Ambientazo de los grandes, con casi lleno en los tendidos en el que hubo triunfo sí; pero no de esos que uno pueda guardar en su memoria de aficionado y todo por los toros de Zalduendo que condicionaron la tarde, e hicieron que la corrida andara en el límite de la emoción y de la transmisión. La entrega del Juli y Manzanares salvaron la tarde.

Fecha marcada bien en rojo en el calendario taurino, este 25 de Agosto, donde Almagro retornó a sus fueros, para volver a sentir esas tardes grandes en la ciudad encajera, tras algunos años para olvidar. El público respondió, al hilo de un gran cartel, de los llamados de campanillas, confeccionado por la Casa Matilla que volvía a coger con enorme acierto, el timón de una plaza tan especial, y con tanta solera como Almagro.

Ante esas tres máximas figuras anunciadas, el lleno en el Coso de la Cuerda estaba prácticamente asegurado, como hacía muchos años no se veía. Motivo más que sobrado de satisfacción hoy para aficionados, y como también se pueden imaginar, los espacios y accesos de una plaza, más que centenaria, hacen que ante semejante avalancha, o aluvión de público se queden pequeños, como efectivamente ocurrió. Así, minutos antes de la hora oficial de comienzo del festejo, se anunciaba por megafonía el retraso de veinte minutos hasta que todos los espectadores ocuparan sus localidades, algo que verdaderamente no se produjo hasta ya muy iniciada la corrida.

Rompió finalmente el paseíllo, y los aplausos se apagaron para dar paso a un sentido y respetuoso minuto de silencio para Don Rafael Ruiz Ruiz, cirujano Jefe de la Plaza de Toros de Ciudad Real, y de tantas otras, Almagro incluido. Un gran profesional, de muchas décadas de brillante carrera, un enorme aficionado, y una persona entrañable al que siempre recordaremos, y que se nos ha ido hoy.

Tras la emoción del minuto de silencio, abrió plaza, Morante de la Puebla que le tocó en suerte un lote de imposibles opciones, que no le permitieron mostrar su torería, y es que como dice la canción…”lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”.

Su primero un toro de Zalduendo que evidencio su falta de fuerzas desde la salida. Así, con las mínimas probaturas, a media altura, no se lo pensó dos veces, y tiró con rapidez por la calle de enmedio. Tras dos pinchazos, y un pinchazo hondo fue pitado ya que quedo prácticamente inédito.

De la misma forma, sucedió en su segundo, a excepción de un breve ramillete de verónicas con lentitud y profundidad que resultó ser solo un espejismo, ya que el astado rajado y con muy poco fuelle apenas tenía un pase, Tras media atravesada, fue silenciada su actuación con alguna que otra palma.

Julián López “El Juli”, en el año de su despedida de los ruedos y en su despedida de la provincia de Ciudad Real, dejo su sello propio en Almagro, desorejando a sus dos antagonistas, y todo ello, sin prácticamente despeinarse, con esa aparente facilidad que tienen los grandes. Cuanto vamos a echar de menos a este torero.

A su primero, lo recibió con verónicas acompasadas, y con unas jaleadas chicuelinas, Un toro noble, al que le falto un puntito de transmisión, pero al que el de Velilla de San Antonio, mostró sus credenciales por ambos pitones, llevando la acaramelada embestida con temple y entrega en ese arrimón en el epilogo de la faena. Así, tras colocar una media estocada de efecto fulminante, le fue suficiente para pasear dos cariñosas orejas.

El quinto de la tarde, manseó en los primeros tercios, y salía muy suelto de las suertes, pero el Juli lo consiguió atar en corto, llevándolo con maestría por ambos pitones, especialmente con el toreo al natural. Toda su labor fue acompañada con los siempre buenos sones de la Banda Municipal con esas “Churumbelerias” que tanto animaron al tendido. La conexión entre Almagro y el Juli era ya evidente, ya que se inventó una faena, algo propio de quien tiene en la cabeza el toreo, un privilegio, unas facultades solo al alcance de unos pocos. Tras una estocada certera, corto las dos orejas entre el entusiasmo del público que lo aclamado unánimemente al grito de “Torero Torero”.

José María Manzanares no tuvo tampoco el lote más óptimo para el triunfo pero consiguió rascar donde apenas había para conseguir finalmente acompañar al Juli por la Puerta Grande.

Su primero, fue un toro que se paró muy pronto, le dio distancia en los terrenos, y también en las series, para que el escaso fuelle del animal no se perdiera. Entonados muletazos por ambos pitones todos muy medidos, sacándole así, lo poquito que le ofreció el toro, paseando un apéndice tras media estocada.

El que cerró plaza, fue otro toro muy agarrado al piso. El alicantino tuvo que sacar su raza y su poderío al natural, para conseguir pasear otra oreja, tras una gran estocada que le valió su salida en hombros.

Foto de portada: © Jesús Monroy

Crónica: Juan Domínguez

Galería fotográfica: © Manuel del Moral.

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Ficha del festejo

Plaza de Toros de Almagro. Casi lleno en los tendidos.

Se lidiaron toros de Zalduendo de justa presencia, de juego desigual, manejables segundo y quinto.

Morante de la Puebla (de verde lima y azabache) pitos y silencio con algunas palmas.

El Juli (de gris perla y azabache) dos orejas en ambos.

José María Manzanares (de azul marino y oro)  oreja y oreja.

En cuadrillas, Diego Vicente y Luis Cebadera saludaron tras banderillear al sexto.

Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio por el cirujano ciudadrealeño D. Rafael Ruiz Ruiz.