No puedo comenzar esta crónica sin trasladarme a un 30 de agosto de 1.972 donde fue inaugurada la plaza de toros de Tomelloso con un cartel compuesto por Miguel Márquez, Francisco Rivera “Paquirri” y Dámaso González, con toros de Rocío de la Cámara. Y hago este recuerdo porque a primera hora de este sábado nos llegaba la triste noticia del fallecimiento del grandioso torero albaceteño de manera repentina a causa de una maldita enfermedad que a los 68 años de edad ha terminado con la vida del bueno de Dámaso. Me pareció surrealista, irrespetuoso y un fallo grandísimo que en Tomelloso ayer no se guardara un minuto de silencio en señal de luto hacia el maestro fallecido. No quisiera señalar a ningún culpable, que lo habrá, pero la tauromaquia contiene un alto contenido litúrgico que conlleva estos momentos, donde el duelo, la sensibilidad y el respeto hacia una figura del toreo debe ser uno de los principales mandamientos.

Desde estas humildes líneas y con el sinsabor de que esta Tomelloso que inauguraras hace 45 años no te rindiera su obligado homenaje, le deseamos un descanso eterno maestro y que la Virgen de los Llanos le acoja en su gloria.

En lo referente a lo acontecido en el ruedo, cabe destacar el bajísimo nivel ofrecido por una terna que se enfrentó a “seis raspas” de Hermanos Gallón, dos para rejones y cuatro para el toreo a pie que mantuvieron la tónica de la mala presentación, indigna por su falta de trapío y su aspecto anovillado. Quizá conforme está el campo y viendo los animales que salen a las plazas en la actualidad costaría trabajo encontrar novilladas con menos cuajo que los cuatreños lidiados ayer.

Andy Cartagena sacó su repertorio para llevarse tres y un rabo, atacando a los tendidos en su segundo oponente a sabiendas de que en Tomelloso las acrobacias saldrían rentables. En su primero ejecutó un toreo más correcto dentro de la tauromaquia de Andy, quizá por esa frialdad que muestran los tendidos en su primer turno. En el que hizo cuarto los derroteros fueron los de la elevada y los desplantes, destacando el galope a dos pistas sobre el negro que montó de su hierro. Daba miedo ver a los encargados de banderillas esprintar por el callejón en busca de Andy para que aquello tuviese la continuidad del alboroto. Lo mejor, el par a dos manos como epilogo a lomos de “Pintas” un caballo tordo con las crines sueltas, redondo y aparatoso en su expresión.

El bueno de Manuel Díaz tuvo en su primer oponente un animal de buena condición por manejabilidad y por ofrecer boyantía por el pitón izquierdo donde rascó el de Arganda algún trazo a destacar, pero sin llegar a conseguir esa profundidad de la que suele carecer la tauromaquia de El Cordobés. Brindó la faena de su primero a un niño que ocupaba una de las barreras de sombra al que una de esas raras enfermedades le intenta dificultar la vida en un gran gesto que puso de manifiesto una de las mayores virtudes de Manuel, su humanidad. El lio que conforma sus armas de calentar los tendidos en cuanto dirige su mirada a los mismos estalló en cuanto una de las rodillas del diestro tocó suelo. Tres orejas el balance del torero madrileño, que para el público que busca por la vía rápida la diversión y el sentido del espectáculo es total garantía.

Dos días después de Almagro volvíamos a ver a López Simón en su entonado momento que demostró ayer ante su primero. Sin llegar a redondear ninguna tanda ni conseguir limpieza en la ligazón anduvo muy solvente y firme ante el noble y manejable que hacia tercero. Alberto lo tiene claro, citar para enganchar adelante y dejarla puesta para ligar y girarse en una baldosa, con una expresión erguida a la par de desmayada que si se encuentra con animales enrazados consigue llegar muy pronto a los tendidos. Además Alberto sabe jugar con las cercanías en las postrimerías de las faenas y si a esto le sumamos que con el acero suele meter la mano con eficacia, las tardes del torero de Barajas se cuentan por triunfos. Con el que cerró plaza, que fue una prenda, abrevió Simón sin llegar apenas a intentarlo con la franela tras varias embestidas descompuestas al chalequillo de los miembros de su cuadrilla.

Los tres actuantes a hombros por la puerta grande, en una tarde que tampoco pasará a las mejores páginas de la historia taurina de Tomelloso, la cual deseamos recupere el tono de años atrás donde carteles muy rematados hacían llenar sus tendidos en tardes donde la población vinatera crece y se estira luciendo su gracia más manchega y taurina.

 

Plaza de Toros de Tomelloso. Media entrada. Tarde nublada y agradable que amenazó tormenta.

Se lidiaron toros de Hermanos Gallón, escurridos, sin trapío y anovillados, de comportamiento manejable salvo el sexto que fue una prenda.

Andy Cartagena: Oreja y dos orejas

Manuel Díaz “El Cordobés” de tabaco y oro: Dos orejas y oreja

López Simón, de grana y oro: Dos orejas y división de opiniones.

Los tres actuantes salieron a hombros por la puerta grande.

Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares