La veteranía de Puerto y Bautista funcionaron ayer en Villacañas, tanto en los aspectos técnicos como en los de esfuerzo y valentía, como si de empezar ahora en esto fuera la cosa. Ambos afrontaron la tarde con una disposición ejemplar, como Antonio Nazaré que se la jugó con el peor lote.

Los dos tercios del aforo repletos de juventud y mucha animación, pudieron presenciar una corrida de toros de Jaralta, con una presencia desigual, en la que predominó el trapío y la seriedad en varios animales, validos para ser lidiados en la mayoría de plazas de primera categoría.

   Víctor Puerto, vestido de un precioso terno grana y azabache, no iba a poder crear con su lote lo que seguro deseó, ya que su primero fue un animal que no tuvo fuelle, ni celo, ni la transmisión necesaria para que surgiera el toreo puro que contiene el concepto Puerto. El castaño cuarto, serio, cornalón, tampoco fue un derroche de virtudes, pero se movió algo más. Lo más importante, el terreno que pisó Víctor con este toro, asentado, firme, y arrimándose hasta decir basta, sin perder nunca la expresión y la torería. Cuando tuvo dominada la situación y dijo quien mandaba allí, logró sacar un recorrido por el lado izquierdo en tres ocasiones, donde apareció el toreo al natural que bastó para dejar en el trasteo la impronta de lo puro y lo autentico del toreo fundamental.

Al francés Juan Bautista le correspondió el mejor lote de los Jaralta lidiados. Su primero fue el que más ritmo y calidad sacó de los seis aunque sin llegar a poderle apretar por abajo porque no le sobraban las fuerzas. Bautista lo entendió desde el principio, haciendo y moldeando una embestida a media altura, que con un temple exquisito fue la clave. La faena a más, alcanzó momentos muy importantes, echándole los vuelos al natural, citando con la franela plegada para engancharlo muy suave de uno en uno, todo ello envuelto de mucha expresión y torería. En los finales de faena hubo varios redondos que llegaron mucho arriba, con un cambio de mano en uno de ellos de cartel de toros. Con su segundo pudo ejecutar la verónica muy encajado y meciendo los brazos y la cintura, después un buen puyazo de “Puchano” y en la muleta el trasteo tuvo menos contenido, sin poder apretar Bautista por la falta de fuerzas.

Antonio Nazaré bailó con la más fea, ya que tuvo delante un lote desagradable en su comportamiento. El primero, el más feo de hechuras, no paró de pegar cabezazos por allí por donde pasaba, y nunca mejor dicho, porque aquello pasaba por allí cazando moscas. El que cerró plaza, (otro tío para cualquier plaza) también iba a hacer sudar al sevillano. Un animal sin entrega, queriéndose ir de allí en todo momento, y solamente por el lado izquierdo tomó los engaños con engañosa entrega. No regaló nada el de Jaralta y Nazaré le hizo embestir en varias tandas al natural, hasta que se enfadó y dijo “hasta aquí” soltando un derrote que alcanzó el rostro del torero, hiriéndolo en la nariz, donde recibió varios puntos de sutura. Tras el “cate” recibido, volvió a la cara el torero poniéndose por el pitón derecho, que presentaba serias complicaciones, demostrando vergüenza torera y valentía el sevillano.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Foto: Archivo © M. del Moral

Plaza de Toros de Villacañas – 2/3 de entrada – Tarde veraniega agradable –

Se lidiaron toros de Jaralta, con seriedad y trapío, de comportamiento discreto, sin llegar a romper con franqueza. El segundo el de mayor calidad en sus embestidas.

Víctor Puerto (Grana y azabache): Oreja y oreja

Juan Bautista: (Nazareno y oro): Dos orejas y oreja

Antonio Nazaré (Azul noche y oro): Silencio y oreja

Puerto y Bautista fueron sacados a hombros de la plaza.