Tarde pasada por agua en la segunda novillada de San Isidro, con una terna de novilleros que aprobaron el examen a pesar de no cortar trofeos. Novillada muy bien presentada de Montealto. 

La lluvia que tanta falta hace en estos tiempos de sequía hizo su aparición hoy en la plaza de Las Ventas, cosa que tampoco nos extraña a los aficionados pues yo no recuerdo ningún San Isidro sin que haya agua caída del cielo durante el serial.

Debidamente pertrechados para la ocasión, los aficionados desafiantes a las nubes negras han cubierto más de medio aforo del coso que no es poco.

Supongo que habrá sido por la lluvia y los cuidados de los encargados de adecentar el piso de plaza, pero lo cierto es que este lucía mejor que ningún día, seguro que ni el mismo Morante le habría puesto pega alguna.

Era tarde de novillada después del día de descanso y la expectación por ver a los actuantes era importante, como también lo era ver los novillos de la ganadería madrileña de Montealto enchiquerados para el festejo. El encaste de procedencia de Juan Pedro Domecq Solís por la vía de El Ventorrillo por un lado y de Luis Algarra por otro partiendo del entronque común de Juan Pedro Domecq Díez, suelen ofrecer ciertas garantías de triunfo y a fe que alguno de los novillos en otro tipo de tarde, climatológicamente hablando, podrían haberse ido sin algún apéndice al desolladero. La presentación fue perfecta, novillos rematados de cabeza a rabo, muy bonitos la mayoría y con mucho cuajo algunos como el quinto y el sexto que luego resultaron ser los peorcitos de comportamiento, acusando cierta mansedumbre, siendo los tres primeros los más enclasados, con cierta casta, pero con el motor muy justito en el último tercio, pero eso sí, todos se han quedado en los capotes en los lances primeros aunque luego algunos cantasen la gallina al salir de los encuentros con las huestes montadas.

En el cartel tres novilleros a los que se los esperaba en Las Ventas por varios motivos. El murciano de Totana, aunque hecho taurinamente en Almería Jorge Martínez que tan buen sabor de boca había dejado entre los aficionados en anteriores comparecencias, el novillero toledano de Torrijos, Jorge Molina, que se presentaba en el coso venteño y del que algunos  aficionados comentaban sobre su buen hacer en Villaseca de la Sagra, donde fue el triunfador del “Alfarero de Oro” 2.022 y cerrando la terna Sergio Rodríguez, natural de Las Navas del Marqués provincia de Ávila, quien por parte de algunos de los asistentes y siguiendo su trayectoria anterior, se comentaba que sabe torear y muy bien.

Abrió plaza un novillo colorado chorreado muy bonito de lámina al que Jorge Martínez recibió con verónicas de buen trazo y realizó un quite por ajustadas chicuelinas. Tras su segundo encuentro con el caballo entró al quite Jorge Molina por gaoneras un tanto apresuradas.

Brinda al público el murciano y comienza su labor con ayudados por alto que preceden a unas series de naturales muy templados. Basa su faena en la mano izquierda echando la muleta con suavidad, poco a poco el animal va perdiendo fuelle, coge el acero y coloca un buen espadazo y el público, un tanto frío con su quehacer, le hace salir a saludar una ovación. Le faltó un poco más de conexión a la hora de llegar a los tendidos, pero su labor fue de un novillero muy hecho.

El cuarto era un novillo fino de hechuras y arboladura astifina. De nuevo verónicas de recibo que el animal acepta manseando y buscando las tablas. Con la muleta ahorma el novillero las embestidas sobrado de técnica, pues aunque el novillo no es un dechado de virtudes, todo lo contrario, él está muy firme y consigue algunos muletazos templados vaciando la embestida. Manoletinas finales, media estocada de colocación inmejorable y de nuevo ovación para Jorge Martínez al que hoy, que le ha funcionado la espada, le ha faltado llegar a los tendidos.

Jorge Molina al que quizás alguien de su séquito debería advertirle de que en Madrid las peticiones de cambio de tercio se hacen a través de los alguacilillos, sin desmonterarse y no directamente al Presidente montera en mano, tuvo un primer oponente que posiblemente fuese el más feíllo hechuras y un tanto despegado del suelo que lanza las manos al aire en sus primeras acometidas al capote, movido por verónicas del toledano pero se entrega empujando en el peto. Ya en la muleta, el matador, novillero en este caso, somete al animal por abajo enseñándole el camino a seguir. Con la mano derecha da unas series de gran mérito aguantando las acometidas del desclasado novillo y en la fase final remata la faena con unas manoletinas pasándole los pitones muy cerca. Estocada delantera que no es suficiente y descabello después de recibir un aviso presidencial por parte de nuestro “buen amigo” D. Eutimio Carracedo que presidió la tarde de hoy. Petición de sus paisanos desplazados en autobuses que el del palco no considera mayoritaria y en verdad que no lo fue.

Fue el quinto de la tarde un toro, perdón un novillo, con todo lo que un toro debe tener menos un año, extraordinariamente astifino y hecho cuesta arriba al que Jorge recibe con verónicas sin demasiado empaque, sale suelto el animal y acomete al caballero que hacía puerta mostrando síntomas de su tendencia a terrenos a los que suelen ir los mansos, condición esta que acusa en toda la lidia. Por estatuarios inicia el de Torrijos su labor con la franela, él está muy firme pero el novillo quiere irse constantemente, tanto es así, que los últimos pasajes del tercio de muleta se desarrollan en la mismísima puerta de chiqueros. Bernadinas finales, pinchazo en primer término, al segundo intento sufre una voltereta que el chico acusa doliéndose del hombro derecho, aviso desde el palco y a la tercera va la vencida, cobra una estocada que es suficiente para que el manso novillo doble. Ovación paisana.

El abulense Sergio Rodríguez sabe bien lo que se hace y no ha acusado en absoluto el miedo escénico que para muchos supone debutar en esta plaza.

Su primer novillo alto de cruz, cuellicorto  y que cierra un tanto la cara, lo recibe con el capote a pies juntos para llevarlo después al caballo con un garboso galleo por chicuelinas, aunque el animal no quiere colocarse en suerte como era el deseo de Sergio y se va. Tras los dos puyazos de rigor, quita Jorge Martínez por gaoneras en su turno correspondiente. Inicia Sergio Rodríguez su faena postrado de hinojos toreando muy bien y templado con muletazos girando sobre las rodillas que trascienden de manera inmediata a los tendidos. El toro tiene entrega y humillación por el pitón derecho pero no admite ser toreado de fuera a dentro ni de dentro a fuera, se siente más a gusto pisando las rayas en paralelo y ahí la cosa toma ciertos vuelos acompañados de una buena colocación, pero como siempre pasa cuando uno está tranquilo y a gusto en la cara de los animales, que se pasa de metraje y aviso antes de igualar al novillo para entrar a matar. Se resiste a entrar la espada hasta el tercer intento. Ovación merecidísima.

El sexto novillo del encierro había dado en la romana un peso de 530 Kg., un toro, ¿Qué digo un toro?, un torazo y encima sale cuando la lluvia más fuerte caía, daba miedo verle, pero que cosas de manso hacía nada más salir Sergio con el capote y quiere irse de cualquier sitio donde haya un capote. En un momento determinado el novillero empieza a cojear ostensiblemente al parecer por haberse doblado un tobillo al correr para atrás. Visiblemente mermado el chaval se va cojeando al centro para brindarnos su labor bajo un aguacero importante. Inicia su faena con la figura quieta, relajada con los riñones colocados pero el mansito “toro” porque era un toro no le pone fácil los embroques y el animal alcanza siempre la franela  en sus desplazamientos, lo que provoca demasiados enganchones. Quizás debido también al peso de la muleta empapada de agua que debía pesar un quintal y no volaba la pañosa como debía, así es imposible templar. Estocada entera pescuecera que el novillo expulsa de su anatomía con un cabezazo al aire, lo intenta de nuevo Sergio pero el de los 530 Kg. no le deja pasar de ningún modo, coge la espada de cruceta, aviso, se atasca y no ve el sitio por donde atronar al novillo hasta que este se echa. Silencio.

La opinión general a la salida era que estos novilleros han estado muy bien esta tarde y que habría que volver a verlos en otra ocasión y con otra tarde de climatología más llevadera aunque a Jorge Martínez es fácil que la próxima vez que lo veamos sea en el escalafón superior, él esta sobrado para dar el paso.

Destacar la actuación de Juan Carlos Rey banderilleando al tercero de la tarde y lidiando al sexto y la lidia de Juan Navazos en el segundo de la tarde.

Esto ha sido lo que a mi juicio ha dado de si la novillada de esta tarde.

Mañana también se espera lluvia en Madrid y se prevé lío pues al parecer la corrida de Luis Algarra no ha pasado el reconocimiento, ya veremos lo que ocurre, de todas formas mañana más y mejor.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Galería fotográfica: © Alfredo Arévalo (Plaza 1).

Ficha del Festejo:

Hierro de Montealto - España

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Segunda novillada de San Isidro. 17.918 espectadores según el dato publicado por la empresa. Novillos de Montealto, bien presentados.

JORGE MARTÍNEZ, ovación y ovación.

JORGE MOLINA, ovación tras aviso y ovación tras aviso.

SERGIO RODRÍGUEZ, ovación tras aviso y silencio tras aviso.

Los banderilleros Juan Carlos Rey y Toñete saludaron una ovación tras parear al tercero. Destacó Juan Navazos en la lidia del segundo y Juan Carlos Rey en el sexto.