Hoy desde Cargando la Suerte queremos dar voz a un aficionado inexperto, un punto de vista diferente de lo que viene siendo habitual de la crítica taurina, desde el punto de vista de un aficionado que pasa por taquilla.

Por Javier Márquez Dueñas

Todo español de bien –y manchego- que se precie, ansía la llegada del verano y con él la multitud de festejos de diversas índoles que nos ofrecen todas y cada una de las localidades de nuestra tierra. Para todos los que nos deleitamos con nuestras raíces, tradiciones y cultura, entre los festejos más importantes no pueden faltar los taurinos.
Pues bien, este año Almagro nos presentaba un cartel impecable, de los que no es necesario saber de toros para darse cuenta de que la tarde promete, con nombres que al que más y al que menos le suenan: Morante de la Puebla, el Juli y Manzanares. La cita era ineludible, para aficionados con más “palmarés” y también para los que, como el que escribe, no le gusta perderse en la medida de lo posible los grandes eventos que circundan la capital.
Tras el paseíllo, inició el festejo Morante de la Puebla, que hizo lo que pudo con un primer toro que no demostró gran valía y con una plaza un poco alborotada y con falta de concentración. En su segundo pudo demostrarnos algo de sus grandes dotes, también sin gran lucimiento. No pudo obtener trofeos.
El segundo que salió a la plaza fue el Juli, que tuvo más suerte con los toros que le tocó lidiar. Como hace habitualmente, nos hizo disfrutar de dos buenas faenas, consiguiendo los vítores y aplausos del público y al que la presidencia otorgó dos orejas en su primero y dos orejas en su segundo, merecidas y solicitadas por el público con vehemencia. El pasado mes de julio nos anunciaba su retirada de los ruedos y en la tarde de ayer puso el broche demostrando sus cualidades.
Jose María Manzanares tampoco tuvo suerte con los toros, pero como gran torero que es exprimió al máximo las cualidades que los astados poseían. Una oreja en cada una de sus faenas, y un buen final de la segunda, le hicieron salir junto con el Juli por la puerta grande.
Ser torero no es oficio fácil, hasta el gran Don Camilo José Cela bromeó con lo arduo de la tarea: «Yo quise ser torero pero solo he llegado a Premio Nobel». En cualquier caso, los aficionados no podemos hacer otra cosa que seguir siendo fieles a las citas, como la de ayer en Almagro, con una ocupación de la plaza, me atrevo a decir, que de más del 90% de su aforo.
Feliz fin de verano a todos, que vivan nuestras tradiciones, ¡y que viva España!.