Nuevo cartel de «no hay billetes» y nuevo fracaso ganadero que da al traste una vez más con las ilusiones de la terna y los aficionados.

Vuelta la mula al trigo con eso de definir el festejo de hoy como corrida mixta, que no, que lo que hoy se ha celebrado en Las Ventas se debe definir como corrida de toros de los dos artes, rejoneo de lidia ordinaria a pie.

Que la corrida de hoy si hubiera sido un mano a mano con los toreros de infantería posiblemente no hubiera registrado el lleno absoluto, de eso estoy seguro como también lo estoy de que el caballero de los rejones es quien ha completado el aforo en los tendidos hasta el extremo de colgar un nuevo cartel de “NO HAY BILLETES”.

Antes de seguir adelante me gustaría decir que en el apartado de por la mañana, independientemente de la ganadería que se anunciara, el sorteo hubiera sido puro y duro y con las reses reseñadas en puntas pues eso habría sido otra cosa pues he de reconocer que a mí personalmente me ha costado entrar de lleno en el desarrollo del festejo ya que de ver salir por la puerta de chiqueros un toro manipulado de pitones para el arte del rejoneo y ver después al resto de la corrida con las astas sin tocar pues me cuesta desconectar de una cosa para apreciar la otra.

Dicho esto, que ustedes me perdonarán, vamos a entrar en materia.

Tres eran las ganaderías anunciadas al efecto para este festejo singular, toros de El Capea y Carmen Lorenzo de origen Murube-Urquijo primero y cuarto de la tarde y Montalvo para la lidia ordinaria de procedencia Martínez (Casta Jijona) y Juan Pedro Domecq por separado. Los tocados de pitones para el bello arte del rejoneo dieron un juego excelente por hechuras y movilidad, mientras los de Montalvo carecieron de entrega, fondo y clase, todos ellos paisanos al pastar ambas ganaderías en tierras salmantinas aunque en diferentes términos municipales.

Tras el protocolario paseíllo, por cierto fatalmente organizado, formado por el caballero Diego Ventura y los diestros Cayetano y Ginés Marín, Don Ignacio Sanjuán Rodríguez, Presidente en el día de hoy saco su pañuelo blanco para dar salida al primero de la tarde de cuya lidia y muerte a caballo se encargaría el lisboeta rejoneador. El toro tenía buenas hechuras y remate con los pitones cerrando la cara al que Diego Ventura coloca un solo rejón de castigo, marrando en primera instancia, a lomos de “Guadalquivir”, para que una vez cambiado de cabalgadura lucirse galopando a dos pistas con “Fabuloso” en dos vueltas completas al ruedo con mucho temple. En banderillas las reuniones son buenas aunque no tanto la colocación de las farpas colocadas sobre su espectacular caballo “Bronce”. La labor a pesar de pasajes de mucho interés no llega demasiado a los tendidos y tras colocar banderillas cortas y rosas con adornos gigantescos montando a “Guadiana”, entierra el rejón de muerte un tanto trasero, como el toro no termina de doblar Ventura echa pie a tierra demorando todo lo posible la utilización del descabello hasta que el toro dobla por fin. Silencio.

Es el cuarto un toro de gran volumen y hondo, el de más peso de la corrida pero se mueve con un galope uniforme aunque con cierta querencia y humillando al que el de Lisboa coloca dos rejones de castigo bien colocados. El toro tiene transmisión por lo que el público centra especial interés en la faena. Montando a “Nómada” y “Lío” la labor del caballero sube de tono sobre todo cuando remata a lomos de “Bronce” coloca un par de banderillas después de quitar la cabezada a este extraordinario caballo. Todo va de menos a más y el público se muestra enfervorecido. Cuando todo apunta a triunfo importante llegan los fallos con el rejón de muerte al pinchar tres veces antes de colocar el definitivo. La faena ha sido vibrante pero el fallo final deja en fuerte ovación que recoge desde el tercio Diego Ventura.

El segundo toro de la tarde, primero de lidia ordinaria le corresponde al madrileño Cayetano, un toro muy serio por delante, buenas hechuras y perfil. El toro es pronto en sus embestidas pero no permite el lucimiento a Cayetano con el capote y que en el primer encuentro con el caballo de picar cabecea haciendo sonar al estribo cosa que no hace tanto en su segunda acometida al caballo. Entra Ginés Marín en turno de quites por verónicas de las que dos son de buena ejecución y eso que en banderillas el animal se mueve de forma un tanto extraña.

Con la muleta no terminamos de ver la disposición del torero que se muestra un tanto apático hasta en las formas de andarle al toro. El animal tampoco es que diga mucho pues quiere más que puede y la faena no termina ni de iniciarse. Unas veces por lo que molesta el viento y otras porque el de Montalvo va y viene sin ganas ni fondo, es soso como el solo y tampoco es que el torero haya puesto mucha sal de su parte. Pinchazo y estocada necesitó el matador para dar con posterioridad un golpe de verduguillo para acabar con el animal. Silencio.

Alto y cuesta arriba es el quinto de la tarde, acodado de pitones, muy astifino y cuello corto que tampoco se entregó en el capote que le ofreció Cayetano aunque trató siempre de coger el engaño por abajo. La pelea en el tercio de varas no es nada del otro mundo e incluso se repuchó en el segundo puyazo manseando. En el segundo tercio se limita a esperar a que los banderilleros lleguen a su jurisdicción, mal pintaba la cosa de cara al tercio de muleta.

Acometidas defensivas son las que el toro muestra en la muleta que porta Cayetano aunque por el pitón derecho se atisban más posibilidades que por el izquierdo pero Cayetano no acaba de acoplarse y menos cuando el animal acorta sus embestidas quedándose muy corto y de esta guisa ni toro ni torero dan más de sí. Aviso tras pinchazo y estocada que el toro acusa pero no acaba de doblar y recibe otro recado presidencial que por décimas de segundo se podría haber ahorrado el señor Presidente pues los últimos acordes de los clarines se escuchan con el toro ya en tierra. Silencio en el último toro de su feria y que había brindado al público en señal de despedida en este ciclo.

Llega el turno del segundo espada de a pie, el jerezano Ginés Marín al que se le esperaba con expectación al ser un torero que se le recuerdan tardes importantes en esta plaza de la que ya salió a hombros en dos ocasiones.

Veleto y bajo de hechuras es el primero de su lote al que Ginés recibe lanceando de capote destacando dos verónicas de buena ejecución, pierde las manos el toro en varias ocasiones por lo que se le pica con excesivo cuidado, cosa que aquí no gusta mucho, y eso que parece dormirse debajo del peto. En banderillas le cuesta un mundo desplazarse a pesar de apretar siempre hacia los terrenos de tablas.

Desordenado y raro es el comportamiento de este tercero en los primeros compases de muleta en el que sigue claudicando de manos cada dos por tres. Lo que no tiene el toro trata de ponerlo el torero sobre todo con la mano diestra y bien colocado lo que hace que su labor esté muy por encima de las condiciones del toro. Acaba el jerezano metido muy entre los pitones pero al alargar en demasía su labor recibe un aviso antes de entrar a matar lo que hace colocando media estocada en buen sitio que necesita de un golpe de verduguillo. Ovación.

El sexto de Montalvo es devuelto a los corrales por su manifiesta falta de fuerzas saliendo en su lugar un toro de José Vázquez que sale haciendo las cosas típicas de un toro corraleado. Fino de hechuras y bien presentado es el animal que mansea en el tercio de varas campando por sus respetos por todo el ruedo y que a duras penas se pica.

Brinda Ginés Marín su faena con la franela a Curro Vázquez al que solicita el matador que salga al ruedo y que al protestarle su intención parte del público lo hace en la misma tronera del burladero de matadores pues es el propio destinatario del brindis el que reconoce que sin estar vestido de luces no debe pisar el ruedo.

Sobre la mano izquierda comienza Ginés su labor sin probar las embestidas previamente y convencido de que puede conseguir una faena de importancia a base de exposición, colocación y entrega perdiendo pasos después de cada muletazo, algunos de bella factura pues el toro tiene embroques aceptables aunque poco a poco parece aburrirse. De nuevo se muestra Ginés Marín muy por encima de su oponente, lástima del poco fuelle del animal porque el diestro de Jerez de la Frontera no se dejó nada por intentar pero el animal no dio más de sí. Estocada un tanto desprendida acabó con el toro y con la corrida escuchando palmas desde los tendidos.

Como cosa especial he querido dejar para el final decirles un mal detalle que ha tenido esta tarde la empresa Plaza 1 que como todos saben reparte un programa de mano a cada uno de los asistentes a los festejos, pues bien al ser dos diestros los que actuaban a pie es reglamentario y de obligado cumplimiento el que haya un sobresaliente cuyo nombre no aparece por ningún sitio y que como es sabido hizo el paseíllo en un lugar algo más rezagado que los matadores anunciados. En el programa de hoy se hacía referencia incluso a los nombres de los caballos de la cuadra de Diego Ventura y eso está genial, lo que no lo está tanto es obviar el nombre del sobresaliente que también es matador de alternativa y que en este caso era el matador de toros salmantino Álvaro de la Calle, que conste.

Mañana día de descanso pero el martes más y mejor.

Crónica: Tomás Mata Menchero

Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)

Plaza de toros de Las Ventas. Toros del Capea para rejones (1 y 4) y de Montalvo para la lidia a pie (2, 3, 5 ) y 6 bis de José Vázquez. Lleno de no hay billetes.

Diego Ventura, silencio y saludos.

Cayetano, silencio y silencio tras dos avisos.

Ginés Marín, Saludos tras aviso y palmas.

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