Emocionante corrida de José Escolar donde la terna estuvo a la altura de las circunstancias.

Tarde de toros interesante de cara al aficionado la que hemos vivido esta tarde en Las Ventas con casi tres cuartos de los tendidos cubiertos, tres tíos vestidos de luces que se han jugado la vida a carta cabal, sin viento que molestase y nubes que hacían más llevadero el calor pero algo tenía que fastidiar el ambiente y ese algo fueron los toros de la ganadería titular que no eran otros que los de José Escolar.

Los grises santacolomeños por la vía del Marqués de Albaserrada y posteriormente de Victorino Martín no aportaron nada de lo que nos tenían acostumbrados últimamente pues en términos generales la corrida fue de presentación irregular, había dos que hacía un mes cumplieron la edad reglamentaria para ser lidiados como cuatreños, descastados, escasos de bravura, sin humillación, con el freno de manos echado desde la salida, sin raza, con miradas puestas más en los toreros que en los engaños, corrida áspera y desclasada donde las haya, vamos de mucho tragar por parte de los actuantes y de poco tragar, ni siquiera pipas, por el interés puesto por los asistentes en lo que en la arena acontecía ya que el que parpadeara se quedaba sin ver algo que en cualquier momento pudiera ocurrir.

Complicadísimo fue el quinto de la tarde, sin opción ninguna el imponente sexto, quizás de todo el encierro el más entipado por hechuras y cierto ritmo fue el tercero de la tarde aunque solo por el pitón derecho pero manseando como el resto ya que toda la corrida apretó para adentro y apenas pisaron los medios, pero como eran de quien eran algunos fueron aplaudidos de salida sin mucha razón e incluso también alguno en el arrastre sin entender, al menos yo el porqué.

De los nombres de algunos toros mejor no hablar, con decirles que uno de ellos se llamaba Diputado queda todo dicho.

Tres tíos, tres toreros, tres de los que se ponen y se la juegan de verdad sin dudar ni titubear, tres que encabezaban el paseíllo, el madrileño Fernando Robleño que hacía su segunda comparecencia este año en el ruedo capitalino, el salmantino Damián Castaño que tan buen sabor de boca dejo en la afición el pasado 10 de septiembre y el también madrileño Gómez del Pilar que también actuó el Domingo de Ramos en esta plaza.

Cuando Don Eutimio Carracedo saca el pañuelo blanco para que se dé suelta al primero de la tarde sale un toro asaltillado, de encornadura veleta y con el típico hocico de rata tan propio en este encaste al que Fernando Robleño para con el capote observando que el animal tiene cierta humillación aunque se mueve sobre las manos. Apenas pelea en el caballo y se muestra reservón en banderillas.

En los inicios con la muleta el toro parece tener un buen pitón derecho pero con poco celo, por el izquierdo es otro cantar ya que siempre embiste girando sobre las manos y que además empieza a gazapear a medida que avanza la faena y que Fernando a base de perder pasos consigue muletazos de mucho mérito y hasta el buen hacer del matador consigue incluso dar algún natural con mucha exposición. Alarga en demasía su labor por lo que recibe un aviso desde el palco antes de entrar a matar y otro más cuando de pinchazo y estocada atravesada tiene que usar el verduguillo con el que consigue atronar al toro al último intento. ¡Ay esos aceros Fernando!, cuantos triunfos se te han ido por ese metal. Palmas.

Alto y largo es el cuarto de la tarde que enseña las palas por delante de los pitones y que no muestra poder en los capotazos de recibo dejándose pegar en el caballo con la cara abajo. Buen tercio de banderillas a cargo de Raúl Ruiz y Fernando Sánchez.

Llega el toro al tercio de muleta sin recorrido, y con la cara siempre a media altura pero Robleño a base de cruzarse mucho y sin brusquedades consigue incluso relajarse en algún natural de mucho mérito embrocando siempre con la muleta atrasada para conseguir que el animal pase, pero poco más puede hacer. Pinchazo y media en buen sitio acaban con el desagradecido burel de color extraño quizás por algún problema de pigmentación pues parte del pelaje era cárdena y otra, la posterior. Negra. Silencio a una labor muy profesional.

Astifino pero basto de hechuras y con poco cuello es el primero del lote de Damián Castaño echando las manos por delante en el capote que le ofrece el salmantino. Derriba en su primera cita con Alberto Sandoval en el caballo y busca la parte trasera del peto en el segundo, recibe incluso una tercera vara luciéndose el picador toreando a caballo y echando la vara de forma espectacular, el toro mansea y se repucha tras llegar al peto. Ovación al picador en su paseo por el callejón cuando se retira a caballo al patio de cuadrillas. ¡Qué bonito es el tercio de varas cuando se ejecuta bien!.

Comienza Damián Castaño sin probaturas en el tercio de terrenos del 9 toreando muy vertical y con la mano muy baja que el toro asume pero acusa. Muletazos de uno en uno pues cuando hay ligazón el toro se desplaza muy lento y con incertidumbre. El animal tiene un peligro sordo que pocos adivinan. De toreo clásico es la faena de Damián, sin alharacas para la galería pero con mucha limpieza, toreando con mucha verdad y con una colocación perfecta ofreciendo el pecho en los cites. Sale encunado de la cara del toro cuando se tira a matar ya que el toro no le deja pasar dejando una estocada caída. Ovación.

De hechuras poco armónicas es el segundo del lote de Damián y de embestidas desarrollando sentido que repite en la suerte de varas corneando el estribo del caballo queriéndose quitar de encima la vara. Mal trago pasan los banderilleros para dejar los cuatro palos mínimos preceptivos para cambiar el tercio.

Muestra el toro en la muleta unas intenciones aviesas, con genio, mala leche midiendo constantemente al torero que ni se inmuta y trata de torear a un burel casi intratable, es un barrabás este animal al que el salmantino consigue dominar a base de cruzarse hasta conseguir unos naturales que nadie veía por ningún lado aunque fueran de uno en uno llevando al toro hasta detrás de la cadera. Estocada cobrada hasta la mitad de la hoja de acero que necesita de un golpe de verduguillo es lo que necesitó Damián Castaño para poner fin a una labor de torero, pero torero de verdad. Ovación.

Es Gómez del Pilar el que muestra su capote al tercero de la tarde, un toro serio de amplias sienes que humilla pero echando las manos por delante. Se lo piensa muchísimo el animal antes de acudir a la jurisdicción del piquero de turno buscando excusas y cuando lo hace sale suelto sin ofrecer pelea. En banderillas dice que el pitón izquierdo casi es intocable y cuando el torero medio madrileño medio toledano le pone delante la muleta consigue buenos muletazos con la diestra a base de temple y seguridad. Al sentir el toro que no es él quien más puede allí se va viniendo a menos. Con la mano zurda consigue Noé unos buenos naturales que por la condición del toro tienen que ser de uno en uno con gran exposición ya que el animal mide en cada uno de los cites al matador. Aviso cuando el torero aún no ha cogido la espada de verdad y cuando lo hace y ejecuta la suerte suprema acaba con el de José Escolar de estocada baja. Ovación.

Cuando suenan clarines y timbales después de arrastrar al quinto de la tarde sale por la puerta de chiqueros un tren largo, alto y menos ofensivo por delante que el resto de la corrida al que Gómez del Pilar saca hasta los medios con mucha exposición toreando sobre las piernas. En el caballo se repucha y no hace pelea de bravo en ningún momento, tampoco lo hace en el segundo tercio y siempre con la cara a media altura.

Con decisión se va a la cara del toro Gómez del Pilar a plantear una faena que nadie veíamos ante eso tan grandote de color cárdeno por lo deslucido y apático que demuestra ser pues ni quiere embestir, ni transmite nada de nada al que el matador decepcionado por lo que le ha tocado en suerte se limita a doblarse con él de forma clásica y acabar de una estocada con semejante ejemplar. Silencio.

No sé qué podría haber sido de esta corrida tan áspera y dura en manos de tres toreros que no fueran lo que estos son con este tipo de toros. Hoy hemos visto tauromaquia de la buena con toros imposibles y claro no se han llenado los tendidos, eso queda para otras tardes de relumbrón y de menos aficionados. Torear y emoción es esto si señores.

Decir como final a la crónica de hoy que se desmonteró Raúl Ruiz tras parear al cuarto de la tarde y que la plaza puesta en pie ovacionó al picador Alberto Sandoval en el segundo de la tarde por demostrar lo bonita que es la suerte de varas cuando se ejecuta bien como lo hizo este piquero al que solo le faltó quitarse el castoreño para saludar.

Y esto ha sido todo por hoy.

Mañana más y mejor en la corrida de la prensa que contará con la asistencia de S. M. El Rey como espectador de lujo y con toros de Victorino Martín para el esperado mano a mano entre Paco Ureña y Borja Jiménez.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)

Plaza de toros de Las Ventas. Toros del hierro de José Escolar.

Fernando Robleño, palmas tras dos avisos y silencio.

Damian Castaño saludos y saludos.

Gómez del Pilar, saludos tras aviso y silencio.

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