos lo que pudiera pasar cuando el toro y el torero se quedasen solos como así pasó al centrarse el animal en un único objetivo.

Con la muleta y con mucha torería se fue Galván a realizar una faena capicúa pues comenzó de la misma manera que finalizó con doblones templados, largos llevando al toro cosido a la muleta finalizados con un muletazo mirando al tendido ya con la figura erguida y un pase de pecho de muchísima personalidad que llegaron con fuerza a los tendidos , una segunda tanda de igual factura para con posterioridad conseguir una serie de derechazos de limpia ejecución y otra de naturales de no tanta calidad pero aceptables y pulseando las embestidas. El toro va perdiendo fijeza y finaliza por el mismo palo que finalizó, quizás haya sido esta la faena más medida de toda la tarde y que bajo mi punto de vista fue una faena muy del gusto de Madrid en cuanto al toreo accesorio y echando de menos algo más de torero fundamental. Gran estocada rozando la perfección en lo que a colocación se refiere pues tiene un punto de contraria al atracarse de toro en el encuentro. Oreja concedida por Don Víctor Oliver Rodríguez, Presidente de turno, que el gaditano recoge con el beneplácito general de los asistentes, oreja de peso.

Corresponde al toledano Álvaro Lorenzo hacerse presente para recibir al segundo de la tarde, un toro aplaudido de salida con dos espabiladeras de aúpa y cortito de manos que empuja con los riñones en el peto del picador de turno y con la cara abajo. El toro tiene buena condición en el segundo tercio.

A la muleta llega derrochando clase en sus embestidas pero no admite repeticiones y Álvaro tiene que cobrar los muletazos de uno en uno pues lo de ligar es tarea complicada. Muchos muletazos, pero muchos entre los que solo sobresalen algunos sueltos cuando de verdad templa el torero y de esta guisa no llega a los tendidos pues todo queda en un quiero y no puedo y así es como después de cobrar una estocada al tercer intento tras recibir un aviso acaba el de Toledo con la vida del animal.

El quinto es un toro armónico bajo de hechuras que acepta el capote con humillación en las verónicas ejecutadas por Álvaro Lorenzo y que se le pica muy justito en el tercio de varas para mostrar después en el de banderillas un galope uniforme y alegre.

Intenta el de la capital del Imperio en tiempos de Carlos I templar las embestidas tratando de alargarlas al máximo pero otra vez alterna muletazos de va y viene con alguno de profundidad que no alcanzan la rotundidad que todos esperábamos. Con la zurda parece que aquello va a alcanzar vuelos pero de nuevo aquello queda en un toro para allá y toro para acá sin que consiga Álvaro la solidez suficiente para llegar a los tendidos e incluso hay quien le dice al torero aquello de “se va sin torear” cuan va a cambiar la espada de ayuda por la de acero. Estocada un punto desprendida al segundo intento, recado desde el palco y fin. Ovación al toro en el arrastre que no siguió para el torero que desde el callejón escuchó como el público dividía sus opiniones.

Toro bastote y con poco cuello es el tercero de la tarde que corresponde al triunfador de la feria 2.022, el toledano de Mora Ángel Téllez y hay que decir que quién le ha visto y quién le ve con lo que nos hacía presagiar lo que podía ser este torero los que le vimos aquel año.

El toro pelea con fuerza en el caballo empujando abajo y con los riñones pero sale demasiado parado del primer tercio teniendo que llegarle mucho en banderillas.

Perdiéndole pasos en cada muletazo comienza su labor muletera el matador. El toro no es un dechado de entrega ni mucho menos pero el torero tampoco se le ve demasiado confiado en la cara del animal y con cierta falta de recursos para resolver ciertos inconvenientes que le presenta el burel. Ni en la distancia ni en las cercanías, ni al torero ni al animal se les ve cómodos y la faena no tiene ningún interés para nadie. De media estocada tendida cierra el toledano su primer capítulo de la tarde tras escuchar un aviso. Silencio.

El que cerraba el festejo de hoy era un toro castaño oscuro, listón, bien hecho pero muy justo de fuerzas cuando acomete al capote de Téllez en los primeros compases y que apenas plantea pelea en el caballo realizando el moracho, gentilicio de los nacidos en Mora de Toledo, un quite por chicuelinas que al fin y a la postre quizás haya sido lo más vistoso que ha realizado en toda la tarde.

Llega el toro justo de poder al tercio de muleta y con embestidas muy cortas que Téllez trata de aprovechar en la medida que puede pero a veces lo que no pone el toro tiene que ponerlo el torero aunque en este caso no haya sido así y la faena se va perdiendo en un mar de pases que no dicen nada. Estando en estas viene una voltereta fea de la que el torero se libra de auténtico milagro de ser herido, le jalea el público y eso hace que Ángel Téllez alargue aún más una faena que se veía que nunca iba a levantar. Manoletinas finales en las que el toro vuelve a echarle mano volteándole de nuevo llevándose una paliza de las que suele doler todo el cuerpo después. Con las espada se atascó y mucho hasta el punto de tener que recurrir al descabello sin haber dejado una estocada que lo justificase pero ya habían sonado dos avisos y faltaba poco para que el toro fuera devuelto a los corrales cuando acertó Ángel con el verduguillo. Silencio.

Y esto ha sido todo por hoy, decir por mi parte que se está poniendo fácil el hacer saludar a los banderilleros por pares que no dejan de ser simplemente buenos sin más y por eso se desmonteraron Juan Carlos Rey en el cuarto y Juan Navazo en el sexto.

Mañana más y mejor. ¡Ah! y de nuevo cartel de “NO HAY BILLETES”, veremos a ver qué pasa.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)

Plaza de toros de Las Ventas.Toros del hierro de El Torero. 15482 espectadores.

David Galván, saludos y oreja.

Álvaro Lorenzo, silencio y silencio.

Ángel Téllez, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Se desmonteraron Juan Carlos Rey en el cuarto y Juan Navazo en el sexto tras un gran tercio de banderillas.

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