Tarde importante de Rafaelillo que corta una merecida oreja y Talavante pasa de puntillas en su última actuación en este San Isidro 2022 que terminará hoy.

Había una gran expectación por ver la vuelta de Rafaelillo a Las Ventas, a Talavante con su octavo y noveno toro de la feria y a Manuel Escribano por si conseguía sacarse la espina de su anterior paso por el ruedo venteño.

Corrida de la ganadería de Adolfo Martín muy en el tipo del encaste de procedencia a excepción del segundo que se apartaba, por hechuras, de la línea santacolomeña de Albaserrada. Dura, muy dura en general aunque el que salió en sexto lugar fue devuelto a los corrales por su manifiesta invalidez, saliendo en su sustitución el primer sobrero que pertenecía sospechosamente a la ganadería de Garcigrande y esto mosqueó mucho a la afición por su conocido origen y que no tiene nada que ver, ni por asomo, a los titulares del cartel. Increíble. Esto es algo que no se puede permitir, pero la trampa salió mal al tramposo, tramposos o colaboradores necesarios para la comisión de tan aberrante hecho y los perros se volvieron contra las escopetas.

«Los  Adolfos» fueron reservones, listos, con peligro y con exceso de casta lo que implica muchas dificultades para poder ser toreados, pues la bravura consiste en la combinación perfecta de casta y nobleza y de esto último tuvieron poco. Casi siempre a la defensiva y buscando con ahínco lo que se dejaban atrás si es que pasaban. Del sexto bis de Garcigrande sólo decir que jamás debió salir a la plaza en el  día de hoy.

Volvía Rafaelillo a Madrid encabezando una terna con Manuel Escribano y Alejandro Talavante que cumplía su cuarto compromiso isidril.
Que el diestro murciano Rafaelillo es un torero curtido en mil batallas y en un circuito taurino del que muy pocos pueden hacer gala es una verdad como la copa de un pino, pero el del barrio del Carmen estuvo fenomenal en Madrid desde que se abrió de capote con su primero, quizás el que mayor dosis de nobleza llevaba dentro sin que le sobrara para regalar.
Faena de colocación y distancia  perfecta pasándose al toro muy cerca y con mucha verdad por ambas manos manteniendo el nivel de su labor en un tono muy alto. Estocada de las buenas en ejecución y colocación precedieron a una unánime petición y concesión de oreja que el diestro paseó lenta, muy lentamente disfrutando del deber cumplido.
Con el segundo fue otro cantar, fenomenal con el capote sacándose al toro en una porfía sobre los pies hasta los medios donde remata con una media doblándose por abajo.
En la muleta el animal echa la persiana demasiado pronto. Rafaelillo que quería arrancar otra oreja como fuese, opta por meterse entre los pitones en un desafío que el animal tampoco admite. Detalles de mucho valor, pinchazo y estocada hacen que el público le saque a saludar desde en tercio.

Manuel Escribano se sacó con creces el negro lunar de su anterior comparecencia en lo que él habitualmente domina, el tercio de banderillas. Esta vez sí clavó más ajustado y en la cara, así se lo reconocieron quienes abarrotaron los tendidos ayer.
Con la muleta, con el toro menos en tipo de los que salieron a la arena, planteó un trasteo decidido y con pasajes de bastante interés pero el toro no respondió en la medida que el sevillano hubiera deseado. Muletazos sueltos de buena ejecución intentándolo por ambas manos, estocada entera cobrada con facilidad y saluda desde el tercio una  fuerte ovación.
El quinto fue de intenciones aviesas en el último tercio, se volvía sobre las manos buscando con saña, unas veces las zapatillas y otras el pecho, al que movía los trastos, tanto era así que en más de una ocasión estuvo a punto de echárselo a los lomos. Escribano no tiró la toalla en ningún momento hasta que cogió la espada y lo mató de manera fulminante.

Hasta diez toros ha tenido Alejandro Talavante este ciclo para poder demostrar el porqué de su vuelta al circuito activo, pero nada de nada.
Lo de ayer colmó la paciencia del aficionado. Es cierto que su primero dio nulas opciones al extremeño pero tampoco a él parecía importarle demasiado y se limitó a un toma por aquí y otro poco por allá y fuera.
Del gigantesco sexto bis de Garcigrande nunca sabremos el porqué de la presencia de un sobrero de esta ganadería aunque lo podemos imaginar, sólo decir que lo mucho o poco que llevara dentro lo gastó en el caballo con el que se enceló y no había forma humana de sacarle del peto. A la muleta llegó hecho un marmolillo como si de un toro de Guisando se tratase y ante tal panorama Talavante cogió el acero con el que nos ofreció todo un muestrario de lo que nunca se debería hacer. Un mitin de vergüenza, vamos, está vez la magia descubrió el truco y al artista. Bronca de las que hacen época recibió Alejandro al abandonar el coso. Siempre será más torera una bronca que la indiferencia habrá pensado él.
La vuelta de Alejandro Talavante que nos hacía pensar que pondría esto en orden y en fila a más de uno, quedo solo en ilusión al principio y decepción al final.
Solo me queda destacar de esta tarde a Agustín Collado picando al cuarto toro y a El Fini en banderillas.

Esto se acaba hoy y entonaremos nuestro particular «pobre de mí» a ritmo de chotis.
Mañana más y mejor.

Tomás Mata Menchero

Aficionado y abonado del tendido 7

Foto. @ Las Ventas – Plaza 1