De nuevo importante tarde de Fernando Robledo sin espada y ya van … que vuelve a perder un triunfo de Puerta Grande en Madrid. Garrido herido grave en su primero. El valenciano Román sin opciones.

A la salida de Las Ventas esta tarde, dos eran los temas de conversación entre los aficionados. Por un lado el resultado de las elecciones autonómicas y municipales en la Capital del Reino y por otro la gran faena que un hombre menudo, en lo que se refiere a su aspecto físico, ha realizado hoy en el empapadísimo ruedo venteño y cuyo nombre y apellido responden a las iniciales FR, es decir Fernando Robleño, madrileño de pro, gran torero y que hoy ha dado una lección de tauromaquia enorme. Tanto es así, que hoy se ha cumplido con el dicho ese de habernos hecho salir toreando por la calle de Alcalá a los aficionados.

La tarde ha sido lluviosa desde que se abrió la puerta de toriles para que saliera el primer toro a la arena y no ha dado tregua hasta el quinto toro de la tarde, ¿sería una premonición de lo que iba a ocurrir?, el caso es que mirando a los tendidos no se podía reconocer a nadie, todo eran paraguas y chubasqueros multicolores, tal es así que los tendidos parecían lonas de obras de las que se utilizan para tapar fachadas en rehabilitación.

No ha llegado a llenarse la plaza como cuando se anuncian figuras de postín y eso que la ganadería anunciada de Adolfo Martín es de las que despiertan verdadero interés y que los tres matadores anunciados eran de los que se atreven con este tipo de toros, pero eso es cosa más de aficionados que de los que van con traje cubata en mano, ellos se lo han perdido porque hoy se ha visto no solo toreo del caro, sino del impagable diría yo y eso que los toros no han respondido como cabía esperarse de la propiedad de Adolfo Martín.

La corrida ha estado decentemente presentada, a los cárdenos procedentes del encaste de Santa Coloma por la vía del Marqués de Albaserrada y Martín Andrés Hermanos no les hacen falta más kilos de los que se anunciaron en la tablilla para tener un trapío perfecto, con su hociquito de rata y la encornadura típica de Saltillo de mediados del siglo XIX, a pesar de que en la tarde de hoy han sido un tanto descastados, demasiado parados y reservones a lo largo de sus lidias, pero eso sí, con un picante especial cuando se vuelven sobre las manos buscando lo que se dejan atrás y cambiando de actitud en cuanto hacen presa empleándose con saña contra el objetivo.

Es cierto que a estos animales hay que entenderlos para poderlos torear. Hay que estar muy firmes pero sin brusquedades, sobarlos, consentirlos, iniciar las faenas en línea recta, conducirlos, medir su velocidad y después crujirlos por abajo y ahí es cuando estos toros se entregan y se pueden torear de forma curvilínea. Los que tienen buena condición te regalan unas embestidas que ningún otro tipo de toro te va a ofrecer, pero hay que hacerlo y eso no es tarea fácil, además de tomarse su tiempo pues por lo general no suelen ser más de diez o doce embestidas las que te ofrecen y hoy ha habido un torero que lo ha hecho en el quinto de la tarde y ese torero tiene un nombre, Fernando Robleño.

La terna estaba compuesta por el mencionado Fernando Robleño, Román y José Garrido.

El torero madrileño Fernando Robleño ya son dos las Puertas Grandes que ha perdido en este serial por el mal uso de la espada y aunque su satisfacción sea enorme al sentir los olés rotundos de los aficionados, estoy seguro de que él estará lamentándose por lo que pudo lograr y no llegó.

En la tarde de hoy ya con el primero de su lote tuvo la oportunidad de cortar un apéndice al encontrarse con toro que humillaba y conseguir instrumentarle alguna serie con la mano izquierda que alcanzaron una magnitud importante e incluso una meritoria serie con la mano derecha de colocación perfecta bajo el aguacero, pero que emborronó por el mal uso de la espada pinchando en varias ocasiones. Ovación con saludos después de un recado presidencial.

Al quinto toro del festejo le habría correspondido salir en cuarto lugar pero el percance de José Garrido en el tercero de la tarde alteró el orden de la lidia y fue en ese toro en el que el madrileño estuvo sencillamente sensacional, que forma de sobar al toro hasta que le hizo saber cómo y por donde tenía que pasar para después permitirse un toreo de hombros descolgados, templado, de colocación exacta, alargando las embestidas con mucho mando y toques suaves que volvió locos a la parroquia, sencillamente sublime. Finalizando la faena sufrió un desarme que el mismo corrigió cogiendo la muleta del suelo en la misma cara del toro. Cambia el bambú, que de ese material es la ayuda que lleva, por el acero y todos los espectadores contuvieron la respiración cuando se perfiló para ejecutar la suerte suprema pues la labor del “menudito” madrileño enardeció e hizo rugir a los aficionados ya que momentos antes le dedicaron una serie de ovaciones puestos en pie, ante lo que aquel hombre había realizado a un toro importante. Todos querían empujar el acero con él, pero pincha al primer intento para cobrar acto seguido una estocada entera que necesita de descabello posterior, aún así flamean pañuelos, no sé si suficientes o no, que el “archifamoso” D. Eutimio Carracedo no considera suficientes para la concesión de una oreja. El torero da la vuelta al ruedo acompañado de su cuadrilla y al finalizar la misma se le insta a dar otra vuelta al anillo a lo que accede el torero, pero en esta ocasión en solitario. Bronca al señor del palco pero lo hecho, hecho estaba.

El diestro valenciano Román tuvo esta tarde nulas opciones de triunfo con el lote que le cayó en suerte y en el que tuvo que despachar por el percance de su compañero José Garrido. El primero suyo, segundo de la lluviosa tarde, era un toro paradísimo, cuando iba no embrocaba mal, pero no tenía nada dentro y por más que se empeñó el torero no había forma de que aquello transmitiera lo más mínimo y Román decidió acertadamente acabar con el toro y así lo hizo. Aviso y silencio.

Su actuación en el cuarto toro de la corrida podría ser un corta y pega de lo dicho anteriormente salvo que este además manseó demasiado. Lo prueba Román por ambos pitones pero aquello era misión imposible, descastado, soso, deslucido y parado el toro, el diestro que hacía su segundo paseíllo en este San Isidro, coge la espada y acaba con ese desagradable animal. Silencio.

El sexto toro de la ganadería titular saltó al callejón al segundo intento cayendo de forma espectacular con las patas hacia arriba. Incorporado el animal al ruedo, manifiesta una merma de fortaleza importante debido al batacazo que se pegó y apenas se puede mantener en pie. Pañuelo verde en el palco y trabajo para la parada de cabestros de Florito.

En su lugar y como sexto bis aparece por la puerta de toriles una cosa fea con cuernos, bueno casi ni eso, dicen que era un toro y si debía serlo porque la ganadería de Pallarés, hierro al que pertenecía, no creo que se dedique a criar ñus. Desclasado el animal, daba asco verlo y Román tenía que ponerse delante, no tenía más remedio, se pone, lo prueba por ambos pitones y trata de hacerle cosas como si el toro fuera otra cosa pero nada, es imposible. Acaba con el toro y con el dolor que producía tener a semejante cuadrúpedo en una plaza en la que nunca debió salir. Silencio absoluto.

José Garrido era el tercero de la terna esta tarde y se le esperaba con cierto interés, pues es un torero que maneja bien el percal y sabe torear con gusto. El tercero de la tarde, primero de su lote era un cinqueño que cerraba la cara y con cierto pelaje astracanado, toro muy complicado desde la salida que desarma al pacense en su intento de instrumentar unas verónicas de salida. Ya en el tercio de muleta el toro escarba, parece estar al acecho de una presa y se va poniendo cada vez más difícil y complicado. Garrido parece tornarse las cosas muy en serio con el de Adolfo y le da algún muletazo con exposición pero siempre el toro engancha la muleta al final. En corregir eso andaba el pacense cuando el toro lo prende y el pitón entra en la parte exterior de la pierna derecha del diestro que cae en la arena de mala manera, salen a auxiliarle los compañeros para llevarse al toro que le busca con saña en el suelo, se incorpora herido y es trasladado con rapidez a la enfermería. Que mala suerte.

Robleño finiquita con brevedad al toro de una estocada.

Se desmonteraron los banderilleros José Chacón en el tercer toro, que feria está haciendo este extraordinario torero de plata y Fernando Sánchez en el quinto al que le sacudió un extraordinario par que a mi juicio ha sido el mejor de todos los que lleva desde hace mucho tiempo.

Y esto es todo por hoy. El martes les contaré lo que pase según mi opinión. Ya podía llover mañana que no hay toros todo el agua que predicen para la semana próxima.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Galería fotográfica: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)