Decepcionante corrida del hierro del Pilar con la que la terna se estrelló sin ninguna opción de triunfo.

Corrida de Feria de otoño, casi lleno en los tendidos, mucha ilusión y esperanza en los toreros que componían la terna, tarde veraniega y sin viento, es decir todos los ingredientes necesarios para disfrutar de una gran tarde de toros, pero mira tú por donde falló estrepitosamente la materia prima indispensable y necesaria para que el plato, taurinamente hablando, saliera con sabor y paladar perfecto, es decir, faltó el toro. Toros salieron por la puerta de chiqueros pero vaya toros para ese guiso, horribles en todos los aspectos, sin casta ni fuerza, mansos, vagos, sin clase, sin regalar nada en los engaños, presentación injustificable, con síntomas de estar para entrar en una UCI veterinaria y por si fuera poco sin remate ni caras para una plaza como la de Las Ventas, supuestamente la primera plaza del mundo y que por mor de la empresa, veedores, veterinarios, presidente y demás manipuladores de espectáculos sobre los que gira la fiesta, nuestra fiesta, se está devaluando a pasos agigantados. Atrás queda el respeto por la afición, el denominado toro de Madrid, el romanticismo por la tauromaquia, la emoción, el poder crear arte, la pasión y demás virtudes de las que se disfrutaba en una tarde de toros en Madrid espejo del planeta taurino y Madrid, nuestra plaza de Las Ventas del Espíritu Santo no se merece algo así.

Es casi misión imposible elaborar una crónica de opinión cuando las cosas son como las que han sido esta tarde.

La ganadería de El Pilar perteneciente al encaste Aldeanueva y propiedad de Moisés Fraile Martín ha dado motivos en la tarde de hoy para que pase un tiempo largo sin aparecer por estos lares, desconozco como serán los entresijos de cría y selección de sus productos pero lejos quedaron sus orígenes murubeños, ibarreños, Parladé, Tamarón, etc. hasta llegar al bodrio que esta ha saltado a la arena, esto así no debe seguir, es vergonzoso y al final van a tener razón los que dicen en conversaciones de corroblas de bar que el enemigo está dentro.

Y de los toreros ¿que digo?. Voy a hacer un esfuerzo grande, muy grande créanme, para salvar mi compromiso con Cargando la Suerte porque me consta que hay mucha gente esperando mi opinión unos para compartirla, otros para no estar de acuerdo pero eso es lo bonito, debatir amistosamente sobre algo que tanto nos gusta e incluso apasiona como es la Fiesta Nacional, pese a quien pese lo de Nacional.

Un salmantino y dos sevillanos conformaban la primera fila del paseíllo siendo por orden de antigüedad Damián Castaño, JuanOrtega y Pablo Aguado y que al fin y a la postre eran los que se iban a estrellar contra el desastroso, infumable y asqueroso encierro que esperaba en los chiqueros.

El toro que abrió plaza quizás fuera el de mejores hechuras de la corrida pero nada para tirar cohetes al que Damián recibió con un par de buenas verónicas rematadas con una media aceptable, tras el segundo encuentro con el picador de turno entró al quite Juan Ortega para dejar su impronta de buen capotero y dejar posiblemente lo más lucido de la tarde con unas verónicas y una media dignas de un cartel de toros. Con la muleta no cogió vuelo el trasteo de Castaño aunque dejo algún muletazo de calidad pero sin continuidad ni acople necesario para llegar a los tendidos con fuerza. Estocada entera y delantera acabó con el toro recibiendo el diestro la indiferencia del respetable con un silencio absoluto.

Con una larga cambiada de rodillas recibió el salmantino al cuarto de la tarde y que el animalito aceptó con cierta clase que agotó tras pasar por el trance del picador. Con la muleta poco más que voluntad y no exceso de esfuerzo fue lo que mostró Damián al comprobar la imposibilidad de lucimiento. Lo mejor fue el espadazo casi perfecto de colocación que recetó en la suerte suprema. Silencio.

El segundo de la tarde, un cinqueño con guarismo del ocho no tenía ni clase, ni fuerza, ni raza, ni nada de lo que se le debe suponer a un toro bravo al que Juan Ortega saco muletazos más basados en el postureo que en la calidad ya que el toro no permitía otra cosa. Acortó el sevillano la faena al comprobar que de nada serviría seguir delante de esa birria de animal y de estocada entera desprendida acabó con él esperando tener más suerte en el quinto toro, segundo de su lote. Palmas de los que sin duda eran partidarios de Juan.

El quinto toro se hizo presente arroyando el percal que Ortega le ofreció de salida pues el animal no tenía ni clase ni nada por el estilo, era un animal vacío por dentro desde el principio al que Juan Ortega se llevó al centro con intención de construir en esos terrenos una faena que no fue posible ya que el pupilo de El Pilar no le ofreció ni una sola embestida potable además de ser protestón hasta más no poder. Estocada tras pinchazo y toro a tierra. Silencio desde los tendidos de parte de unos aficionados que se están impacientando de esperar al de Sevilla y con la esperanza siempre de verle con otro tipo de toro que le permita mostrar el torero que lleva dentro y que todos sabemos que lo lleva pero siempre falta algo en sus comparecencias en “los madriles” y que en esta ocasión no fue por falta de voluntad.

Era Pablo Aguado el que al ser el más moderno de alternativa se iba a ocupar de dar lidia y muerte al tercero y sexto toro en el día de hoy y fue en el primero de su lote, un toro sin raza, sin casta, ni otras cosas como para ser protagonista en el ruedo de Las Ventas cuando Aguado enjaretó de salida tres verónicas conduciendo las embestidas del burel y que quizás le hicieron albergar ciertas esperanzas de romper para adelante. Trincheras toreras fueron el inicio de la labor muletera del matador pero no terminaba de pasar nunca después de cada embroque y así no podía ser, así que después de un pinchazo hondo en buen sitio utilizó el descabello para atronar al soso animal después de recibir un aviso por parte de D. José Luis González González presidente de la corrida por la demora en utilizar la espada de cruceta. Silencio.

El sexto no iba a ser la excepción de la malísima tarde ganadera a pesar que mostró algo más de movilidad de salida que el resto pero con la misma clase, es decir, ninguna. Empeño tras empeño, intento tras intento para tratar de sacar algo de provecho del desrrazado animal que ni humillaba en los embroques y mucho menos tomaba la franela con intención de seguirla. Media estocada puso el punto y final a su labor más o menos pulcra y a una tarde anodina y de record en duración, poquito más de dos horas, lo que en el fondo agradecimos todos los que nos congregamos en el tendido. Vaya tardecita.

Y mañana los victorinos que seguramente nos divertirán mucho más y más aún si sale parecida a la última del serial isidril.

A por la última mañana y de verdad, en serio, Madrid no se merece tardes como la de hoy. Por favor tomen nota taurinos y no racaneen trayendo y pagando toros, piensen en lo que a muchos les cuesta desplazarse y pagar su entrada, no sean como el “Tío Gilito”.

Crónica: Tomás Mata Mechero

fotografía: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)

Ficha del Festejo:

Hierro de El Pilar - EspañaPlaza de toros de Las Ventas, Madrid. Quinta de la Feria de Otoño. 21.436 espectadores. Toros de El Pilar. 

DAMIÁN CASTAÑO, silencio y silencio

JUAN ORTEGA, palmas y silencio

PABLO AGUADO, silencio tras aviso y silencio