El coso declarado Monumento Histórico Artístico hace 35 años cumplió ayer el 375 aniversario de su construcción, dejando patente la importancia de esta plaza de toros que como cada 8 de septiembre continúa celebrando un espectáculo taurino con motivo de sus fiestas en honor a su patrona, la Virgen de Las Virtudes

Por uno de los lados de este cuadrado que supone el histórico coso salieron seis toros de “El Cubo” procedencia Domingo Hernández – Garcigrande de correcta presencia y de comportamiento manejable y noble. Permitieron andar fácil a los de luces y posibilitaron el triunfo de la terna que en muchos casos es lo más necesario para que la gente se divierta y repita, sobre todo en plazas como esta donde la exigencia del público pasa simplemente por divertirse. El festejo fue televisado por las cámaras de Castilla la Mancha Televisión, hecho que quizá propició una menor afluencia de público que en años anteriores, dejando visibles huecos en los tendidos de sol, donde ayer era toda una hazaña situarse y aguantar lo que estaba cayendo.

Manuel Díaz “El Cordobés” volvía a pisar un ruedo que 30 años atrás le viera actuar como becerrista, y es que son ya unos cuantos años los que lleva el bueno de Manuel en la profesión. Su tauromaquia es de sobra conocida y el concepto de sobra analizado y fiel a ello compuso sus dos actuaciones ante su lote. Risueño y muy en contacto siempre con los tendidos se abrió de capa conectando rápidamente y dejando mal ese dicho de la frialdad del que abre plaza. “El Cordobés” abre plaza como si fuera el quinto de una tarde encarrilada en el triunfo y todo esto es de reconocer y de alabar después de 23 años de alternativa. Después no esperen que asiente las zapatillas y ejecute las suertes de la manera más pura, poniendo expresión y torería a los trazos. Su lio es el de las tandas cortas y efectivas, girando de martinete para el de pecho y el desplante mientras dure el animal. Conforme las embestidas se van acortando el torero se va encontrando con las distancias de su concepto y si deja caer una rodilla en tierra y al pegar el mantazo salta por la rana se forma “la gozadera” y la gente se rompe las manos a aplaudir. Tauromaquias dignas y respetables que son fieles a un concepto, una personalidad, una expresión corporal y un carácter que hacen resultar un producto tan rentable como “El Cordobés”. Le puso rubrica enterrando el acero Manuel y las dos peludas cayeron en su primero. Con el cuarto, un calco de planteamiento que en su primero y de nuevo el espectáculo al servicio de los presentes. Aquí hubo cierto empaque a la hora del comienzo de faena, donde se salió a los medios con el toro muy templado y esbozando torería el de Arganda. Sabiendo aprovechar la nobleza del de “El Cubo” volvió a enjaretarlo a su manera y tras media estocada volvería a cortar el doble trofeo en una tarde típica de triunfo y conexión con los tendidos de “El Cordobés”.

El mexicano Octavio García “El Payo” ofreció en Las Virtudes otro concepto diferente, como dicen ahora “otro rollo” “otra historia”. Un torero que aparte de tener mucha capacidad con el valor, lleva a cabo todo con la pureza en las formas de interpretar y la verdad de dar el pecho y traerse a los toros atrás sin perder una expresión muy erguida que resulta muy interesante. Quizá sea un torero aun por descubrir para muchos y su paso por Madrid este año se encontró con la mala suerte de la lluvia que no hizo posible la celebración de la corrida donde estaba anunciado, rompiendo quizá su planteamiento de temporada donde esperaba dar un golpe de atención. De todas formas el torero se está rodando bastante por plazas quizá de menos relevancia pero queriendo mucho cuando tiene la oportunidad. Su primero fue un toro medio en todo, simplemente pasando y colaborando en la muleta, porque en los primeros tercios no se empleó nada. “El Payo” con la franela extrajo y compuso como decíamos antes muy en torero. La expresión corporal le ayuda, y compuso por ejemplo en su primero dos cambios de mano de cartel de toros. El toro posibilitó el triunfo pero no terminó de embestir con transmisión para ver la faceta dominadora del mexicano. El espadazo caído provocaba el doble trofeo a la buena labor del que vestía de lila y azabache.

Con el quinto se pudo estirar de salida meciendo los brazos con gusto, con temple. Hubo suavidad en el trazo y tacto en las palmas de las manos para endosarle cinco verónicas y una media de nota. Quitó por chicuelo también el rubio torero volviendo a firmar con la media. En la muleta aunque anduvo también fácil y muy por encima del astado. No hubo toques bruscos, simplemente provocar con los vuelos al animal y corriendo la mano suave hasta atrás en varias tandas muy conseguidas. Tan solo un inoportuno desarme fue el pero que podemos poner a su trasteo, resuelto con frescura y agilidad. La estocada viajó atravesadilla pero valió para que Las Virtudes también disfrutara de otra tauromaquia distinta a la del espectáculo fácil y tremendista.

El torero local Emilio Huertas tuvo la mala fortuna de encontrarse con el animal más deslucido del encierro, que se agarró más al piso, y tuvo una embestida muy irregular y por momentos muy áspera y bronca. En los primeros tercios intentó José Otero romperlo hacia delante y el puyazo en el sitio de Ramón completaban una buena lidia que no iba a ser suficiente para que aquello embistiera mejor. Huertas puso el toque seco y firme para centrar al animal, pero tan pronto pasaba por abajo hasta el final, como tan pronto se descomponía por la vía de la brusquedad y los gañafones. En los terrenos de sol se la puso Emilio como si tuviera mejor condición, siendo fiel siempre al concepto, ponérsela plana, bajar la mano, dejársela puesta e intentar ligar consintiendo lo que haya que consentir, pero con este primero de su lote iba resultar difícil. Con todo y con ello le robó dos tandas bien engarzadas que sin llegar a conseguir belleza en el trazo logró hacerlo embestir. Como la embestida del animal con mejor comienzo que final el trasteo fue poniéndose complicado y el pinchazo la estocada y los fallos con el verdugillo dejaron el primer ese primer capítulo sin premio.

Al que cerró plaza le dio fiesta Huertas con el capote. Era otra historia porque aquello galopaba y al menos se venía entregado hacia delante. El capote de Emilio vuela con cadencia y aquí se pudo ver “zampándole” cuatro verónicas combinadas con una chicuelina a la que acompañó una media con sabor a torero puro. Derribó el caballo que montaba “El Turuta” al cogerlo por los pechos. Al segundo encuentro dejó un buen puyazo el veterano picador y en banderillas surgió de nuevo el espectáculo de José Otero que volvió a arriesgar y a gustarse con dos pares donde se dejó llegar al animal, obligándole el respetable a saludar montera en mano. En la muleta, la mejor versión de Emilio Huertas, tirando del toro, sin dejar que toque la franela y componiendo desde el principio la figura en dos tandas con la diestra que ya metían en la faena a cualquiera. Con la zurda también se la puso con mucha verdad y aunque hubo menos ritmo y compas por parte del toro, aparecieron naturales aislados de los que gustan. No iba a durar mucho el toro y en los terrenos de menos distancia hubo varios redondos con las plantas muy firmes y el temple necesario. La faena estaba hecha y el buen espadazo del torero de Santa Cruz valía de sobra para cortar las dos orejas y acompañar a hombros a sus compañeros.

Inmejorable escena la de los tres toreros a hombros rodeados de jóvenes aficionados, para soplar las velas de una tarta cuadrada con el sabor añejo de los años en un 375 aniversario que fue un placer contar y explicar de la mejor manera posible, ¡Felicidades!

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares

Plaza de Toros de Las Virtudes – Más de media entrada – Tarde de mucho calor –

Se lidiaron seis toros de “El Cubo” correctos de presencia y de comportamiento noble y manejable a excepción del garbanzo negro que salió tercero.

Manuel Díaz “El Cordobés” (Verde esperanza y oro): Dos orejas y dos orejas

“El Payo” (Lila y azabache): Dos orejas y dos orejas

Emilio Huertas (Verde esmeralda y oro): Silencio y dos orejas

Saludó montera en mano José Otero tras parear al sexto.

Los tres toreros salieron a hombros en el 375 aniversario de la construcción de la plaza.