El murciano desorejó a su primero, resultando cogido dramáticamente en el quinto. Esaú Fernandez y Mario Sotos obtuvieron premio ante una desigual corrida de Salvador Domecq

La tarde primaveral que lució Torralba de Calatrava, invitaba a ir a los toros. La tarde futbolera del final de liga y los cambios del cartel inicial, no afectaron a que los tendidos lucieran una digna entrada, a pesar de las restricciones, distancias de seguridad y todo lo ya sabido, sobre el vaivén normativo que recae casi a diario sobre los espectáculos taurinos ¡qué pereza!

Tras el paseíllo sonaron los acordes del himno nacional y acto seguido se guardó un sentido minuto de silencio, en memoria del 101 aniversario del fallecimiento de “Joselito el Gallo” el Rey de los Toreros.

El hecho que aconteció en el quinto condiciona cualquier análisis. El quinto de Salvador Domecq prendía a Filiberto, cuando el murciano de rodillas sufría un pequeño desequilibrio. En décimas de segundo, en un suspiro, en un abrir y cerrar de ojos yacía el torero junto al estribo, donde lo mandó el impacto del toro. El traslado hacia la enfermería móvil del desmayado torero presagió lo peor. Lágrimas en los tendidos y conmoción en el respetable. Desde la enfermería llegaban buenas noticias, a pesar del duro percance, las informaciones provocaban ese “gracias a Dios” ese “menos mal” y ese poder respirar entre los presentes. ¡Qué dureza la de esta profesión y qué corazón tan grande el de los toreros que cada tarde se visten de luces, asumiendo que la vocación a la que aman les puede quitar la vida, lo más preciado que tienen el ser humano!

Filiberto salía arreando para refrendar el triunfo cosechado ante su primer oponente. El murciano desorejó al de Salvador Domecq en una importante actuación. Sin romper hacia delante de salida el toro, fue Filiberto consintiendo los chispazos de genio de su enemigo. Citó desde los medios por Tafalleras, muy comprometido en la primera de un quite muy ajustado. A la franela le llegó el Domecq encastadito, sabiendo el de Calasparra aprovechar la codicia y las embestidas buenas, en su mayoría por el lado izquierdo. Hubo tandas redondas, templadas y por abajo. En las postrimerías, hubo otra buena tanda por el lado derecho, con el toro ya entregado a la firmeza de plantas y buen trato del “calasparreño”. Con el acero puso la rúbrica de manera magistral, y refrendar de esa manera el gran momento demostrado sobre el ruedo de Torralba. Esperemos que el percance no revista mayor gravedad y pronto le veamos vestido de luces. (Parte médico más abajo, en la ficha del festejo.)

Esaú Fernandez se encargó del quinto por el percance de Filiberto, cortándole dos orejas del público en sensibilidad y cariño con el torero murciano, mientras era atendido por los médicos. El lote del sevillano Esaú no permitió demasiados logros, con un primero muy a la contra en todo lo referente a hechuras y comportamiento y que además andaba mermado de facultades. El cuarto se vino a menos y tiró el de Camas por los recursos hacia el tendido, fallando el posible trofeo con el descabello. A este cuarto lo lidió con brillantez, el capote templado de Roque Vega.

Mario Sotos desorejó al sexto por la vía del efectismo y el recurso de cara al respetable, pero lo más destacado de su tarde vendría ante el tercero, “una pintura” de Salvador Domecq, guapo hasta la saciedad y de hechuras perfectas. Tuvo clase hasta en la manera de morir, pero como ya saben que como en la vida “no hay rosas sin espinas” anduvo muy justito de gas, cogido con alfileres en el sentido del poder y la duración. Si llega a tener mayor transmisión estaríamos hablando quizá de un pañuelo azul como mínimo. La “súper clase” la hilvanó Sotos en varios muletazos buenos por ambos lados. No debía ser sencillo, tener que optar por no apretarle, viendo las cualidades de humillación y calidad, pero era lo que había. El pinchazo previo a la estocada casi entera, dejaba el capítulo en una oreja para Sotos.

Plaza de Toros de Torralba de Calatrava. Algo más de media entrada del aforo permitido. Tarde agradable de primavera y brisa torralbeña.

Se lidiaron toros de Salvador Domecq, desiguales de presencia y comportamiento. Destacó la clase del segundo y la raza del tercero. El resto, sin fondo de bravura ni transmisión, llegando muy a menos en los últimos tercios.

Esaú Fernandez, de azul noche y oro: Silencio, palmas y dos orejas del quinto.

Filiberto, de rosa palo y oro: Dos orejas y herido.

Mario Sotos, de grana y oro: Oreja y dos orejas

El parte médico del doctor Ibrahim Oussman, indica: “Traumatismo craneal y facial con pérdida de conocimiento. Sutura con cuatro puntos en la ceja derecha y seis en el mentón. Trasladado al hospital de Ciudad Real”, donde se le realizará un TAC para evaluar si el hematoma es hemorrágico interior tras recobrar el conocimiento “.

Crónica: Víctor Dorado Prado.

Reportaje fotográfico: Jesús Monroy.